Algunas áreas de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba y La Pampa comparten la condición de zona endémica de la Fiebre Hemorrágica Argentina, una zoonosis (enfermedad transmitida por un animal) no erradicable pero con una herramienta de prevención y una cura al alcance de la mano. Por eso el Ministerio de Salud, a través de la Dirección Provincial de Epidemiología, señaló la importancia de vacunarse a mayores de 15 años que viven en zona endémica (en áreas en donde circula exclusivamente esa enfermedad), y apeló a que las personas que se curaron donen plasma, único tratamiento disponible y efectivo que salva vidas, en el 99 por ciento de los casos.
El sur de Santa Fe es zona endémica
Recomiendan recibir la vacuna contra fiebre hemorrágica y donar plasma
Es obligatoria y gratuita desde los 15 años. Además, quienes sobrevivieron a la enfermedad, tienen en su sangre la cura para los que se enferman. Advierten sobre casos en áreas urbanas y periurbanas, y en población pediátrica que aún no puede ser inmunizada.
La coordinadora de Epidemiología de la Zona Sur, Florencia Galatti, explicó que la "FHA es una enfermedad infecciosa endémica en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, sur de Córdoba, sur de Santa Fe y norte de La Pampa, que puede afectar fundamentalmente a los trabajadores rurales. La produce el virus Junín, que tiene su reservorio en roedores silvestres de la especie Calomys musculinus, o más conocidos como 'laucha manchada', 'laucha del maíz' o 'ratón maicero' ".
Es una enfermedad viral grave, que puede llegar a tener hasta un 30 por ciento de letalidad. El único tratamiento que logró descender la letalidad del 30 al 1 por ciento es el plasma de convaleciente; es decir, de quien tuvo la enfermedad y se curó, gracias a los anticuerpos presentes en ese componente de la sangre que, justamente, recibió de otro donante". Una práctica desarrollada años atrás por el Dr. Julio Maiztegui.
Cómo se transmite
La FHA se contrae por contacto directo con los roedores, con su orina o materia fecal, a través de la piel por pequeñas lastimaduras, o al inhalar el virus cuando estos fluidos o excretas del animal se aerosolizan.
También, un objeto contaminado llevado a la boca; o las hierbas contaminadas, llevadas por el viento, pueden entrar en contacto con la boca, ojos o nariz, y contagiar.
Más donantes
La donación de plasma se volvió una práctica conocida durante la pandemia de Covid-19 en el marco del ensayo clínico nacional para establecer su capacidad de prevenir una evolución grave de la enfermedad. Sin embargo, se aplica históricamente para el tratamiento de la FHA. En efecto, Galatti, hizo un llamado "a la conciencia y solidaridad de las personas que se curaron de Fiebre Hemorrágica para que donen plasma", fundamentalmente porque la población menor a 15 años no puede recibir la vacuna, llamada Candid #1.
"Del mismo modo en que ellos salvaron sus vidas gracias al plasma de donantes, pedimos que mediante una simple donación de sangre ayuden a salvarle la vida a otra persona". El plasma conserva anticuerpos contra la FHA toda la vida, pero de todos modos se analiza y se mide una vez obtenido en laboratorio para asegurar su efectividad. De modo tal que la persona puede ser donante habitual de plasma.
La cantidad de donantes disminuyó sensiblemente a través de los años, y el contexto de pandemia por Covid-19 dificultó aún más la tarea, por lo cual se hace imperiosa la búsqueda y mantenimiento de los contactos.
Signos de alerta
La referente de Epidemiología Zona Sur precisó que la FHA se presenta como un sindrome febril agudo, pero que hay aspectos diferenciales que pueden incrementar la sospecha.
"Si bien se presenta con fiebre, dolor de cabeza, retrocular, en las articulaciones, astenia, decaimiento, malestar general, puede aparecer sangrado de encías, o al orinar, o lesiones en la piel", describió.
La importancia del diagnóstico oportuno es fundamental. Y la persona que consulta, como asimismo el médico o médica que la recibe, deben tener en cuenta si en los últimos 15 días previos viajó a zona endémica, o vive o trabaja en zona rural endémica. Y, fundamentalmente, si en cualquiera de los dos casos anteriores, no recibió la vacuna Candid #1, incorporada en el calendario nacional obligatorio y gratuito, para la población que vive o trabaja en zona endémica.
"Luego del contagio, la enfermedad tiene un período de incubación de una o dos semanas (7 a 14 días), momento a partir del cual comienzan los síntomas. Desde el día 1 en que esos síntomas comenzaron, la persona debe recibir el plasma de convaleciente antes del día 8 para que el tratamiento sea efectivo. De lo contrario, el desenlace puede ser fatal", concluyó Florencia Galatti.
Casos pediátricos y urbanos
La coordinadora de Epidemiología de la Zona Sur, Florencia Galatti, explicó que comenzaron a reportarse casos de Fiebre Hemorrágica Argentina en ambientes urbanos y periurbanos, como también en niños o niñas que no pueden ser inmunizados mediante la vacunación.
"Hemos visto casos de personas con antecedente de viaje a zona endémica; o bien en ciudades como en Rosario, contagios en personas que están en contacto con trabajadores o transportistas rurales, como sucede en el mercado abastecedor de frutas, verduras y hortalizas", describió la infectóloga.
Y advirtió: "Esto merece especial atención tanto en la población como en los equipos de salud, porque se corre un riesgo alto de no sospechar ni diagnosticar la enfermedad a tiempo".
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