Concebido para “redistribuir el excedente producido por nuestra sociedad” o “reparar desigualdades injustifica generadas en las redistribuciones salariales asignadas por el mercado laboral” (las citas son textuales), tres diputados kirchneristas presentaron un proyecto de ley de salario básico universal. Como fuente de financiamiento, el texto autoriza al jefe de Gabinete a “reasignar partidas presupuestarias”.
La propuesta impulsada por Itai Hagman, Natalia Zaracho y Federico Fagioli propone pagar una canasta básica (Indec), hasta dos por grupo familiar, a desocupados o monotributistas de escalas básicas, todo a cargo de la Anses.
Hasta Emilio Pérsico, un albertista promotor del “gobierno popular por 20 años”, apoya la iniciativa. Esta vez es fuego amigo a la batalla que por estas horas intenta dar Alberto Fernández para alcanzar un déficit fiscal primario del 2,5% del PBI, tal el compromiso firmado por su administración.
La presión se suma a los proyectos de Máximo Kirchner para adelantar a agosto el incremento salarial del 45% pautado en el Consejo del Salario a enero del 2023 -ya lo resolvió en parte el ministerio de Trabajo- y una nueva moratoria previsional para jubilar a quienes no han hecho aportes exigidos por ley.
¿Qué es lo que redistribuye el Kirchnerismo? El último informe de la Asociación Argentina de Administración Financiera Pública señala que en el primer trimestre del año, el resultado Financiero fue deficitario en $ 651.426,0 millones, mientras que en el mismo lapso de 2021 dicho resultado había sido superavitario en $ 173.653,0 millones.
La “deuda en pesos” que alega como contraargumento a la del FMI, explica además el grueso de los $ 283.313,4 millones devengados en concepto de intereses en el primer trimestre. El Resultado Primario acumulado a marzo fue deficitario en $ 368.113,4 millones, contra un saldo primario negativo de $ 58.346,3 millones registrado a marzo de 2021.
Esta vez -al menos en lo que va del año- no hubo asistencia del BCRA al Tesoro. Imprimir más pesos aceleraría el proceso inflacionario y el compromiso con el Fondo prevé una asistencia no mayor al 1% del PBI desde esa fuente.
Entre las fuentes de financiamiento posibles, el aumento de la presión fiscal es un recurso ya extralimitado (se ahoga la renta extraordinaria por inviable), el crédito voluntario internacional es inaccesible para el país y Economía no logra el financiamiento en moneda nacional que, incluso con suba de tasas de interés e inflación más rápida que el dólar, ya no tienta ni a los inversionistas locales, que siente “inestable” la bicicleta.
El ingreso universal por ciudadanía no es una “locura kirchnerista”; se discute desde hace años en la OIT en medio del impacto de las tecnologías en el mundo del trabajo o el envejecimiento de la población. Se ha ensayado en economías nórdicas, pero las pruebas no procuraron soluciones de empleabilidad aún en economías con recursos para afrontar el costo fiscal.
“El que manda soy yo”, dijo desde España un inédito Alberto Fernández en respuesta a Cristina Kirchner; el presidente -como para no romper- asegura que “las diferencias” se dirimirán en las Paso. Acaso el Jefe de Estado debe definir cómo llega al 2023 mientras Guzmán, que finalmente tuvo su epifanía, reconoce que no hay país que salga adelante sin pagar la energía o con una moneda que nadie quiere. Los problemas macroeconómicos irrumpieron tarde en su discurso “zen”.
El 20% de aumento en las tarifas de gas planteado en la audiencia pública del martes, y lo que sea que resulte de la pulseada entre kirchneristas y albertistas para el subsidio a las tarifas eléctricas, ni siquiera compensará el desfasaje de costos por inflación de este año.
Las Transferencias Corrientes al Sector Privado, según Asap, se incrementaron 120,5% interanual principalmente por los Subsidios Energéticos destinados a CAMMESA (la mayorista del mercado eléctrico) y por las mayores ayudas sociales realizadas por ANSES en concepto de Asignaciones Familiares y por el Ministerio de Desarrollo Social para los programas de Inclusión Socio-Productiva y Desarrollo Local - Potenciar Trabajo y de Políticas Alimentarias.
Esos mayores costos son los conceptos en los que va la mayor “redistribución”. Esa que sin financiamiento genuino, en una macroeconomía rota, es ayuda hoy a costa de mayor pobreza en un mañana inminente.