Yendo desde Santa Fe hacia Paraná, por la Ruta Nº 168 -justo enfrente del depósito de Vialidad Provincial- La Guardia se asoma a la vera de una curva que se ha vuelto peligrosa y, de no mediar medidas correctivas, podría ser escenario de una tragedia vial. Sucede que muchos vecinos necesitan cruzar a diario la vía, pero el puente peatonal construido tiempo atrás está a más de 300 metros de las viviendas.
La opción más escogida por los vecinos es pasar a pie, o con la bicicleta a cuestas (ver foto). Pero los cientos de autos que pasan por esa curva a diario circulan a una velocidad de entre 110 y 120 km/hora. Es decir, es un punto donde convergen la permanencia y cruce de personas, y el tránsito veloz de vehículos.
Resulta dificultoso para los conductores, al tratarse de una curva, ver con claridad si hay gente que está cruzando la ruta a pie, sobre todo de noche. Y, para completar el cuadro, no todas las luminarias de la ruta -sobre ese breve tramo- funcionan, de acuerdo con lo comentado por vecinos esta mañana.
Por otra parte, si bien se ha construido un túnel por debajo de la ruta para el paso de vehículos de bajo porte y peatones, los vecinos refirieron que éste se inunda fácilmente. Además de ser angosto y bajo, El Litoral constató que no tiene piso sólido (hay muchos charcos de barro que dificultan el paso de ciclistas, motociclistas y peatones) y tampoco está iluminado: “A la noche se vuelve una boca de lobo donde podría ocurrir cualquier cosa y nadie se enteraría”, dijo de pasada una vecina.
La preocupación
“Todo el tiempo están cruzando personas a pie, de día y de noche, justo después de la curva. Los autos pasan a toda velocidad y tenemos miedo de que ocurra una tragedia. Nadie, absolutamente nadie, utiliza el puente peatonal, pues está muy lejos”, declaró Inocencia, vecina del lugar. Ella cruzó la ruta -luego de sortear dificultosamente el guardacarril divisorio- para hacer las compras de media mañana. Su compañera se expresó en el mismo tono de preocupación: “Es un peligro, pero a las personas mayores no nos queda otra. Nos cuesta mucho ir hasta la pasarela”, coincidieron.
En el lugar hay una garita donde los usuarios de las líneas de colectivos que van y vienen desde Rincón y desde Colastiné (y de las líneas interurbanas de Paraná) aguardan a diario por sus viajes. Dicho de otro modo: en las inmediaciones de ese punto vial -por donde pasan decenas de autos por día- permanecen y cruzan muchas personas que, conscientemente o no, afrontan un riesgo potencial.
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