Riacho Santa Fe: un experto cuenta su rica historia y explica si es posible reabrirlo
El Concejo lo transformó en un corredor turístico natural para potenciarlo. El proyecto contempla una nueva costanera en la zona de boliches, con bajada pública de embarcaciones, circuitos guiados y el desarrollo de actividades deportivas acuáticas. También pretenden recuperar registros históricos.
El Ejecutivo Municipal promulgó y publicó en el Boletín Oficial un programa aprobado por Ordenanza por el Concejo para transformar el riacho Santa Fe en un corredor turístico, natural, histórico y patrimonial. Se trata de una iniciativa que busca recuperar, revalorizar y proteger integralmente el ecosistema del riacho y su confluencia con el río Santa Fe, en la desembocadura de la laguna Setúbal, articulando su riqueza natural con la identidad histórica de la ciudad.
El riacho Santa Fe es un precioso curso de agua serpenteante que nacía en el río Colastiné y corría en paralelo a la ruta nacional 168 hasta su desembocadura, bajo el puente Palito, en el río Santa Fe. Hace algunas décadas su embocadura se segó y ya no puede navegarse en toda su extensión, que conserva un paisaje isleño muy rico y cercano a la urbe.
En la actualidad, los kayakistas y pescadores pueden recorrerlo desde su desembocadura bajo el Palito hasta la altura del megamercado de El Pozo. A partir de allí, está obstruido por la vegetación hidrófita que, con el paso de los años, fue sedimentando el cauce.
Qué van a hacer
El Ejecutivo municipal deberá ahora iniciar gestiones y tareas para implementar este nuevo corredor. Entre las principales acciones proyectadas se destacan la creación de una nueva costanera en la zona de boliches, con una bajada pública de embarcaciones, y la implementación de circuitos guiados temáticos —históricos, ecológicos, de avistaje de aves, entre otros—.
El riacho Santa Fe
Además, la propuesta incluye el desarrollo de actividades recreativas y deportivas como remo, kayak, senderismo, ciclismo y pesca —varias de ellas ya en marcha—, junto con la instalación de señalética inteligente e interpretativa, bilingüe y accesible.
También comprende obras de infraestructura sustentable, espacios de contemplación y la recuperación y digitalización de documentos, mapas y registros históricos del riacho Santa Fe.
Su rica historia
Los primeros registros del riacho Santa Fe se remontan a la época colonial, aunque este curso de agua ya era utilizado antes por los pueblos originarios, quiloazas, mocovíes y abipones. “Los estudios geomorfológicos que he hecho en el riacho indican que es natural”, cuenta el geólogo Carlos Ramonell, investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL. Explica que los primeros registros de su existencia datan de aproximadamente el año 1700 y dan cuenta de que tiene “una antigüedad milenaria”, por lo que no se descarta que “haya sido utilizado para la mudanza de Santa Fe la Vieja a su emplazamiento actual”.
Para el geólogo, el riacho Santa Fe que vemos hoy es “el vestigio” de un gran arroyo transversal a la dirección general del escurrimiento del sistema del río Paraná “que en su momento —geológicamente hablando—, hace cientos de años, era un cauce muy semejante en tamaño y funcionalidad al del actual arroyo Leyes”.
El riacho Santa Fe
El investigador aporta otra curiosidad histórica: hace unos 200 años, el riacho “estaba conectado con el cauce principal del Paraná, no en el Colastiné, como lo tuvo hasta hace pocas décadas”. Así lo atestiguan registros históricos.
Años antes de ese registro, el riacho Santa Fe “fue además un brazo muy importante que producía un gran delta, cuyos vestigios son visibles hoy en día al sur, sobre la isla Sirgadero (Alto Verde)”, agrega Ramonell.
¿Por donde llegaron los colonizadores?
En la antigüedad, el riacho era un curso de agua navegable. “Creería que los conquistadores que ingresaron a esta zona allá por el siglo XVI lo pudieron apreciar con esta fisonomía que describí antes”, aporta el geólogo. Mucho más tarde, a principios del siglo pasado, se abrió el denominado Canal de Acceso al Puerto de Santa Fe, que es hoy la principal vía de comunicación de la ciudad con el Paraná.
Detalle del plano de la ciudad y su entorno del Ing. Estaquio Giannini (1811). En su versión completa reproduce el curso completo del riacho Santa Fe. Archivo El Litoral
Una cartografía muy precisa, confeccionada por un catalán (Estaquio Giannini) en 1811, describe al riacho “como un arroyo bastante disminuido en tamaño, pero que facilitaba el acceso a la ciudad de Santa Fe”, rememora Ramonell. Así lo describe también, en 1857, la escritora alsaciana Lina Beck Bernard en su diario de viaje.
“Entramos a un brazo del río, separado del gran Paraná por unas encantadoras islas”, relata la autora en aquella joya literaria titulada El río Paraná (publicada en París en 1864), sin saber que nombra por primera vez al riacho Santa Fe. “Las aguas son demasiado bajas para poder seguir avanzando —continúa—. Aprovechamos para visitar una isla encantadora a la derecha: es Rincón, que separa el Paraná de la laguna Grande del Salado (la Setúbal), un gran lago de entre quince y dieciocho leguas de largo y tan ancho que parece un mar”.
