Tarragona, el pibe de Los Hornos que vuelve a Santa Fe para jugar en Unión y cumplir un sueño de toda la vida

La vida y el fútbol a veces se entrelazan de una manera tan simbólica que parecen guionadas. Es el caso de Cristian Exequiel Tarragona, quien regresa a su ciudad natal como nuevo refuerzo de Unión de Santa Fe, el club del cual es hincha. Desde chico, veía como un objetivo lejano, pero posible.

Orígenes humildes, pasión temprana

Tarragona nació en el barrio Los Hornos, en la ciudad de Santa Fe. Desde muy pequeño mostró su pasión por la pelota, siempre acompañado por su abuela, figura clave en su vida. Como tantos otros chicos del interior, comenzó a hacerse un nombre en la Liga Santafesina de Fútbol. Sus primeros pasos fueron en Santa Fe Fútbol Club, institución formativa de la capital provincial, donde jugó durante nueve meses bajo la dirección de Juanmpi Pumpido y Patita Mazzoni.

Aquel joven delantero ya mostraba condiciones, pero sobre todo hambre, compromiso y humildad. Pronto llamó la atención de Arsenal, y comenzó un largo camino por el fútbol argentino que lo llevaría por distintas categorías y clubes, marcando goles a lo largo y ancho del país.

El recuerdo del aula en la República de Uruguay

El impacto de Cristian no fue solo futbolístico. Quienes lo conocieron de niño lo recuerdan como un pibe inquieto, pero de buen corazón. Uno de ellos es Pato Alessio, reconocido maestro y periodista ligado a la Liga Santafesina, quien lo tuvo como alumno en la Escuela República del Uruguay. Su relato pinta de cuerpo entero al Tarragona niño: "Era un pibe travieso, buen alumno, respetuoso. Lo destaco porque todos los días llegaba con su abuela, que lo traía y lo pasaba a buscar. Para nosotros, ella era 'la abuela Tarragona'. Él es fanática de Unión, siempre hablaba de fútbol y alentaba a todos a jugar. Era un niño feliz con una pelota en los recreos. Lo que más me emociona es que, años después, me lo encontré en un partido de reserva de AFA y me dio un abrazo enorme. Me reconoció como su maestro. Esas son las cosas que te llenan el alma. Hoy es una persona sencilla, con un sentido de pertenencia tremendo. Nunca se olvidó de su origen, y eso lo hace aún más grande", relató su maestro de primaria.

Alessio también rememora el paso de Cristian por las aulas junto a docentes como las señoritas Ema y María Ester, otras figuras que formaron parte de su educación y contención durante la infancia.

La vuelta al origen: un ídolo en casa

El tiempo pasó, pero el vínculo de Tarragona con Santa Fe Fútbol Club sigue más vivo que nunca. Fernando Yori, actual presidente de la institución, destaca la calidez y humildad del delantero, quien jamás perdió contacto con el club: "Con Cristian quedó una muy buena relación. Siempre que vuelve a Santa Fe, se pega una vuelta por el club. Incluso, cuando está de descanso, entrena acá. Hay una foto hermosa con uno de nuestros pibes, Tomás, que lo tiene como ídolo. Eso te demuestra lo que representa para los chicos, y lo importante que es que los referentes mantengan ese lazo".

En cada regreso, Tarragona se mezcla con los más chicos, charla con los entrenadores, revive anécdotas y comparte entrenamientos con una sonrisa. Para los más jóvenes, es el ejemplo vivo de que se puede.

Una carrera hecha a pulmón

Cristian Tarragona no la tuvo fácil. Lejos de los flashes prematuros o las oportunidades cómodas, debió ganarse cada lugar en cada club. Desde sus inicios en Arsenal, pasó por Tiro Federal, Santamarina, Juventud Unida de Gualeguaychú, Platense, Patronato, Vélez, Talleres, y Gimnasia, entre otros. En cada uno dejó su marca goleadora, siendo un delantero de carácter, presencia y sacrificio.

Rompe redes, pero también rompe prejuicios. Demuestra que el talento sin esfuerzo no alcanza, y que la humildad es un valor que cotiza alto, incluso en el fútbol profesional.

Un regreso con sentido

Su arribo a Unión no es una casualidad. Es una historia que se conecta con el pasado, con su barrio, con su abuela, con la escuela y el club que lo formaron. Es un regreso cargado de emoción, pero también de compromiso.

No viene a retirarse: viene a aportar experiencia, goles y temple. Viene a devolver un poco de todo lo que el fútbol santafesino le dio. Viene a dejar poner su impronta en la institución que su abuela alentaba desde la tribuna y que él, desde el potrero, miraba con ilusión.

Cristian Tarragona llegó a Unión, pero en realidad nunca se fue del todo de Santa Fe. Porque los que no olvidan sus raíces, siempre están cerca, aunque la vida los lleve lejos. Y hoy, en su ciudad, el pibe de Los Hornos vuelve a vestirse de esperanza.