Achille Polonara, uno de los nombres destacados del básquetitaliano en la última década, vivió semanas críticas tras someterse a un trasplante de médula. A sus 33 años y con una carrera en clubes como Baskonia, Virtus Bologna y Dinamo Sassari, fue diagnosticado con leucemia mieloide y tuvo que ser hospitalizado en Valencia.
El tratamiento comenzó en verano, con sesiones intensas de quimioterapia. Tras ello, se definió realizar un trasplante de médula ósea en septiembre. Pero el 25 de ese mes, una embolia postoperatoria derivó en un coma que se prolongó durante diez días.
El basquetbolista italiano despertó y ya pudo salir del hospital.
Diez días sin recuerdos, y una mínima esperanza
“Me dijeron que tenía un 90% de morir. No recuerdo nada. Es como si hubiera estado dormido”, contó el propio Polonara a La Iene, tras su reaparición pública. Durante el coma, su estado fue tan crítico que su esposa Erika Bufano temió lo peor: “Su cerebro se quedó sin oxígeno. Las chances eran mínimas”.
Fue ella quien, días después, notó la primera señal de recuperación: “Me escuchó, me reconoció, empezó a decir sus primeras palabras y a cantar”. Ese gesto de conexión fue clave para su evolución posterior, que incluyó una lenta pero constante recuperación.
Su familia celebró su recuperación en el cumpleaños de su hija.
Primera salida tras el alta y un cumpleaños como símbolo
Desde el fin de semana, Polonara recibió permiso médico para abandonar el hospital ocasionalmente. Su primera salida tuvo un motivo especial: el cumpleaños número cinco de su hija, Vitoria. La familia vivió ese momento como un hito de esperanza luego de tanta incertidumbre.
“No era creyente, pero recé mucho. Le decía: ‘No me dejes, te necesito’”, confesó Erika. Ahora, el jugador inicia un proceso de rehabilitación con fisioterapia, aún con secuelas, pero con señales alentadoras.
El mensaje de Polonara y el rol clave de su entorno
“Respirar fuera del hospital es maravilloso”, dijo Polonara, que continúa compartiendo actualizaciones con sus más de 121.000 seguidores en redes sociales. En ellas también mostró su reencuentro con Nicolò De Devitiis, periodista y amigo que estuvo cerca de la familia en los peores momentos.
Aunque aún queda camino por recorrer, la historia del italiano es la de un sobreviviente. Y también la de un deportista cuya mayor victoria, por ahora, fue despertar.