Esta semana se conoció que el gobierno de la provincia de Santa Fe otorgó una ayuda económica para que se pueden realizar trabajos de conservación, arreglo y puesta en valor de la Catedral Metropolitana de la ciudad capital.

En carácter de subsidio se le otorga al Arzobispado el monto de 75 millones de pesos para poner en valor el edificio catalogado como Monumento Histórico Nacional desde 1942.

Esta semana se conoció que el gobierno de la provincia de Santa Fe otorgó una ayuda económica para que se pueden realizar trabajos de conservación, arreglo y puesta en valor de la Catedral Metropolitana de la ciudad capital.
Emplazada en el Casco Histórico, sus muros fueron levantados hace más de 100 años y en la actualidad necesitaban manutención. De ello dio cuenta El Litoral con sendas notas que reflejaron la preocupación de la comunidad vinculada a la iglesia.
Así las cosas, con la publicación del decreto provincial n° 3148, el gobierno de la provincia dio a conocer que destinará 75 millones de pesos para los trabajos requeridos en el edificio antiguo.
“En carácter de subsidio con cargo de oportuna y documentada rendición de cuentas de su inversión, para ser destinada a solventar los gastos que demanden la restauración y puesta en valor de la casa de la Iglesia Matriz de Santa Fe – Catedral Metropolitana y que será abonada mediante cheque o transferencia, según indicación superior al momento de realizarse el pago”, se detalla en el documento.
El decreto está firmado por el gobernador Maximiliano Pullaro y el ministro de Gobierno e Innovación Pública, Fabián Bastia.

A mediados de este 2025, El Litoral dio cuenta que, a raíz de un problema de cañería y desagüe, se realizaron trabajos en el histórico lugar. Mientras se picaron los revoques de las paredes, quedaron al descubierto los antiguos muros del edificio.

“Estamos contentos porque lo detectamos rápido cuando vimos las manchas por las filtraciones de agua. Teníamos muchas dudas porque es un edificio histórico, con técnicas constructivas viejas que desconocemos”, explicó en ese artículo el arquitecto Raúl Comuzzi.
“Este es el inicio de varias obras que vamos a tener que seguir haciendo ya que el edificio tiene sus años y está comenzando a mostrar el paso del tiempo”, destacó el arquitecto Comuzzi y explicó que exteriormente “se resolverá el problema de las bajadas pluviales y se sacarán los revoques deteriorados para restaurarse respetando su construcción original”.

Cabe recordar que la Catedral tiene sus orígenes en los mismos inicios de la ciudad actual, tras la mudanza de lo que hoy es Cayastá. Los problemas edilicios de aquellos tiempos hicieron necesarios mejorar las construcciones. Fue así que entre 1747 y 1751 empezó a levantarse el nuevo templo, de tres naves con cielorraso de caña, paredes de tapia y una torre campanario.
Los primeros cambios datan de 1832 y 1834, cuando se construyó la actual fachada en estilo neoclásico italiano, obra del arquitecto catalán Juan Roque. Sobre finales del siglo XIX (1897) la iglesia se convirtió en catedral, y en 1934, en catedral metropolitana.
A partir de 1940, se emprendieron obras para adecuar la iglesia a su nuevo rango. Se ejecutaron los cielorrasos de falsa bóveda de cañón corrido en la nave central, y de falsas bóvedas de aristas en las naves laterales. Las últimas intervenciones se realizaron después de 1982, al eliminarse la antesacristía y la contrasacristía para ser convertidas en capillas.

Otra fecha importante para el edificio fue 1942. Ese año, el gobierno nacional declaró a la iglesia como Monumento Histórico Nacional, rango que compartió en ese momento con otras construcciones antiguas, tales como: Convento de San Francisco, Casa de Estanislao López, Casa de Simón de Iriondo, La Estanzuela (que perteneció a Pascual Echagüe), la casa de los Aldao y el Templo de la Inmaculada.
“Reedificada a raíz de encontrarse en malas condiciones en 1774, se terminó en 1834. En este templo están enterrados los doctores José de Amenábar y Simón de Iriondo”, describió el documento a la Catedral santafesina.