No hay una explicación racional que justifique o ayude a entender la decisión de un grupo de dirigentes del Sindicato de Obreros y Empleados de la Educación y la Minoridad (Soeme) de bloquear el acceso a la sede de la Universidad Católica de Santa Fe. La excusa es una pretendida incorporación al gremio de los trabajadores no docentes de esa casa de estudios, incorporación que es resistida por los propios trabajadores que ya están afiliados a otro gremio (Apuc). En cualquier caso, el fin -hasta suponiéndolo legítimo- no justifica los medios. Sin eufemismos: esto es un vulgar atropello que deja más perjuicios que beneficios.




