Hasta antes del gol de Loeschbor, se notaba en la gente, con el 0-0, una mezcla de impaciencia por otro partido olvidable y decepción por lo mal que se jugaba, lo que se reflejaba en muestras puntuales de reproche, tales como gestos, silbidos o insultos aislados. Pero, cuando los jujeños se pusieron 1-0 con la jugada de pelota preparada, la gente explotó.
La primera reacción llegó desde los costados, donde están, de un lado, las plateas del este, y del oeste, los palcos. El primer cántico apuntó a los jugadores, directamente: +Jugadores, la c... de su madre, por qué no ponen huevos, no sean tan cobardes+. Y, después, con señas de recriminación hacia el palco oficial, donde se ubican los dirigentes de Colón.
Así, con los hinchas y socios apuntando a los jugadores en el final, con los cinco minutos adicionados por un impresentable Pittana, más el reclamo contra los dirigentes por este momento deportivo, ninguna de las broncas logró rozar al entrenador Leo Astrada, que se fue con la cabeza mirando al césped, al lado de Hernán Díaz y el profe Gabriel Macaya.
A la salida del estadio Brigadier López y a pesar de la tercera derrota consecutiva de Colón en el campeonato, no se produjo ningún tipo de incidente, gracias a un imponente operativo de seguridad que contó con muchos efectivos policiales desparramados en las inmediaciones de la cancha, movilizados en todo lo que uno se podía imaginar: camionetas, caballeriza, motos y de a pie.
Obviamente, esta vez, no hubo robos ni corridas, como ocurrió en el último partido de local contra Olimpo de Bahía Blanca en Santa Fe.




