El querido “Gallego” González Riaño lo sentencia: “No hubo otro año igual que aquél 1975”. Y basta con ver que de un lado estaba el Toto Lorenzo, que había dirigido a la selección, venía de dirigir en Europa y lo esperaba un ciclo brillantísimo en Boca; y del otro, el Gitano Juárez, un hombre que le marcó el camino a Menotti para guiarlo a ser lo que fue, para entender que Unión y Colón se habían preparado como nunca para hacerle vivir un gran año futbolero a Santa Fe.
Dicen que para muestra vale un botón:
* 1) Unión, recién ascendido, arrancó el torneo con cinco victorias consecutivas (hecho incomparable e irrepetible).
* 2) Colón estuvo 18 partidos sin perder (toda una rueda).
* 3) Unión le cedió la condición de local a River, fue a jugar ese partido a la cancha de Vélez y le ganó, ante una multitud, al futuro campeón.
* 4) Colón tenía un “equipazo” con jugadores de indiscutida calidad: Baley, Araoz, Villaverde, el Negro Fernández, Cococho Alvarez, Mazo, Carlos López (“jugaba en puntitas de pie”, dice el Gallego), Coscia, Brítez, el Poroto Saldaño.
* 5) Unión tenía otro “equipazo” (Gatti, Baudillo Jáuregui, el León Espósito, Mastrángelo, Victorio Nicolás Cocco, Luque, Miguel Angel Tojo, Víctor Marchetti).
* 6) Aquellos que se quedaron la siguieron “rompiendo” y los que se fueron (el Toto se llevó varios a vivir una época dorada de Boca), terminaron siendo figuras en sus equipos y hasta, en el caso de Leopoldo Luque, campeón del mundo con la selección.
En Santa Fe no había clásico desde 1970. El último había sido uno famoso: el 1 a 0 de Colón en la cancha de Unión con el gol de Mottura. Después, se abrió un paréntesis de cinco años en el que se disputaron dos amistosos. Y los dos favorecieron a Unión, ambos en la cancha de Colón. Uno en el 73 y otro en el 74. Situación que luego se daría a la inversa en el 84 y el 86 (uno fue empate y el otro victoria holgada sabalera). ¿En qué sentido?, en que esos cuatro amistosos se dieron cuando uno militaba en Primera y el otro en el ascenso, con lo cuál las consecuencias fueron muy duras para el que perdió, no sólo por el hecho de caer ante el clásico rival sino por hacerlo con ese mismo rival jugando en la categoría inferior, algo que incrementó la frustración del momento.
Aquél encuentro del 30 de abril de 1975 que terminó 0 a 0 (Unión estuvo más cerca, según tituló El Litoral) tuvo otra particularidad que no puede dejar de mencionarse: fue el primer clásico televisado en directo. Lo llevó adelante Canal 13 y en esa transmisión, además del Gallego, también participó un inolvidable periodista deportivo que tuvo la ciudad: Heriberto Osuna.
En ese año tan particular para el fútbol santafesino, con los dos peleando en los primeros lugares, se jugaron cuatro clásicos. Al apuntado de hace 45 años, se suma el 3 a 2 de la revancha en el Centenario, un dramático empate 1 a 1 en la avenida (Unión convierte a pocos minutos del final del partido y Colón le empata prácticamente en la jugada siguiente) y una victoria por 1 a 0 en el último cotejo del año, en el Brigadier López, con el gol del Mono Olivares al Loco Gatti.
Lorenzo y el Gitano era como decir, en ese momento, el duelo de dos entrenadores con diferentes estilos y también con formas distintas de actuar. Cada uno, a su manera, supieron armar dos equipos que deslumbraron. Colón ya lo traía desde años anteriores, con el Vasco Urriolabeitia como armador de ese plantel al que el Gitano le dio el último retoque. Unión lo pergeñó en ese año, aunque varios de los que habían ascendido se quedaron a jugar en Primera y aportaron lo suyo (Silguero, Burtovoy, Sacconi, Barro, Luque, Bravi y Fredes, entre otros). Por un lado Eugenio Marcolín y por el otro Super Corral fueron los artífices de aquél año que queda grabado para siempre en la historia futbolera de la ciudad. Y ese clásico del 30 de abril fue un mojón importante. E inolvidable. Por más que haya sido un 0 a 0.
“Che, ¿estos juegan siempre así?”
A mí me tocó empezar a transitar en el periodismo con los dos ascensos, el de 1965 y el de 1966. Pero ese 1975 fue notable. Con el Gitano tenía una relación muy particular, eran tiempos de soltería y noches largas. Recuerdo que lo primero que me pidió fue plata, porque había ganado un auto en una rifa que se hizo en Newell’s, donde él había dirigido y ganó un auto. Lo primero que hizo fue darle las llaves a su esposa. Y cuando puso en marcha el auto, en la calle de atrás de la tribuna oficial del Parque Independencia donde los autos se ponen en 45 grados, se chocó como a once... El auto estaba nuevito, recién estrenado, sin seguro y sin nada... ¡Imagínense!
Me acuerdo de esa transmisión en directo, porque el canal debió alquilar las cámaras y equipos a Canal 3 de Rosario. Yo hice borde de campo. Eran tiempos de mucho contacto y vida social con los jugadores de fútbol. Así que lo disfruté muchísimo.
Unión fue un torbellino en ese partido, un aluvión. En un momento dado, yo estaba ahí, al estilo Tití Fernández, en el medio de los dos bancos, y el Gitano Juárez, que no paraba de dar indicaciones, me mira y me dice: “Che Gallego, decime una cosa: ¿éstos siempre juegan así?”.