Colón vive destrozando a sus ídolos: “Bichi”, Farías, “Pulga”…
Se podría decir que lo de “Facu” Garcés tiene culpas compartidas y que Marcelo Saralegui pagó caro su error como DT. No hay respeto, no hay agradecimiento. También Bernardi por la puerta de atrás.
Uno máximo goleador, el otro capitán y símbolo del campeón. Hoy comparten esa rara sensación de olvido.
El famoso y viejo mote de “Ciudad Cordial” pasó a ser en el fútbol de Santa Fe algo así como “Ciudad Auto-destructivo”. De un tiempo a esta parte, el balompié de la ciudad (aclaro que esta columna es de Colón pero Unión sufre la misma enfermedad: sus dos campeones del mundo que son Leopoldo Jacinto Luque y Nery Alberto Pumpido están casi escondidos) tiene enclavado este mal.
Camino a los 36 años en este oficio, soy de una generación donde “Ploto”, la “Chiva”, “Cococho”, “Villita” y todo ese ballet (de pie, señores) eran intocables adentro y afuera del FONAVI. Pero en los últimos años, el fútbol de Santa Fe en general y Colón en particular sufren de amnesia.
Primero “Bichi”, después “Facu" y ahora “Pulga”. En menor escala, Christian Bernardi. Todos, en mayor o menor medida, están dolidos con el club donde tocaron el cielo con las manos. Se sienten defraudados, mal tratados, decepcionados. Algunos lo dicen, otros se quedan en silencio. En realidad, ellos supieron hablar con la pelota. Y obsequiaron algo que no tiene precio: alegría a la gente.
Pocos jugadores quieren tanto a Colón como Fuertes.
Esteban Oscar Fuertes es el jugador que más veces usó la roja y negra en el profesionalismo, máximo goleador en los registros de AFA y dos veces “Pichi-Bichi” del balompié criollo con la sangre y luto. El “20” gritó 144 goles en 302 partidos con esta camiseta. No pasó antes de “Bichi”…no va a pasar más después de “Bichi”.
Se sintió usado, tirado, abandonado. Le dijeron “agarrá tres partidos de DT, poné la cara y después te ponemos de manager”. Salió mal como DT, lo despidieron como un perro y nunca más lo llamaron. Le mintieron en la cara.
En el podio de ídolos sabaleros. El tucumano llevó al club a lo más alto.
Facundo Farías debe ser el caso del futbolista más resiliente en los últimos tiempos de nada. Sólo la “Joya” de dónde salió, qué peso lleva encima y cómo se las arregla desde que perdió todo en una edad donde todos tenemos de todo.
De la misma manera se siente usado, estafado, engañado. Dejó el 15 por ciento de una transferencia millonaria a la MLS para jugar con Messi y siente que ese porcentaje, donado para las inferiores, se perdió en el fondo del Salado. Vale la bronca de “Facu”, aunque no banco el posible juicio a Colón que creo se fue desinflando.
Y ahora este último capítulo con Luis Miguel Rodríguez. El “Pulga”, siendo todo-campista, gritó 38 goles en 101 partidos. Jugó dos finales y lo llevó a Colón a jugar una tercera en Santiago del Estero. Es subcampeón Conmebol de la Sudamericana 2019 y campeón de la Copa de la Liga en 2021.
El pibe de oro con la Copa del 2021. Farías dejó el club para jugar en la MLS.
Hace seis meses, jugando en Primera División, preparaba para esta altura del año su retiro en Atlético Tucumán: partido-despedida con estrellas, serie de su vida en Netflix, biografía autorizada a una editorial y línea deportiva propia. Hasta que lo llamó Colón (Godano) y le pidió que vuelva porque peligraba la categoría.
Dejó todo y se vino. Lo trajeron como salvador a un equipo que era un verdadero tren fantasma. Ni Messi acomodaba ese Colón. Ahora, con la ilusión de arrancar de cero, le dicen que se vaya. Le deben cinco meses y tiene firmado por 12 meses más todo el 2026. No lo dejan ni siquiera arrancar como quinto delantero.
La "picadita" inolvidable de Bernardi para ganarle a Racing en 2021. Foto: Pablo Aguirre / archivo.
Según Alonso, el “corte” de “Pulga” es de Colotto y de Medrán. En el caso del primero, está recién llegado y ni conoce el club; el segundo gana un partido como entrenador cuando se muere un Obispo en Roma. Increíble pero real. Más ridículo no se consigue.
Así la historia reciente se repite. Primero “Bichi”, después “Facu”, ahora “Pulga” y si no cambiamos de mentalidad en Santa Fe, la historia seguirá igual o peor. En Colón o en Unión, que es lo mismo.
Si no hay memoria, si no hay respeto al pasado…es complicado tener futuro. “Cococho”, “Villita”, “Ploto”, la “Chiva”…eran intocables. No pasaba por la guita, la gente los cuidaba. Ahora, da todo lo mismo.
Garcés y un centenar de partidos con la rojinegra.
Me fui al año 1935 y le pedí el cierre de esta columna a un tal Enrique Santos Discépolo: “Vivimos revolcaos en un merengue…y en el mismo lodo todos manoseaos. Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador...¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!. Lo mismo un burro que un gran profesor”.