El plantel de San Lorenzo alzó la voz: "No tenemos agua caliente ni comida adecuada"
En medio de una profunda crisis institucional, los jugadores del Ciclón publicaron un comunicado donde denuncian el atraso en los salarios, las malas condiciones laborales y la falta de respuesta dirigencial. El equipo pelea por clasificar a la Sudamericana, pero la situación interna es límite.
El Club Atlético San Lorenzo de Almagro atraviesa horas delicadas. Este miércoles, los jugadores del plantel profesional publicaron un comunicado en el que denuncian atraso en el pago de salarios, problemas estructurales graves y un clima general de malestar ante la falta de respuestas de la dirigencia encabezada por Marcelo Moretti.
Según detallaron, varios futbolistas no cobran de manera completa desde agosto. “Esto afecta a nuestras familias y compromete el normal desarrollo de nuestra actividad profesional”, escribieron en una carta abierta que rápidamente se viralizó en redes sociales.
El comunicado oficial de San Lorenzo
Sin agua caliente y con comida deficiente
Más allá del reclamo económico, el texto resalta otras dificultades: “La falta de comida adecuada, la ausencia de servicios básicos en el vestuario (agua caliente), y la falta de respuestas concretas por parte de la dirigencia”. También acusan que las promesas de solución nunca se cumplieron.
El entrenamiento de este miércoles, previsto por la mañana, comenzó con media hora de demora después de una tensa reunión entre los futbolistas y el presidente del club. Pese al conflicto, los jugadores siguen compitiendo con profesionalismo: San Lorenzo está clasificado a los playoffs del Torneo Clausura y a un paso de la Copa Sudamericana 2026.
Marcelo Moretti
Dignidad, respeto y condiciones laborales
“El momento exige una solución inmediata y seria”, concluyen en el comunicado. El plantel insiste en que no busca el conflicto, sino “una respuesta concreta y justa”. También aclaran que no se trata solo de lo económico, sino del respeto a condiciones mínimas para ejercer su profesión.
En medio de una tabla que los ilusiona deportivamente, la institución azulgrana vive una paradoja: la esperanza dentro de la cancha contrasta con el caos que reina en sus oficinas. La pelota sigue rodando, pero los jugadores ya no se callan.