La familia de Rodrigo Díaz lleva el fútbol en la sangre: su hermano Román también es jugador. Y su madre es fanática, hincha de Lanús y admiradora de sus hijos. "El viernes me vino a ver desde Buenos Aires para darme una sorpresa. Menos mal que jugué bien".
Pero la mejor anécdota es de un partido en cancha de Lanús, donde su hermano Román escuchaba que una voz femenina lo venía insultando desde hacía varios minutos del otro lado del alambrado. "Cuando mi hermano se puso del otro lado de la mitad de la cancha, para recibir la pelota, empezó a mirar para el costado como para devolver los insultos, porque la mujer lo tenía cansado. Resulta que, cuando logró individualizarla, la que estaba del otro lado del alambrado era mi vieja. Un caso de novela, increíble. De todos modos, por más que ella es de Lanús, el viernes va a querer que gane Colón por el nene... (risas)".




