Por Ignacio Andreychuk - [email protected]
La luz se apagó. Todo lo que Entre Ríos encendió durante el primer tiempo, se echó a perder sobre el final. Porque Buenos Aires comprendió que había que acelerar a fondo en el sprint del cotejo para doblegar a un conjunto entrerriano que estaba a punto de derrumbarse. Y lo sentó. Pollio y su goleo, Cancina en la pintura y el manejo de Carabajal fueron los principales argumentos de ataque que presentó la escuadra azul para festejar el triunfo.
Era el partido telonero de la -después, ya conocido el resultado- gran fiesta del seleccionado de Santa Fe, con su coronación en la final. Entre Ríos comenzó a calentar motores antes que el rival en la fría tarde santafesina ("¡Acá hace más frío que allá!", se quejó un colega de Río Gallegos). Sacó una ventaja más que importante desde el salto inicial que parecía prolongarse con el correr de los minutos. La selección entrerriana contaba con un Cantero inspirado y un Villares goleador, lo que producía un desequilibrio constante en el ataque y la coordinación necesaria atrás para hacerse de la americana lo más rápido posible.
Entre Ríos estiró su ventaja en el tablero a 11 puntos (31 a 20) en el primer parcial. Luego, Buenos Aires intentó recuperar algo de terreno; Benturini, Cancina y Henrich estuvieron precisos con la canasta para descontar la cuenta 49 a 47 en favor de los dirigidos por Martín Guastavino.
Uno, dormido; otro, atento
Para el comienzo del segundo tiempo, las acciones disminuyeron en su creatividad. Los equipos se limitaron a custodiar al adversario, cuestión clave para la renovación de las esperanzas en el elenco entrerriano, porque aprovechó bien los espacios y volvió a escaparse en el tablero.
Como dato del tercer cuarto quedó una polémica jugada que incluyó a Torres (Buenos Aires) y Zilli (Entre Ríos): el pivote bonaerense impactó con su brazo en la nariz del jugador entrerriano, quien debió ser atendido con inmediatez. Pero luego retornó al parqué, en el cuarto siguiente.
Y se vino Buenos Aires. Con la enorme contundencia de Pollio y la inteligente inclusión de Cafferata por parte del entrenador, Adrián Capelli. Del otro lado, Cantero estaba exhausto, Villares no conectaba (dejó todo en el primer tiempo) y los envíos de tres estaban "enojados" con la red, porque ni siquiera la rozaban.
Así se fue el partido y el podio para Entre Ríos, seleccionado que indudablemente sintió demasiado el golpe de la semifinal y el desgaste de toda una semana de competencia. Provincia de Buenos Aires ganó con claridad y se llevó el tercer puesto.




