Por Alberto Sánchez
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Son los riesgos de esta clase de partidos, en los que se prueban muchas cosas pero se arriesgan otras tantas. En los cuales los resultados son relativos, pero un lugar en el once titular es lo más importante.
Sin dudas, Ronald Raldes, a través de sus rendimientos mostrados en la parte final del campeonato finalizado en diciembre, tenía su puesto asegurado en la última línea del equipo de Mario Sciacqua, para quien se había convertido en un baluarte en la zaga sabalera, junto a Maximiliano Pellegrino.
Pero los accidentes suceden, aún en un ensayo, como el que estaban llevando a cabo en la mañana de ayer Colón y Patronato en el predio colonista. Y de la manera más inesperada, sin un rival involucrado en la jugada, absolutamente solo, el defensor boliviano clavó su botín izquierdo en el piso del campo de juego y eso no le permitió girar el pie, como sí lo hizo su cuerpo, entonces la base del peroné de su pierna izquierda no aguantó.
Muy cerca de la articulación del tobillo, se produjo la lesión ósea, que pudo determinarse con tan sólo la ejecución de una serie de placas radiográficas. Lo que habrá que saber ahora, mediante algunos estudios más exhaustivos, es si se pudieron haber comprometido los ligamentos del tobillo, lo que indudablemente agravaría la situación.
Algunos hablan de tres, otros de cuatro, y hasta hay versiones que adelantan seis meses el tiempo que habrá que esperar para que el zaguero boliviano retorne a las canchas. Lo fundamental ahora es mantener la mente fría, contener al jugador y su familia, confiar en los facultativos que lo intervendrán, y augurar un pronto restablecimiento, no solamente al futbolista, sino a la persona, que en este momento es lo más importante.




