Por Enrique Cruz (h)
“Yo venía acá, a esta cancha de Colón, en el ‘65... Era bravo jugar acá en el ‘65”, decía sin empachos Grondona, antes de prenderse en un interminable y respetuoso abrazo con Jorge Sanitá. “¡Sanitá...!”, alcanzó a expresar, cuando reconoció de inmediato al capitán de aquellos tiempos... Y se acordaba, por ejemplo, del “Cabezón” De Sanctis, alto directivo sabalero en los comienzos de Grondona en la AFA. Y por ahí andaba Taher Bude, otro que lo trató en esos tiempos... Y ni hablar de Fleming y Darrás, que después fueron invitados a la cena con los dirigentes de Unión (gran gesto de todo el fútbol santafesino)... Fue muy afectuoso —Grondona— con el “Turco” Mohamed: abandonó el protocolo y le dio un fuerte abrazo... Y lo mismo pasó del otro lado, cuando visitó la tumba de su amigo Malvicino, charló animadamente con Juan Vega, el resto de los dirigentes y también con Marcelo Martín, otro de los dirigentes santafesinos que estuvo —y está— al lado de Grondona desde hace tiempo.
Ajetreada fue la agenda del hombre más fuerte del fútbol argentino, pero se dio un lugar para una charla exclusiva con El Litoral. En un momento caliente del fútbol argentino donde Santa Fe (por el tema Bravo), ocupa el centro de la escena, Grondona dejó conceptos terminantes y tranquilizadores.
—¿Qué es Santa Fe para Julio Grondona?
—¡El seleccionado argentino...! Hay un porcentaje importante de jugadores en todas las categorías que salen de esta zona. A mí me tocó ver partidos del seleccionado rosarino o santafesino contra Buenos Aires. Acá hay una historia muy rica. El primer lugar del país que se incorpora al fútbol nacional es la provincia de Santa Fe. Yo recuerdo cuando entró Unión, a principios de la década del ‘40... Acá está la historia del fútbol nacional, no hay dudas de eso.
—Y dirigentes casi contemporáneos suyos, como Malvicino, Italo Giménez...
—Me tocó compartir con ellos experiencias de muchos años, porque yo era dirigente de Arsenal o de Independiente cuando estaban Angel e Italo. Fui amigo de ellos. No quería dejar pasar la oportunidad de visitar la tumba de Angel. Italo Giménez fue un dirigente muy vivo, astuto y audaz...
—Tiempos de dirigentes de la B, cuando la B era brava, ¿no?
—Yo era más de la B que ellos, quédense tranquilos... Esta es una ciudad importantísima y, con el pasar de los años, me siento muy feliz con los dos clubes, porque le dieron a Santa Fe hechos y logros muy importantes. Yo vengo a Santa Fe y siempre encuentro algo nuevo, hay preocupación, veo obras año tras año. Los dos clubes están muy bien y presumo que acá no se dan cuenta.
—¿Cómo es eso, don Julio?
—Me parece que por ser de la ciudad, ustedes no se dan cuenta de que Unión y Colón están bien en todos los sentidos. En lo futbolístico, en lo social y también como representatividad en el fútbol argentino.
—Usted sabe que se sufrió mucho con Colón en las últimas fechas y esto generó un poco de miedo...
—Ese es el problema... Yo estuve al tanto de todo. Hasta de lo que se decía y se especulaba sobre un virtual descenso... Colón tuvo la fortuna de sacar resultados positivos, pero antes de eso muchos pensaron que se iba al descenso. Pero les digo una cosa: Colón perdió muchos puntos que merecía ganar y no ganó puntos que merecía perder, ¿se entiende? A la campaña la seguí muy de cerca. Como también la de Unión, que hasta último momento estuvo cerca de ascender. ¿Saben lo que hay que inculcar?, que los socios sepan que son parte clave de la institución, que la apoyen y la acompañen.
—¿Cómo se hace en un club para tener éxito deportivo sin tener deudas?
