Corea del Norte anunció hoy la reanudación de su programa nuclear militar, la expulsión de los inspectores atómicos de las Naciones Unidas y su retiro de conversaciones internacionales de desarme, en una respuesta extrema a la condena del Consejo de Seguridad de la ONU a su lanzamiento de un cohete.
Las autoridades norcoreanas ordenaron a los inspectores nucleares salir del país lo antes posible y retirar todos los precintos y cámaras de video de la planta nuclear de Yongbyon, informó el organismo de control nuclear de la ONU (OIEA).
Corea del Norte había comenzado a desmantelar ese reactor, que data de los tiempos de la Unión Soviética, hace más de un año, como parte de un acuerdo de desarme a cambio de ayuda que alcanzó con China, Japón, Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos, en el marco de las conversaciones que ahora decidió boicotear.
En un comunicado oficial, el gobierno norcoreano condenó la decisión del Consejo de Seguridad, a la que calificó de "un insulto insoportable" que infringe la soberanía de la nación y "denigra severamente" a los norcoreanos.
"No hay más necesidad de continuar con el diálogo entre seis naciones. Nunca jamás participaremos en dichos diálogos y no nos aferraremos a ningún acuerdo logrado en ellos", sentenció el comunicado, difundido por la agencia de noticias oficial KCNA.
El texto también informó que el país comunista reanudará las actividades del reactor de Yongbyon, que fue fuente del combustible utilizado por Corea del Norte en su primera y hasta ahora única prueba de una bomba atómica, efectuada en 2006.
El Consejo de Seguridad condenó ayer de forma unánime el lanzamiento de un cohete norcoreano ocurrido el 5 de abril y extendió las sanciones contra la nación comunista asiática, que con el lanzamiento violó una resolución de ese mismo organismo que le había prohibido toda actividad con cohetes o misiles.
Corea del Norte afirmó que lanzó el cohete para poner en órbita un satélite, pero Estados Unidos, Japón y Corea del Sur afirman que Pyongyang en realidad probó un misil de largo alcance.
Aunque Corea del Norte había advertido sobre represalias en caso de nuevas sanciones por el lanzamiento, la dureza de la reacción causó cierta sorpresa, dado que la condena del consejo se adoptó a través de una resolución no vinculante menos severa que la que impulsaba Washington, a la que se oponían Rusia y China.
Rusia, precisamente, tomó hoy la voz cantante en el coro internacional de repercusiones a la reacción de Pyongyang, al advertir a las autoridades norcoreanas sobre las consecuencias negativas de su decisión, informó la agencia de noticias DPA.
"Esperamos que Corea del Norte vuelva a meditar seriamente sobre las repercusiones que esa medida tendrá para las perspectivas de una solución de los problemas en la península de Corea", señaló la Cancillería rusa en un comunicado.
Estados Unidos, que durante la gestión del anterior presidente George W. Bush incluyó a Corea del Norte dentro de un "eje del mal" junto a Irán y al Irak de Saddam Hussein, dijo que la decisión era un "paso grave en la dirección equivocada".
"La comunidad internacional no va a aceptar a Corea del Norte a menos que abandone de modo comprobable sus ambiciones de tener armas nucleares", sostuvo Robert Gibbs, portavoz del presidente Barack Obama.
En cambio, China, principal aliado y benefactor internacional de su vecino comunista, pidió "calma y prudencia" a los seis países que participan en las negociaciones sobre el programa nuclear de Corea del Norte y los exhortó a proseguir las conversaciones, pese al anuncio de Pyongyang.
La portavoz de la Cancillería china, Jiang Yu, subrayó que los logros alcanzados durante esas negociaciones, que comenzaron en 2003 y son el resultado de los esfuerzos conjuntos de las partes.
Por su parte, Japón expresó su determinación de continuar las negociaciones sobre la desnuclearización norcoreana, pero dijo también que llamará a Pyongyang a cumplir plenamente con la resolución 1718 del Consejo de Seguridad, que le exige que renuncie a toda prueba nuclear o al lanzamiento de misiles.
Esa resolución fue adoptada en 2006 luego del ensayo nuclear norcoreano.
En 2007, en el marco de las conversaciones entre seis países, Corea del Norte acordó desmantelar el reactor de Yongbyon a cambio de un millón de toneladas de combustible y otras concesiones.
En junio de 2008, el país comunista dinamitó la torre de enfriamiento del reactor en una espectacular demostración de su compromiso con la desnuclearización.
Pero el desmantelamiento de la instalación se interrumpió un mes después por desacuerdos entre Pyongyang y Washington sobre cómo verificar un informe norcoreano sobre sus actividades atómicas pasadas.
La última ronda de negociaciones se celebró en diciembre, pero no logró relanzar el proceso.
Expertos dijeron que Corea del Norte podría tardar entre seis meses y un año para rehabilitar su reactor y que la instalación es tan obsoleta que podría no constituir una grave amenaza, incluso una vez puesta nuevamente en pleno funcionamiento.
Sin embargo, analistas opinaron que las amenazas podrían servir a Pyongyang para llamar la atención de la nueva administración Obama y conseguir el máximo de concesiones internacionales.
Télam




