Enrique Cruz (h)
Fue muy poco lo que se vio en el primer tiempo. En Olimpo, el orden defensivo apuntalado fundamentalmente en un gran trabajo de Furios; en Colón, sólo el empuje y las ganas de Romero por derecha y algunos encuentros de Bíttolo y Clemente Rodríguez por izquierda. Pero con Ledesma ausente, con Poblete impreciso y con Cristian García sin gravitar y solitario en ofensiva, fue muy poco lo que generó Colón del medio hacia adelante. Apenas una buena jugada de Romero que terminó con un remate cruzado que se fue cerca.
A todo esto, lo de Olimpo también fue escaso. Se lo buscó mucho a Amoroso, pero a excepción de alguna desinteligencia inicial, la labor de Conti y el buen complemento de Lazzaroni se hicieron sentir para solidificar la estructura defensiva de Colón.
Furios empezó a crecer en forma exponencial y se transformó en un vallado insalvable para un Colón de poca claridad en los metros finales de la cancha. El partido fue transcurriendo sin emociones, con un Colón más activo en el manejo de la pelota, quizás aprovechando que la iniciativa le fue cedida por un rival que veía pasar los minutos con buenos ojos, porque eso significaba que la primera parte del negocio estaba concretada.
Sobre el final se gestó una interesante jugada por derecha, la pelota cayó en poder de Bíttolo quien se terminó acomodando para su pierna menos hábil –la derecha- sin consecuencias para Champagne. La respuesta de Olimpo fue un centro de Amoroso que cabeceó Klusener por encima del travesaño. Poco y nada para un primer tiempo gobernado por las limitaciones de los dos equipos.
Colón avisó en el arranque del segundo tiempo, cuando Ledesma habilitó a Romero por derecha, éste colocó el centro bajo al medio y García, luego de dominarla, le pegó de media vuelta y el balón se estrelló en la parte exterior de la red. Fue buena y clara, teniendo en cuenta lo poco que había construido Colón hasta ese momento.
Todos los intentos, de uno y de otro, se diluían cuando se acercaban al área. El partido fue entrando en un terreno de mediocridad, impotencia y una alarmante levedad ofensiva por parte de los dos.
Hasta que a los 15 minutos se produjo una brillante maniobra individual de Romero, que enganchó ante la marca de tres rivales, enfrentó a Furios y el volante rojinegro colocó la pelota por encima del cierre de Furios, dejando prácticamente sin chances a Champagne. Un bonito gol, producto de una acción aislada e individual que, inclusive, le motivó un fuerte dolor en uno de sus aductores y su salida de la cancha, provocando el ingreso de Villarruel en su lugar. Había sido –Romero- el jugador más peligroso y determinante de Colón. Pasaron, además, un poco más de 400 minutos desde que Champagne había recibido el último gol en su propio arco.
Estuvo obligado a arriesgar Olimpo a partir de ese momento, posiblemente apelando a una estrategia que no había preparado. Se soltó un poco más Martínez por derecha, Perazzo le pidió a Mansilla que hiciera algo más por izquierda, pero en general le costó arrimar peligro producto de sus propias limitaciones (es un equipo que perdió y no reemplazó debidamente a dos buenos delanteros como Valencia y Cuero). Muchos centros que fueron fácilmente despejados por Conti, Lazzaroni y el mismo Broun. En el momento en que se producían las primeras modificaciones (Royón y Vera Piriz por Klusener y Cobo), se produjo un apagón general de la luz. Iban 27 minutos del segundo tiempo y el partido estuvo parado siete minutos hasta que volvió la iluminación.
Con Porcari por Encina, Perazzo agotó su cuota de cambios. A todo esto, Colón recuperaba la pelota lejos de Broun, la manejaba bastante bien cuando pasaba por los pies de Ledesma y con escaso brillo, justificaba la victoria. Faltando pocos minutos, una molestia en la parte posterior del pie derecho de Lazzaroni obligó al ingreso de Landa (silbado desde las tribunas), mientras que Javier López le quiso dar un poco más de manejo y cuidado de la pelota con la entrada de David Ramírez por Poblete.
Ya jugándose los diez minutos de descuento que dio Echenique, llegó un remate violento de Villanueva desde afuera del área que se fue cerca del palo derecho. De lo poquito que generaba el insulso equipo de Perazzo. Y enfrente, Bíttolo buscó aprovechar un roce con Furios adentro del área para dejarse caer, en una jugada que la gente de Colón protestó pero en la que no dio la impresión que hubiera falta.
En el mismo final, lo bajaron a Bíttolo cuando era habilitado por David Ramírez. Una buena ocasión para el Mago, pero la pelota pegó en la barrera y se fue al córner. Ya no hubo más nada que inquietara a los arcos y así Colón pudo, por fin, gritar su primer triunfo en la vuelta a Primera, luego de cuatro meses de aquella victoria ante Boca Unidos en el mismo Centenario.