En los últimos días, se dio a conocer la situación de cuatro niños solos en su casa del barrio Santa Rosa de Lima, que estaban con poca comida y escaso abrigo. La foto de los hermanos generó preocupación y despertó opiniones encontradas, referidas a una problemática social que afecta a una gran porción del país.
"Esa foto es el reflejo de 19 millones de personas en situación de pobreza", destacó el Padre Matías Vecino, párroco de San Cayetano y vicario episcopal para la Pastoral Social de Santa Fe, en una entrevista con El Litoral.
En este caso ocurrido en el barrio santafesino intervino la Subsecretaría de la Niñez, que decidió que los niños queden al resguardo familiar, pero con intervención del servicio local que brinda la Municipalidad.
-¿Considera que la pandemia hizo crecer los hechos de violencias hacia los niños?
-La pandemia agravó y acentuó algunas cosas que en realidad vienen existiendo desde hace mucho tiempo.
-¿Cómo analiza de la situación de los chicos abandonados en su casa de Santa Rosa de Lima?
-La imagen del rancho, los chicos solos, con sus papás que quizás tienen que salir muy temprano a ganarse la moneda y no tienen con quién dejarlos, con todos los riesgos que implica para los niños que queden a merced de algún tipo de violencia, o lo que fuere; no es una realidad nueva. Tranquilamente esa fotografía también podría ser de nuestra Argentina y Santa Fe, si la sacamos 5, 10 o 25 años atrás.
En los extremos de la vida, los niños y los ancianos son de la franja más vulnerable, y en una sociedad marcada por la eficiencia y el consumo, quedan al margen. Si a eso le sumamos que pasan por situaciones de extrema pobreza, solemos mirar para el costado con indiferencia. Los jóvenes también son un sector muy vulnerable y expuestos a situaciones realmente difíciles, generalmente por la falta de oportunidades.
-¿Hay responsabilidades compartidas para que se den estas situaciones que no se quieren mirar?
-La realidad es compleja y son cuestiones estructurales, enquistadas y repetitivas: la falta de viviendas dignas, de acceso a los servicios básicos, de alimentación adecuada, de oportunidades, de formación y trabajo, agravadas con violencias, entre tantos.
Tendemos a pensar que la responsabilidad es del otro, pero todos somos responsables como sociedad. Pensamos en la responsabilidad de los gobiernos y las políticas públicas, pero también en la empatía social, quienes más sufren son argentinos, son nuestros hermanos, inocentes y vulnerables.
-¿Es correcto apuntar hacia los padres?
-En el caso de los niños de Santa Rosa no conozco la situación en toda su complejidad, pero como sociedad tendemos a pensar en la responsabilidad de esos padres, y repetimos sin pensar: "Que padres desgraciados". Quizás la realidad es que esos padres salen a buscar un sustento, para tal vez comer a la noche. No sabemos incluso cómo esos padres vivieron en sus propias infancias, quizás criados de la misma manera. Es una situación que se repite desde hace muchas generaciones.
El rol de las instituciones
-La falta de contención en ámbitos que eran comunes antes de la pandemia, como por ejemplo una escuela o un club ¿Agravó más la realidad de los más vulnerables?
-No soy un especialista, pero estoy en contacto con estas realidades. Considero que no se dimensiona el gran trabajo que hace la escuela, siempre nos quejamos de la educación o de los docentes, y ahora nos estamos dando cuenta de lo importante que es para muchos de esos chicos, que quedaron sin la socialización, sin las maestras que les enseñen o sin el plato del mediodía que las escuelas les brindan en sus comedores o copas de leche, esa comida que tenían asegurada. Hoy nos damos cuenta del enorme trabajo que hacen las escuelas.
También del trabajo silencioso de comedores comunitarios, de las parroquias, las Cáritas que estuvieron cerradas, y sumamos a esto la importancia de los clubes, del deporte, de los espacios de encuentro y cuidado para los niños y adolescentes. Es un tema bastante complejo, pero es importante poder mirarlo y tratar de pensar en eso, para fortalecer el tejido social y construir redes que den respuestas a las necesidades.
-¿Cuál es el punto de partida para empezar a resolver estos problemas?
-Es una pregunta difícil de responder. Con la Pastoral Social de Santa Fe venimos pensando y trabajando en algunos temas hace un tiempo, y también el Papa Francisco nos enriquece con la Encíclica "Fratelli Tutti". La encíclica contiene muchos puntos interesantes acerca del diálogo social.
En el equipo pastoral, estamos reflexionando continuamente y haciendo nuestros aportes en diferentes ámbitos. Son temas súper importantes en la Argentina de hoy, donde cada uno tironea la cuerda para su lado y cuida su propio sector, quedándonos en particularismos y en expresiones como "mientras a mí no me pase".
Creo que Argentina es un país de enormes recursos, no solamente económicos, sino también humanos. Somos un país con corazón, solidario, un país con pasión, familiero, donde la amistad es un valor muy importante. Y en vez de estar juntos y remar juntos para el mismo horizonte, muchas veces estamos peleados y divididos. Tenemos que empezar a poder juntarnos con el que piensa distinto, ponernos en su lugar y tratar de armar algo juntos.
El Padre Vecino forma parte de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Santa Fe, que tiene entre sus objetivos contribuir a la construcción del tejido social y al desarrollo de la subjetividad de la persona.
"La mano operativa de la Iglesia siempre ha sido Cáritas, que tiene su lugar en cada parroquia y tiene llegada a cada barrio. En la Pastoral Social somos un equipo bastante chico, de unas 20 personas, y lo nuestro no es tan operativo, sino que realizamos una tarea de reflexión, formación y difusión de la actividad social de la Iglesia, dentro y también fuera de ella. La pastoral tiene un sentido educativo y de diálogo con instituciones", comentó el párroco, y agregó que dentro de su grupo hay un área destinada a infancias y adolescencias, que busca plantear estos problemas de vulnerabilidad, "de hecho lo que más preocupa en estos momentos es la educación de los chicos", mencionó el vicario episcopal.