Si la escena ocurre en una película, al espectador le queda la tranquilidad de saber que es ficción y sólo eso; pero si realmente pasa en un barrio de la ciudad da escalofríos.
Los abuelos que viven en el geriátrico Santa Rita -Avellaneda entre Balcarce e Ituzaingó-, estaban terminando su almuerzo como cada día cuando de pronto algo los interrumpió y dejó sin palabras: una viga de la obra en construcción que tienen pegada a la residencia cayó, perforó el techo de zinc, el cielorraso y terminó clavada en la mesa donde estaban comiendo.
Elena Cantelli, asistente de los abuelos en el hogar, explicó que, lamentablemente, no es la primera vez que caen cosas, aunque no tan dramáticas como ésta. “Nos rompieron techos, no podemos salir al patio porque lo tenemos prácticamente clausurado, hay sobre techos que no corresponden, no están las chapas protectoras reglamentarias”, enumeró.
Según la trabajadora del geriátrico, la primera vez que ocurrió una eventualidad similar fue “porque no estaban puestas en la construcción las bandejas de protección obligatorias”, y agregó que “ahora es concreto lo que cae, antes era mampostería”.
Como consecuencia de la edificación lindera, el hogar Santa Rita, tiene rajaduras en las paredes, problemas en los techos por donde se filtra agua cuando llueve y no se pueden arreglar debido a que desde la obra dispusieron una especie de sobre techo en el geriátrico.
¿y los controles?
Elena Cantelli repitió una y otra vez que están hartos de solicitar controles en la construcción y una actitud más responsable de parte de la empresa constructora, pero es en vano.
“Es un milagro que no haya pasado nada, físicamente los abuelos están bien, pero tenemos que contenerlos porque están impresionados, asustados”, mencionó.
La especialista explicó que sus pacientes son personas mayores, hipertensas y ese día tuvieron que atenderlos por picos de presión arterial. Además, el personal también está traumado.
“Estas cosas no pasarían si se tomaran las precauciones debidas, no pedimos nada raro, pero nadie nos da respuestas”, señaló Elena.
A los pedidos de control al Municipio se sumaron los realizados en la empresa responsable de la construcción, “que nos respondió una vez y nunca más y las soluciones que dicen dar es limpiar un poquito y nada más”.
Tras la caída de la viga, los encargados del hogar, hicieron la denuncia en la policía. “También esperamos que la Municipalidad se ponga un poco más fuerte porque lo que pedimos es que la obra se pare hasta que se tomen las medidas de seguridad necesarias pero nada de eso ocurrió”, manifestó Elena Cantelli.
Dentro de las ordenanzas vigentes en la ciudad, se encuentra la 7279 denominada Reglamento de Edificaciones Privadas, que contempla las obligaciones con las que tienen que cumplir los constructores en el área de la obra, por ejemplo: si la producción de polvillo o escombros provenientes de una obra de demolición o excavación llegara a causar molestias, el responsable de los trabajos deberá proceder a la limpieza de la vía pública todas las veces que sea necesario.
Días atrás el municipio dio a conocer que “en 2008 aumentaron un 15 % los permisos de construcción”, situación que está a la vista si se recorre cualquier barrio de la ciudad. Pero el municipio, además de otorgar las autorizaciones pertinentes para el avance de las edificaciones, debería ejercer su ineludible función de controlar que se cumpla con la legislación vigente.






