Más que bronca, lo que Agustín Rossi declara tener después del episodio de ayer es tristeza. “Me genera profunda tristeza que los argentinos no podamos aprovechar estos 25 años de democracia, que tanto costó conseguir, y que haya gente que busque dirimir las diferencias haciendo uso y abuso de la violencia”.
En diálogo con El Litoral, el legislador advirtió que “a mí no me van a cambiar. Estos hechos no afectan mi deseo de hacer campaña, ni modifican mis ideas y convicciones”.
Además de la repudiable metodología -Rossi confirmó que, si no intervenía la policía, la agresión física hubiese llegado a mayores-, cuestionó también la supuesta representatividad de estos sectores. “Después de ésto, y a cuatro cuadras de ahí, desarrollamos un acto con 300 militantes de Reconquista y Avellaneda. Y antes de eso estuvimos desde el día anterior en Villa Ocampo, con la gente del ex ingenio Arno -a quienes tramitamos un crédito del Banco Nación-, los trabajadores -a los que conseguimos subsidios-, la mesa azucarera, el Centro Comercial. Estuvimos con dirigentes agropecuarios en El Sombrerito. Después en el Parque Industrial de Reconquista, donde logramos preservar a una fábrica textil que estaba por cerrar. Y con los propios productores rurales, en una reunión que no fue fácil, pero donde todos expusimos nuestras ideas. De modo que estas manifestaciones son no sólo de una intolerancia absoluta, sino que también asumen una representación que nadie les da. ¿Por qué no les preguntan a los trabajadores textiles si no querían que estuviésemos allí?’’.
Al preguntar que si tenía temor de que ésto representase una escalada, el legislador expresó que “después de lo de Laguna Paiva, y el repudio unánime de la sociedad, creíamos que ésto no se iba a producir más. Estaba preparado para que hubiera pasacalles, carteles de Rossi traidor, gente que insulte. Pero no para que haya todavía más violencia. Y este es el principal motivo de tristeza. A esa convicción que tenía después del hecho anterior, ya no la puedo expresar más”.