Tirados por sirgadores
Beck Bernard cuenta cómo llegan por el riacho a la ciudad de Santa Fe ayudados por los sirgadores: “Estos especialistas tiran de los barcos tanto en el agua como sobre tierra firme, guiando sus caballos o dejándolos buscar su camino al azar, entre los juncos y los camalotes de la orilla”.
El riacho Santa Fe
—¿Cómo está hoy el riacho y qué posibilidad hay de que vuelva a abrirse su embocadura desde el río Colastiné? —preguntó El Litoral a Ramonell.
—Con el tiempo, el Colastiné desarrolló una curva de meandros en la zona de la embocadura del riacho. En la margen convexa se produce la máxima sedimentación, y es justamente allí donde existía la embocadura. Ese ambiente sedimentario progresó y, en las décadas de 1970 u 1980, quedó totalmente cegado por sedimentos. El riacho perdió su funcionalidad y se convirtió en un cuerpo lagunar de cauce residual.
—Se lo intentó reabrir en distintas oportunidades…
—Desde entonces hubo mucho interés de parte de quienes realizan actividades náuticas y disfrutan del río por reactivar su embocadura. De hecho, en la FICH, hace un par de años, el ingeniero hídrico Héctor Prendes condujo un estudio para reactivarla, aprovechando la pendiente adecuada, aunque esa zona de sedimentación que mencioné no favorece el desarrollo.
Intento de reapertura
Más adelante, Ramonell recordó que años atrás hubo un intento de apertura. En aquel entonces, “además de la sedimentación, intervino la presencia de vegetación hidrófita dentro del cauce, que atrapaba sedimentos y contribuyó a cegarlo”.
A propósito de la decisión del Concejo de transformar ahora al riacho en un corredor turístico natural, Prendes y Ramonell volvieron a poner la lupa sobre el tema. Conversando en la universidad, Prendes “me mencionó que la única forma de mantener activa la embocadura es con tareas de mantenimiento permanentes, incluso con el diseño de una pequeña esclusa que contribuiría a evitar la acumulación de sedimentos”.
—Con la embocadura cegada, ¿de dónde se abastece hoy el riacho, transformado así en una suerte de laguna?
—Tiene cuatro accesos de agua. Uno es por debajo de los aliviadores de la ruta nacional 168, con el agua que llega de la Setúbal cuando el río Paraná entra en estado de desborde con nivel medio alto; el segundo, por el agua de lluvia; el tercero y fundamental, por la vinculación subterránea con el resto de los cuerpos de agua; y el cuarto, a través de su desembocadura en el río Santa Fe.
El corredor propuesto por el Concejo se estructura sobre cuatro grandes ejes:
Ambiente: conservación y restauración de la flora y fauna nativa, y mejora ambiental y paisajística.
Historia y patrimonio: puesta en valor del trayecto fundacional que unió Santa Fe la Vieja con la actual ciudad.
Turismo y recreación: impulso al turismo como motor de empleo, desde una perspectiva sostenible, deportiva, educativa y de conservación del patrimonio natural.
Educación y comunidad: promoción del conocimiento y la apropiación ciudadana del riacho y su entorno, con la participación de los habitantes de barrios aledaños como La Vuelta del Paraguayo, Bajada Distéfano, La Guardia y Colastiné.
Una propuesta del Concejo Mayor
El proyecto tuvo su origen en el Concejo Mayor 2025, con el impulso, conocimiento y experiencia de Rubén “Tati” Loinaz y del Club La Vuelta del Paraguayo, institución emblemática del litoral santafesino.
Loinaz contó con el acompañamiento de la concejala Cecilia Battistutti, quien destacó la importancia de fortalecer iniciativas que promuevan la integración barrial, la historia y la generación de empleo. “Queremos que el riacho Santa Fe sea un área protegida y revalorizada por los gobiernos municipal y provincial. La ciudad debe mirar hacia su laguna, amigarse con ella, verla como la enorme oportunidad que es. El Estado tiene que promover la inversión privada para potenciar el empleo y el turismo de toda esta gran zona de bañados, islas y humedales”, expresó Battistutti.
Por su parte, Loinaz consideró que “va a beneficiar a toda la ciudad por el potencial que tiene el riacho en su recorrido de 11 kilómetros, desde el puente Palito hasta la embocadura del río Colastiné, con un potencial deportivo y turístico fantástico”.
El impulsor del proyecto ponderó además que es clave “revalorizar la historia del recorrido del riacho por donde ingresaron los fundadores en el traslado de Santa Fe la Vieja desde Cayastá a nuestra ciudad en su ubicación actual”.
Trabajo articulado
Para su implementación, se propone la creación de una Mesa Interinstitucional promovida por el municipio e integrada por vecinales, universidades, instituciones educativas, clubes náuticos, Prefectura Naval Argentina, ONG y áreas del gobierno provincial vinculadas al turismo, el ambiente y los recursos hídricos.