José Vittori / [email protected]

Es un ave que muy pocos observadores y estudiosos han visto alguna vez. Saben que existe pero por sus hábitos crípticos es prácticamente invisible para la gente común, y también para los expertos. Hace unos días sorprendió a unos vecinos de la ciudad, quienes tras los controles la devolvieron a su ambiente natural.

José Vittori / [email protected]
El 22 de abril por la noche, Leandro y Priscila terminaban su jornada de nuevas rutinas impuestas por un confinamiento general, y un virus singular. El paseo con los perros por Guadalupe Oeste ahora se restringía al patio delantero de la casa, y esa era la última estación antes de irse todos a dormir.
Al abrir la puerta esa noche, uno de los perros se abalanzó sobre un animalito alado que se arrastraba por el sucinto jardín. Alarmado por la posibilidad de que fuese un murciélago, Leandro le ordenó que lo dejara, y cuando lo hizo el primero, lo relevó el más juguetón del dúo canino, que se llevó la presa hacia el interior de la vivienda. Allí cedió a la voz de Leandro y, mirándolo como si tuviera otra cosa que hacer, lo soltó delicadamente sobre el piso. Cuando repararon en el forastero, advirtieron que nunca habían visto un ave así, y no eran los únicos.
El “burrito de pecho gris” (Laterallus exilis) es casi un anhelo entre los observadores de aves. Saben que existe pero sus hábitos crípticos lo hacen prácticamente invisible para la gente común, y también para los expertos.
Más tarde, Pablo Capovilla, un estudiante de veterinaria y conspicuo fotógrafo de aves, lo identificó cuando Leandro lo publicó en Facebook a modo de consulta general, y le propuso liberarlo en la Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria (RECU). Se pusieron en contacto con Cristian Walker, coordinador de la RECU, quien activó un protocolo para restituir el ave a su hábitat. Entonces, lo examinó el médico veterinario José Moscovich, un estrecho colaborador de la Reserva, quien determinó que estaba en condiciones óptimas para regresar a su ambiente natural.
Finalmente, ya repuesto de los sustos y con buen ánimo, el inédito visitante se reintegró al paisaje palustre en la Reserva Ecológica de la Ciudad Universitaria.
Mapa de distribución: https://ebird.org/species/grbcra1?siteLanguage=es_AR
Camuflaje gris
Pero ¿cómo llegó ahí? Primero hay que saber que la familia de los “rállidos” está compuesta por grupos de hábitos palustres (que viven en inmediaciones de lagunas y pantanos), como las gallinetas, gallaretas, pollas de agua y también los burritos. Estos últimos son los más difíciles de ver, y el “burrito de pecho gris” con sus escasos 14 cm. aparece entre los más elusivos de su grupo. Además de su comportamiento, su patrón de coloración, descripto por su cabeza y pecho gris, el dorso de su cuello de color castaño y el barrado de sus flancos, funcionan como un efectivo camuflaje para permanecer oculto.
Por otra parte, en la Argentina se registran sólo 24 hallazgos de esta especie hasta la fecha, y todos acontecidos en el área que describen las provincias de Chaco, Formosa, Misiones y Corrientes, al menos 4º de latitud al norte de la ciudad de Santa Fe. Allí se solía trazar la frontera meridional de una distribución discontinua, que comienza en Centro América.
Pues bien, Walker sugiere que como en nuestro país esta especie se distribuye por los ambientes lacustres y ribereños de la alta cuenca del Plata, es muy posible que la naturaleza continua del trazado litoral haya funcionado como corredor o ruta de desplazamiento, tal como ocurre con tantas otras especies. Una particularidad de su comportamiento es que emprende vuelos nocturnos. Por ello también es probable que al buscar otros espejos de agua (seguramente partió de la laguna Setúbal), haya encontrado algún obstáculo que lo puso en tierra.

Habida cuenta de que la ciudad de Santa Fe se levanta entre los sistemas del Salado y el Paraná, con las consiguientes migraciones que fluyen sostenidamente entre ambas cuencas, conviene recordar que esta no es una situación inusual. Por ello, Walker recuerda que la Fundación Hábitat y Desarrollo se ofrece para colaborar en situaciones de esta índole. Por consultas, comunicarse al teléfono: (0342) 154-493611.