—Es difícil lo que se maneja. Yo quisiera ver en qué actividad manejás pasión, deporte y economía. A los jugadores los traés porque te los piden, el dirigente no tiene el lunes en la cabeza para saber cómo les va a ir. Si no va bien, la presión institucional te hace cambiar, y ahí es donde vienen los errores. Todos saben que en la vida hay que esperar y el éxito va a a llegar.
—¿A quién le cuesta más esperar: al dirigente o al hincha?
—¡Al hincha!, ¡qué novedad!... Y a los periodistas también, no se crean que ustedes se la llevan de arriba... No puede ser que tengamos que echarle nafta a todo lo que hagamos.
—El miércoles hubo un encuentro clave para el futuro mapa de la relación dirigentes-jugadores. ¿Le tiene fe?
—Te explico: en el mundo entero, los jugadores tienen la posibilidad de tener contratos anuales. Hay que saber entender que en el caso argentino, es difícil tener jugadores anuales, porque éste es un país permanentemente formador. Acá tenés 10 ó 15 divisiones, más una reserva y la primera, ¿cuántos jugadores interesantes tenés para el fútbol europeo?, ¿10?... Ellos vienen y te lo llevan porque esos jugadores tienen contrato por un año, y eso no es justo. ¿Por qué no es justo?, porque me pregunto: en este país, a esos jugadores, ¿en qué moneda le hacés el contrato a un plazo mayor de un año?, ¿los mayores te pueden aceptar un contrato de tres o cuatro años en moneda argentina?, ¿firmarían los jugadores un contrato a valor pesos y no dólares o euros?, seguramente que no. Por eso, se busca reglamentar y proteger a los clubes con la prórroga del contrato mientras sean menores de 23 años, por ese carácter. A partir de allí, si veo que estás bien, te hago el contrato de dos o tres años, porque sé que te puedo utilizar en Primera. Pero, ¿qué club aguanta si tenés que hacer 50 ó 60 contratos?
—Nos metimos en un tema urticante para Santa Fe. ¿Va a salir ganando o perdiendo Colón con Bravo?
—Repasemos la historia de Bravo: Colón lo da a San Martín a préstamo porque, con toda seguridad, los técnicos, la gente, todos creían conveniente que se vaya. Creo que pasó una rueda en San Juan sin que Bravo jugara. Ganaba 1.300 ó 1.000 pesos, no sé. Pero a Colón no le salía 1.000 pesos, le salía la formación de una estructura. ¿Qué pasó?, se lesionó uno en San Juan, jugó Bravo y de buenas a primera, hizo goles y el club que lo tenía no hizo uso de la opción. ¿Por qué?, porque seguramente no era una figura relevante, ¿no? ¿Qué hizo Colón entonces?, proponerle la renovación de buena fe del contrato, aumentándoselo. Entonces, apareció el representante, que le llenó la cabeza, pensó en el negocio y Bravo se creyó con derecho a irse. No es así.
—¿Qué va a pasar en Fifa con esta situación?, porque ahí parece que Colón no tendría muchas garantías...
—No es fácil que te entiendan, pero cada país tiene su legislación. Bravo no es Ahumada. Ahumada tiene una trayectoria, un valor propio... El comportamiento de Bravo, más lo que tiene de compañía alrededor, no es bueno. Ese contrato de 1.000 ó 1.300 se lo hizo cuando no jugaba nunca. No se le pueden pagar fortunas a alguien que no se sabe si va a jugar o no. Eso lo tienen que entender todos, desde los jugadores hasta sus representantes, familiares, etcétera.
—¿Fifa atenderá la legislación argentina?
—Fifa tiene una presión de Europa muy grande, de eso no caben dudas. En base a eso, es difícil. Pero si Fifa ve con buenos ojos la reglamentación que estamos tratando de convenir entre Futbolistas Argentinos Agremiados y AFA, donde se busca proteger la formación, entonces Fifa tendrá que acoplarse a lo que estamos haciendo.
