Un ex jugador de la NBA reveló que padece cáncer cerebral agresivo
Jason Collins, primer NBA abiertamente gay, contó que le diagnosticaron un glioblastoma en fase 4. El ex pivot describió el tumor como “un monstruo con tentáculos” y enfrenta un tratamiento complejo para frenar su avance.
Jason Collins, ex pivot de la NBA, reveló que padece un glioblastoma avanzado. Foto: Reuters
El ex jugador de la NBA Jason Collins, referente del movimiento gay en el deporte y primer atleta abiertamente homosexual en una liga profesional de élite de Estados Unidos, reveló que padece un glioblastoma en fase 4, una de las formas más agresivas de cáncer cerebral.
Collins, de 47 años, contó su historia en una columna para ESPN y describió el tumor como “un monstruo con tentáculos extendidos bajo mi cerebro, del ancho de una pelota de béisbol”. Los médicos le advirtieron que, sin tratamiento, la expectativa de vida sería de apenas tres meses. Él eligió encarar el cuadro como una nueva prueba de resistencia.
El ex pivot, que jugó 13 temporadas en la NBA y pasó por seis franquicias, comparó este momento con los desafíos más duros de su carrera: marcar a Shaquille O’Neal en su mejor momento o la decisión de salir del clóset en plena actividad. “¿Querías un desafío? Este es el desafío”, escribió, apelando a la lógica competitiva que marcó su vida deportiva.
El ex jugador, pionero LGBT+ en el deporte estadounidense, comparó el reto con marcar a Shaq. Foto: Reuters
El momento del diagnóstico y las primeras señales
Los síntomas comenzaron de manera sutil. Collins relató que, poco después de casarse con su pareja, empezó a tener problemas para tareas simples, como preparar una valija o llegar a tiempo a un vuelo. Lo que parecía un descuido aislado terminó en una serie de estudios neurológicos que confirmaron la presencia del tumor cerebral.
El ex jugador contó, con humor, que su mente se convirtió en una versión NBA del personaje Dory de “Buscando a Nemo”: olvidos constantes, dificultad para retener información a corto plazo y problemas de comprensión. Ese deterioro cognitivo, dijo, fue la señal definitiva de que algo grave estaba ocurriendo y que no se trataba solo de estrés o cansancio.
Tratamiento experimental y viaje a Singapur
Collins recibe un medicamento llamado Avastin para intentar frenar el crecimiento del glioblastoma. Además, viaja con frecuencia a Singapur para someterse a un tratamiento de quimioterapia dirigida, diseñado específicamente para actuar sobre este tipo de tumores. El objetivo no es la cura inmediata, sino ganar tiempo y mejorar la calidad de vida.
Collins combina medicación con un tratamiento de quimioterapia dirigida en Singapur. Foto: Reuters
El ex jugador expresó que espera que su caso sirva también para impulsar nuevas investigaciones contra el cáncer cerebral. Confía en que los protocolos a los que se somete puedan generar evidencia útil para futuros pacientes. Su mensaje, enfatizó, está dirigido tanto a deportistas como al público general que enfrenta enfermedades graves.
Del impacto de salir del clóset a la batalla contra el cáncer
Collins recordó que la decisión de hacer pública su orientación sexual, en 2013, cambió para siempre su trayectoria. Aseguró que los años posteriores a su salida del clóset fueron “los mejores” de su vida, porque le permitieron vivir sin esconder su identidad. Hoy apela a esa misma sinceridad para hablar del cáncer que lo afecta.
“Tu vida es mejor cuando te mostrás tal como sos, sin miedo, en público y en privado. Esto soy yo, esto es lo que estoy enfrentando”, escribió. Para él, compartir el diagnóstico es una forma de recuperar el control, evitar los rumores y, al mismo tiempo, acompañar a otras personas que transitan situaciones similares.
Un legado que va más allá de la cancha
El ex pivote, que llegó a integrar la lista de las 100 personas más influyentes de la revista Time, admitió que vuelve a sentir algo parecido a lo que vivió cuando rompió el silencio sobre su orientación sexual. Entonces le dijeron que su decisión podía ayudar a alguien a quien nunca conocería. Ahora busca repetir ese efecto con su testimonio sobre el cáncer.
“Si puedo ayudar a alguien más con esto, también vale la pena”, subrayó Collins. En la NBA, su impacto superó ampliamente las estadísticas: abrió una puerta de visibilidad para los deportistas LGBT+. Hoy intenta que su historia también aporte luz en otra lucha silenciosa, la de quienes enfrentan diagnósticos devastadores y buscan motivos para seguir adelante.