No tengo dudas: entre los cargos políticos más desafiantes, el de intendente de una ciudad puede encabezar la lista. Es que hay tantos críticos e intendentes como habitantes tenga el lugar. En las comunidades pequeñas, ese cargo –el titular del Ejecutivo de cualquier pueblo o ciudad- es de tiempo completo y de máxima responsabilidad, porque también es real que a veces la gente no entiende de jurisdicciones y no discrimina si un problema es federal, provincial o municipal: el intendente es el culpable.
Hecha esta reflexión genérica y expiatoria, la gestión del intendente Emilio Jatón no termina dejando una muy buena imagen. Ni siquiera una buena imagen. Más bien, fue una gestión con claros y oscuros, con puntajes medios.
Mirá tambiénVirtudes y falencias en las obras que se hicieron y las que quedaron pendientes en la gestión JatónEl idioma castellano es cruel en este punto: califica como mediocre a aquello que es mediano o regular, tirando a malo en cuanto a su calidad, valor, interés...
Quizás, entonces, mediocre es una calificación que puede parecer injusta o excesiva. Pero sí estoy seguro que la percepción de los miles de intendentes que tiene esta ciudad (sus habitantes, nosotros, los ciudadanos) no la tildan de “buena”.
Mirá tambiénLa basura y la falta de mantenimiento reinan en los espacios verdes de Santa FePruebas al canto: Emilio Jatón su postuló para ser reelecto y no pasó la interna del Frente al que pertenece. Dicho en otras palabras: la gente quiso cambiar de intendente.
Y, para decirlo de una vez, la gestión mostró mejores intenciones que concreciones.
Mirá tambiénColectivos detonados de gente, coches en mal estado y una tarifa entre las más altas del paísTuvo un norte, estableció ejes, pudo haber sido incluso ambiciosa en su formulación; pero fue quizás dubitativa, a veces errática y unas cuantas veces débil en las ejecuciones, que es el punto en que una política sale de la plataforma y del plano de las ideas y cae al territorio, se corporiza (o no), se materializa. Y aquí prevalece esa clásica distancia que a veces hay entre expectativa y realidad; entre el relato y lo discursivo versus, otra vez, la impiadosa realidad...
Porque la realidad dice que las calles están rotas y algunas muy rotas; y que hay cosas básicas apenas o deficientemente resueltas.
Mirá tambiénCalles rotas: sólo 8 fotos del centro santafesino exponen el pésimo estado de las arterias de la ciudadY se marca como un debe importante haber “descuidado” lo que Santa Fe no debe descuidar nunca: la cuestión hídrica. Para la provincia tres años de sequía es una catástrofe. Pero para la ciudad es o fue una oportunidad perdida de trabajar en esa línea, sumando obras a lo hecho por gestiones anteriores. No sucedió y dos lluvias sobre el final del mandato pusieron dudas sobre la consistencia de lo (no) hecho en la materia; además de preocupación y temprana marcada de agenda a la gestión que viene...
El Litoral realizó una serie de notas, a modo de balance, sobre diferentes aspectos de la gestión saliente, que compartimos con nuestros lectores.
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