Según lo publicado por el prestigioso NZHerald (el diario más importante del país), las dificultades económicas generadas por la pandemia de Civid-19, llevaron a la New Zealand Rugby Union a entablar conversaciones con una empresa de inversión estadounidense, interesada en aportar cifras multimillonarias en el deporte que no solo es el más importante de esa hermosa nación de Oceanía, sino que además es una especie de “cuestión de Estado” para sus habitantes y gobernantes.
Puntualmente, se trata de Silver Lake, un gigantesco grupo privado que estaría interesado sumar a su cartera deportiva al rugby más calificado del planeta (desde el punto de vista físico-técnico), lo que podría llevar a Nueva Zelanda a abandonar World Rugby, generando un verdadero hito en la historia de este deporte.
* “Aunque aún están lejos de un acuerdo, se ha descripto como una actitud de cambio radical para una organización inmersa en la tradición y el conservadurismo natural. En un mundo de rugby remodelado, la atracción para los inversores sería la perspectiva de un Mundial de Clubes, basada en la referencia que recientemente efectuaron con las franquicias de Super Rugby (considerándolas clubes); además de los ingresos comerciales y de difusión que se generarían”.
Mientras el rugby intenta direccionarse en busca de una salida adecuada y saludable de la pandemia, el medio neozelandés entiende que los conductores locales del deporte están muy preocupados por el modelo de ingresos que se rompió debido al Coronavirus, por lo que mantuvieron conversaciones de alto nivel con al menos dos empresas de capital privado; lo que potencialmente podría darles la influencia necesaria para “liberarse” del dominio de World Rugby.
* “Uno fue CVC Capital Partners, con sede en Luxemburgo, que ya tiene una participación significativa en el rugby del Hemisferio Norte, pero más interesantes son las conversaciones con los especialistas en tecnología Silver Lake. Se trata de una firma que tiene oficinas en Nueva York, Silicon Valley, Londres y Hong Kong; gestionando actualmente activos por más de 40.000 millones de dólares; mientras que su cartera genera más de 200 billones de dólares anuales”, precisa la publicación.
Entre sus referenecias principales, el artículo detalla que la firma se posicionó del mejor modo -por ejemplo- , con inversiones muy lucrativas en el proveedor de telefonía por Internet Skype y el fabricante de chips Broadcom. Más recientemente, se diversificó en el sector de deportes y entretenimiento, incluido el fenómeno global de artes marciales mixtas UFC; Madison Square Garden Company, propietaria de la franquicia de la NBA Blue Chip Knicks y los New York Rangers de la NHL; además de City Football Group, cuyo buque insignia es Manchester City, en la Premier League de Inglaterra.
Más allá de argumentos tan apetecibles, el informe insiste que nadie debería adelantarse demasiado en dar por hecho esta posibilidad, ya que se “trata de un proceso que está apenas en evolución y que se encuentra a demasiadas millas de la rúbrica de un acuerdo”.
La fuente se encargó de enfatizar que cualquier inyección de capital privado no equivalía a la venta de All Blacks, o incluso NZ Rugby Incorporated : “Establecería una compañía subsidiaria de NZ Rugby y obtendría inversiones en esa compañía en alguna forma de asociación. Pondría activos comerciales en esa compañía, ya sea en combinación con los socios de Sanzaar y algo así como Super Rugby en su forma reencarnadaO o bien el Rugby Championship”.
* “Nuestro modelo financiero en esta etapa es que los All Blacks proporcionan todo: el 100 por ciento de las ganancias y luego lo invertimos para mantener a los jugadores que fluyen durante el resto del juego. Dependemos totalmente de que permanezcan en la cima del mundo durante 100 años. Si eso cambiara, tendría un impacto sustancial en NZ Rugby, así que tenemos que obtener flujos de ingresos y no podemos darnos el lujo de financiarlos nosotros mismos”, concluye el interlocutor oficial.
Obviamente, resulta más que oportuno indicar que la búsqueda de ingresos alternativos, llega en un momento en que New Zealand Rugby está programando despidos que afectarían a la mitad de su fuerza laboral, producto que la inacción provocada por el Covid-19 ahondara aún más la pérdida de 7,4 millones de dólares en 2019.
Con proyecciones de ingresos comerciales que caerán un 70 por ciento esta temporada, alrededor de 120 millones de dólares seríán -al menos- las pérdidas para el presente ejercicio. El patrocinador de la camiseta de los All Blacks: AIG, también acaba de cortar los lazos publicitarios con la organización, aunque se dice que no faltan pretendientes para accceder a una posibilidad tan apetecible.
La Australian Rugby Union anunció que el certamen nacional actualmente en proyecto, podría iniciarse el 3 de julio venidero, con la inclusión de Western Force, una de las franquicias excluídas del Super Rugby en 2017.
Con negociaciones muy avanzadas para concretar la remozada competición, se informó que los clubes del SR mantendrán la semana que se inicia una sesión informativa sobre Covid-19; mientras que los jugadores ya están listos para reanudar los entrenamientos este lunes, bajo estrictos protocolos de prevención.
El certamen nacional aussie contaría con la participación de las cuatro franquicias australianas que actualmente forman parte del Super Rugby: Brumbies, Rebels, Reds y Waratahs, además del citado Western Force.
Por otra parte, en el marco de las negociaciones virtuales que se concretan, por ahora descartaron la posibilidad de concretar posteriormente una especie de “Definiciones Trans-Tasmania”, cruzándose con representativos neozelandeses, ya que la posibilidad de viajar asoma como demasiado distante, por ahora.