Enrique Cruz (h)
La Selección Argentina cayó en la final de la Copa América ante Chile, en una definición desde los doce pasos que le otorgó el título, primero en la historia para la selección trasandina.
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Santiago de Chile)
Como hace casi un año en Brasil ante los alemanes, pero esta vez sin dejar una buena imagen, la selección argentina dejó escapar la posibilidad de volver a tener un título en sus vitrinas, tras 22 años de sequía. Chile le ganó por penales, habiendo sido más durante los 120 minutos, y se alzó con el primer campeonato de su historia.
El trabajo de la selección fue pobre, apenas solventado por un buen rendimiento de la defensa pero sin confianza para manejar la pelota, creando pocas situaciones de peligro y con un Lionel Messi poco activo y ausente del partido.
El buen trabajo sobre los laterales de Chile fue la clara postal de los primeros minutos del partido, con Beausejour por izquierda y Alexis Sánchez por derecha con el claro objetivo de utilizar todo el ancho de la cancha. Con más tenencia Chile, intentando ser más vertical Argentina, así fue el comienzo de un partido de nervios propios de una final. Las espaldas de Rojo fueron una invitación para atacar en el primer pasaje del encuentro.
La primera de peligro la tuvo Chile, cuando Valdivia recibió en la puerta del área y en lugar del remate al arco, buscó el pase al medio que fue rechazado por la defensa argentina. Fue a los 8 minutos de un partido en el que Chile tenía más la pelota que Argentina, algo que nunca había ocurrido hasta ahora en los otros partidos. Enseguida, una media vuelta de Vidal, luego de un flojo rechazo de Demichelis, fue desviado por Romero.
Cuando Argentina empezó a presionar sobre Valdivia, las cosas empezaron lentamente a querer emparejarse. La primera bien clara la tuvo Agüero de cabeza, después de un centro de Messi, que fue tapado por Bravo. Sin embargo, un gran pelotazo de Silva a las espaldas de Rojo terminó con un disparo desviado de Vargas.
Una corrida de Di María terminó con un tirón en el isquiotibial derecho que obligó a su salida y al ingreso de Lavezzi, cuando todavía no se había cumplido la primera media hora del partido. El Pocho se paró por el mismo lugar –el sector izquierdo- por el que estaba jugando su sustituto.
No fue bueno el trabajo de Argentina, que eligió presionar en la mitad de la cancha y no tanto sobre la salida de Chile. Pero a la hora de tener la pelota, la idea fue no perder tiempo y encarar directamente a la última línea del local.
Igualmente, el partido fue entrando en un terreno de imprecisiones que lo llevó a caerse en su ritmo y en su nivel de juego. La estrategia de marca de los chilenos era la de apretar en la salida argentina, para no dejarle armar juego a los volantes que aparecían poco, sobre todo Pastore. Sin embargo, sobre el final del primer tiempo, fue Pastore el que llegó hasta el fondo, enganchó y colocó el pase atrás para el remate de Lavezzi, que se encontró con la humanidad de Bravo.
El inicio del complemento tuvo a una Argentina apagada y a Chile queriendo progresar en la cancha con un buen trabajo de Vidal en el mediocampo, aunque sin llegadas claras frente a Romero.
Con Messi y Pastore entrando muy poco en juego, Argentina sólo logró el objetivo de no tenerlo a Chile tan cerca de su área. De todos modos, las espaldas de Rojo siguieron siendo el flanco adecuado y elegido para los ataques del local.
Sobre los 26 minutos de un partido que prácticamente no tenía situaciones de peligro frente a los arcos, se produjeron dos cambios simultáneos, el ingreso de Higuaín por Agüero y el de Matías Fernández por un Valdivia que había disminuido su aporte en el segundo tiempo, pero que igualmente se fue enojado con la decisión de su técnico.
Las subidas de Isla por el sector derecho, que no fueron bien controladas ni por Rojo ni por Lavezzi, empezaron a convertirse en una preocupación y Chile se despertó y anduvo merodeando con cierto peligro del área de Romero.
La presencia de Pastore en la cancha no se justificaba de ninguna manera. Ausente en el partido –al igual que Messi- fue reemplazado pasada la media hora por Ever Banega. Lo que buscó Martino fue fortificar el mediocampo con un volante que no es de ataque pero que tiene condiciones para la tenencia de la pelota, algo que Argentina no pudo sostener con éxito a lo largo de casi todo el partido.
Pasaron casi 36 minutos para que llegue una situación de riesgo. Fue a favor de Chile, luego de un pase en profundidad para Alexis Sánchez, quien le pegó como venía y en forma desviada. Sin embargo, en la última jugada de los 90 minutos, apareció Messi para armar la jugada que siguió en Lavezzi y terminó con un pase al segundo palo para el ingreso de Higuaín, exigido, quien la tocó desde muy cerca y la pelota pegó en la parte exterior de la red. Al alargue.
A los 3 minutos del primer tiempo del suplementario ingresó Henriquez por Vargas, quien tuvo poca participación en el juego y fue absorbido por la buena marca de los centrales argentinos.
Pasaban los minutos y la pregunta era: ¿qué pasa con Messi?. Ausente del partido, su incidencia fue casi nula. Parecía abstraído y, además, tenía que luchar no sólo contra esa intermitencia sino también contra la marca a presión de Aránguiz, el elegido para encimarlo cuando se volcaba al sector central.
En el final del primer tiempo suplementario y con Argentina en ataque, una salida rápida de Bravo provocó un error de Mascherano que no pudo dominar la pelota y Alexis Sánchez, perseguido por un defensor, le pegó al arco entrando al área y la pelota se fue por encima del travesaño.
Con Mascherano sentido en su pierna izquierda, con Messi sin poder meterse otra vez en el partido, sostenido por la defensa y tratando de capitalizar algún pelotazo que encuentre mal parada a la defensa chilena, Argentina se vio muchas veces superada por el ímpetu de un rival entusiasta. Se terminaron los 120 minutos de poco fútbol y muchos nervios.
Otra vez la historia de los penales, como ante Colombia, pero ahora para definir el partido y la Copa, ni más ni menos.
En la definición por penales, arrancó pateando Chile a través de Matías Fernández, con fuerza y clavándola en el ángulo de Romero. El primero en ejecutar para Argentina, en medio de una estruendosa silbatina, fue Lionel Messi, quien le pegó abajo, cruzando la pelota al palo izquierdo de Bravo. 1-1.
En la continuidad, Vidal remató abajo y al palo derecho, Romero alcanzó a tocarla pero no pudo detener el disparo. Fue el turno de Higuaín, también en medio de una silbatina, quien le pegó fuerte y por encima del travesaño. 2-1.
El tercer remate de Aránguiz, fuerte y abajo, también fue gol chileno, que así se ponía 3 a 1, porque el disparo de Banega, al mismo palo que el anterior de su rival, fue atajado por Bravo. 3-1. Y Chile gritó campeón con el disparo final de Alexis Sánchez, picando el remate y dándole el primer título de la historia al local.