Es imposible que en la Argentina se pueda ser protagonista de dos torneos a la vez. Le pasa a los grandes y se acrecienta con los chicos. Lo de Estudiantes fue casi heroico el año pasado: sexto puesto con 29 puntos en el Clausura 2009 y campeón al mismo tiempo de la Copa Libertadores. River también la jugó y salió octavo, San Lorenzo fue undécimo y Boca, decimocuarto. Interesante fue lo de Lanús: salió tercero en el Clausura (el torneo de la definición agónica entre Vélez y Huracán), sumando 38 puntos, pero en la Libertadores jugó seis partidos y no ganó ninguno, saliendo último en su grupo.
Por eso, la idea de armar dos planteles o de la tan mentada “rotación” está muy arraigada. Y además, a Colón le toca volver a jugar la Copa justo en un año que se complica más todavía por el Mundial, lo cual acorta obligadamente el calendario del torneo local.
Está claro que el Turco Mohamed le dará prioridad a la Copa y que los jugadores considerados “titulares indiscutidos” en su esquema, jugarán ese torneo mientras dure la participación del equipo. De todos modos, eso no quita que Colón olvide la importancia de mantener el excelente promedio que viene acumulando, como prioridad fundamental para su competencia interna.
El ciclo ideal en el fútbol es el de jugar cada siete días. Por eso, el Turco pondrá, casi con seguridad, a muchos de los que jugaron el partido de ida con la Católica —y que jugarán la revancha— en el partido contra Racing. Así, los que jugarán mañana también tendrán un lapso de siete días para descansar y prepararse debidamente para afrontar el tercer compromiso del torneo, que será el sábado de la semana venidera contra Tigre, en Victoria, a tres días de la revancha con los chilenos y ahí sí con los que hoy son “suplentes” para el Turco.
Sin dudas que hay sectores de la cancha que están muy bien cubiertos. Hoy, Colón puede armar dos mediocampos —incluso con cinco volantes como le gusta poner a Mohamed— que son muy competitivos. Posiblemente, haya diferencias entre titulares y suplentes con los de arriba y con algunos de los del fondo, pero se advierte que Mohamed ha estudiado bien la situación para tomar decisiones que disminuyan lo menos posible el grado de respuesta de su equipo ante los distintos avatares de la competencia.
Si Colón no jugase la Copa e iría a Liniers sin Fuertes, Nieto, Capurro, Rivarola y Bertoglio, hablaríamos de un equipo sensiblemente disminuido e improvisado. Hay dos cosas de las que estoy seguro: 1) que Mohamed viene trabajando y pensando esto desde que inició en diciembre la labor con el plantel; 2) que el plantel sabe que tiene que empezar a dar respuestas concretas. Y como si esto fuera poco, se abre el abanico para que los jugadores del club tengan esas chances de jugar que no sobran. Y ellos también deben dar respuestas.




