El dato político de la semana en la ciudad tuvo epicentro en el Concejo Municipal, luego de que el 10 de febrero pasado el Ejecutivo ingresara el proyecto de Presupuesto 2020 y una reforma tributaria, que contemplaba nuevas formas de calcular la TGI y el DReI, con aumentos.
Como hacía tiempo no pasaba, en solo 7 días, los 17 ediles, de 4 bloques diferentes construyeron acuerdos, hicieron ajustes, y aprobaron ambas ordenanzas. Antes tuvieron dos reuniones con la secretaria de Hacienda, Carolina Piedrabuena, y unas cuantas más con referentes del sector comercial y productivo. Sólo dos ediles de Cambiemos votaron en contra de la reforma, y hubo algunas abstenciones a artículos particulares. Pero en términos generales, si bien hubo cambios, no se afectó la proyección de gastos y recursos del Ejecutivo.
La sesión extraordinaria, y las negociaciones previas, fueron un primer ensayo de lo que seguirá una vez que arranque el año legislativo, con el discurso de apertura de sesiones del intendente Emilio Jatón -el primero de su gestión-, previsto para los primeros días de marzo.
Es el Concejo que le toca presidir a Leandro González, referente del oficialismo, y el facilitador de un proceso de diálogo e intercambio entre el Ejecutivo, las entidades afectadas y el resto de los legisladores para encontrar los “equilibrios” que posibilitaron una rápida sanción de dos herramientas clave para la gestión municipal.
— ¿Cómo se lograron los consensos en tan poco tiempo para aprobar los cambios que proponía el Ejecutivo a la Ordenanza Tributaria, sin afectar los números proyectados en el presupuesto?
— Una vez que ingresó el mensaje (el 10 de febrero) hubo un trabajo a destajo de todos los concejales para evaluarlo. Por las características de la propuesta (los aumentos que preveía la Tributaria) la oposición pidió más tiempo para estudiarla. Eso llevó a dos reuniones con el Ejecutivo Municipal, a recibir a distintas organizaciones intermedias de la ciudad, como centro comercial, gastronómicos-hoteleros, supermercadistas, cámaras inmobiliarias, colegio de farmacéuticos, para escuchar cuáles eran las argumentaciones negativas. Ahí empezaron a jugar los equilibrios del Concejo, y las distintas fuerzas políticas buscamos no generar una situación negativa en el cálculo presupuestario del intendente, y a la vez equilibrar las cargas de donde obtener recursos en la Ordenanza Tributaria. Por eso, se redujeron distintas alícuotas del proyecto del Ejecutivo (quedaron en los mismos valores) al comercio, gastronomía, farmacia, grandes superficies comerciales; y se aumentó un poco más al sistema bancario, armerías, telefonía e internet. Y se pusieron topes de reaseguro a la suba de TGI. Es la forma que encontramos para trazar una línea de equilibrio.
—¿Se pide un esfuerzo mayor a la clase media en este presupuesto?
— Santa Fe tiene una pluralidad muy grande de situaciones, y en el marco del contexto nacional, hay mucha gente que se va cayendo del sistema o que quizás hace dos años era clase media y hoy está más retraído en el consumo.
Se buscó garantizar que los sectores de menores recursos, que están en la peor situación, al menos no tengan incrementos de TGI. En otros sectores nos vamos a encontrar que puede superar por uno o dos puntos, a fin de año, lo que fue la inflación del año pasado. Creo que es una situación relativamente justa, al igual que en DReI, para encontrar los puntos de equilibrio para que el Ejecutivo pueda garantizarse recursos mínimos para poder realizar los servicios que debe y que el vecino no lo sienta desmedido en base a la coyuntura económica que hoy tiene.
—Ha debatido ya varios presupuestos ¿qué tiene éste de diferente respecto a los de gestiones anteriores?
—Es un presupuesto en una situación de crisis económica-financiera que desde mis años de concejal no se había dado. Es una herramienta que sí o sí tiene que tener el Ejecutivo, y la ordenanza tributaria es inescindible del presupuesto porque es lo que garantiza recursos para poder realizar la gestión. Creo que a diferencia de procesos anteriores, hubo un Ejecutivo que escuchó. Antes muy pocas veces se nos ha permitido provocar incorporaciones que no sean adornos. Aquí hicimos aportes que influyen sobre la matriz del presupuesto. Por eso creo que fue un proceso interesante y el Concejo fue respetado.
—¿Qué lectura hace del Concejo que le toca presidir?
—El Concejo es el lugar plural y de la democracia más marcado de la ciudad, la propia composición y diversidad de miradas y voces es lo que le permite que distintas formas de ver la ciudad puedan expresarse y trasladarse a proyectos, iniciativas y posturas en el recinto.
Creo que eso enriquece el debate. Hoy, está constituido por 4 bloques, y cada uno está en distintos procesos: el FPCyS dejó de gobernar la provincia y hoy se está reestructurando en el marco de un proyecto político en la ciudad; el justicialismo también tiene reacomodamientos en base a que es parte del gobierno provincial; Cambiemos está en un proceso de reacomodamiento porque dejó de gobernar distintos niveles del Estado, y barrio 88 es una fuerza nueva. Eso va moviendo el tablero político, pero cada proceso, en cada bloque, tiene que ir resolviéndose según lo que cada uno piensa. El oficialismo tiene un rol, somos siete concejales, y hay distintos bloques de la oposición que suman 10 y eso no hay que dejar de desconocerlo nunca. Buscamos racionalidad en la oposición, porque una cosa es proponer, ir para adelante, entender la situación política de la ciudad, y otra es buscar obstaculizar un proceso de gestión, no es todo lo mismo. Y con muchísimo diálogo vamos buscando herramientas racionales porque la gente no está esperando que los dirigentes estén peleándose todo el día.
—¿Qué proyectos impulsará durante el año legislativo?
—Mi impronta pasa por los clubes, los adultos mayores, la discapacidad, los niños, niñas y adolescentes. Comparto con Lucas Simoniello (concejal) temas como el hábitat, el acceso a la vivienda y la movilidad urbana. La agenda del interbloque va a estar relacionada con planteos de los 7 concejales; y vamos a defender la agenda del Ejecutivo, con nuestra mirada. Está bueno porque va a haber muchos jóvenes, mujeres y hombres, y a la vez 11 nuevos concejales, lo cual permite refrescar muchísimo la dinámica legislativa y los proyectos.
Abierto, participativo y transparente
Esta semana, Leandro González presentará los pilares sobre los que sustentará su presidencia del Concejo Municipal: “El plan institucional del Concejo 2020 va a tener tres ejes: será abierto, participativo y transparente, va a ser el lugar de escuchar a todas la voces, donde la ciudad tenga un espacio de representación política y haya vinculación con escuelas, clubes, vecinales y organizaciones intermedias para que tengan garantizado la escucha y la posibilidad de presentar y discutir proyectos para la ciudad”, aseguró. Los modos y formatos todavía los está terminando de diseñar, junto a su equipo, pero se anima a invitar: “Haremos foros, reuniones barriales, abriremos vías de comunicación directa y vamos a modernizar la web, bajo el concepto de gobierno abierto, de modo que sea más sencillo acceder a normativas”.