—¿Cómo sería entonces?
—Si se lo quieren llevar, que paguen a Colón que tiene los derechos económicos del jugador, y se acabó. ¿Qué pienso yo?, que si un jugador no quiere seguir conmigo, que se vaya, pero que no se lleve lo que es mío. Que pague la rescisión de su contrato.
—Entonces, ¿usted puede asegurar que Colón no será perjudicado?
—Acá, en la Argentina, este jugador sólo juega en Colón... En otro país, por ejemplo de la Unión Europea, si se quiere hacer lugar a estos casos, la Fifa tendrá que entender lo que estamos haciendo en la Argentina. Y aceptarlo.
—¿Se resolverá el 18 de agosto en Beijing?
—En agosto, cuando llevemos esta propuesta a la Fifa.
—¿Va a defender entonces los derechos de Colón?
—Por supuesto que iré a defender los derechos de Colón, como hago con todos los clubes de Sudamérica, porque represento a Sudamérica. Pero en este caso, estoy convencido de que a Colón le asiste la razón.
—Usted debe estar al tanto de lo que ha pasado con los técnicos en Colón...
—¿En qué sentido me hacés la pregunta?
—Martino en la selección paraguaya, Basile en la nuestra, Del Solar en la peruana, Fossatti en el mundo, el Patón Bauza campeón de la Libertadores... ¿Por qué éxito afuera y fracaso o una actuación por debajo de lo esperado en Colón?
—Esta es la realidad de algunos clubes que quieren llegar sí o sí a ser campeón, y cuando pensás así, es difícil que se te dé. Si formás un equipo sin pensar en campeonar, por ahí se te da. Pero cuando te jugás a cara o cruz, te formás una presión sicológica de ir primero sí o sí. Y si no vas primero, empezás a cambiar. Y te repito que cambiar por cambiar no es aconsejable en el fútbol. En otros lados hay más aguante, menos pasión y ahí podés actuar más tranquilo. Colón no eligió mal con los técnicos que vinieron, pero le digo a la gente, a los hinchas, que tengan paciencia.
—Bueno, hábleme un poco de usted. ¿Está cansado, limitado, con presiones de la familia para largar?
—¿Yo...? Pero si me siento acá, hablando con vos, y es como si estuviese de vacaciones. Para mí, es un placer hablar de fútbol. Por ahí, de otros temas no estoy capacitado, pero de esto, algo sé... Y te repito algo que siempre dije: jamás pedí que me eligieran, seguiré en esta tesitura, pero no le diré a nadie que quiero continuar. La vida y los hechos dirán. Dependo de los clubes y de las ligas. Y no hablo con otros sectores que no sean los clubes y las ligas.
—¿Es necesario en el fútbol argentino que el dirigente tenga dinero y lo aporte?
—En los tipos de club que somos, todos tienen la posibilidad de ser presidente. Pero dentro de la comisión directiva, alguno debería tener chequera. No hace falta que la tenga el presidente, pero alguno la tiene que tener. La pasión y los hechos te llevan a la necesidad imperiosa de tomar garantías o soluciones para aguantar el monstruo. Si vos me decís que hago fútbol exclusivamente en mi club, no hace falta chequera. Lo que el fútbol le da a los clubes, les alcanza para que cierren los números. Pero si al fútbol le agregás natación, atletismo, bordado, cocina, todo lo que hacés por una cuota de 15 ó 20 pesos por mes, no te alcanza.
—La última. Y se lo pregunto al dirigente que hace 30 años que está al frente del fútbol argentino. ¿Qué opinión tiene de la actitud de Cobos, el presidente del Senado?
—Que no perdió la oportunidad de poder demostrar al mundo que en la Argentina los poderes, al menos en este momento, tienen la posibilidad de actuar, aún con nuestros defectos o virtudes. No digo que estuvo bien o mal, pero pudo hacer lo que él quiso.