Diana Clara Martínez
Diana Clara Martínez
Desde el primer día de anunciada la cuarentena, en cada lugar del mundo los museos cerraron sus puertas y comenzaron a abrir sus ventanas a la sociedad desde la virtualidad, se intensificaron las difusiones de material elaborado antes y durante este período extraordinario que ha modificado la forma de vida del mundo entero y que todavía nos tiene en constante incertidumbre por el futuro que vendrá. Pero ¿qué pasa detrás de sus puertas? ¿Como están pasando la cuarentena los edificios que albergan las colecciones, que a lo largo de la historia, las diferentes sociedades fueron seleccionando para que transmitan el pasado de la humanidad y su entorno?
Algunos pueden pensar que en los museos todo volverá a ser como antes, mientras que otros sostienen que nada será igual. Según García Canclini estamos viviendo, más que una innovación tecnológica, un cambio civilizatorio, donde la pandemia reforzó la comunicación a distancia, la obsolescencia veloz de los mensajes y las aplicaciones en vez de las instituciones.
Los edificios albergan las colecciones que, por estos días, están como dice el dicho popular: “Quietos como rulo de estatua”, aguardando ser monitoreados, documentados, conservados, activados por los trabajadores y visitantes que dan vida al patrimonio. Algunas instituciones cuentan con el equipamiento tecnológico para monitoreas sus colecciones, poseen una infraestructura adecuada, mientras que otras necesitan la presencia humana para acreditar un monitoreo que garanticen las condiciones mínimas de conservación.
Corpóreo o virtual son museos al fin
¿El mundo es un museo en movimiento o creamos museos para conservar el registro del movimiento del mundo? Conversatorios virtuales, videoconferencias, aplicaciones de interacción, son algunas de las formas que actualmente mantienen el vínculo entre las personas para re-significar la actividad de los museos, para pensar y repensarlos.
¿Los museos se pueden extinguir por la crisis financiera? Se agrava un rasgo del capitalismo, acentuado en la etapa neoliberal: miles de trabajadores... son prescindibles dice García Canclini. Es posible que la metamorfosis que sufrirán inevitablemente las instituciones museales, hagan sucumbir algunas realidades, y germinarán nuevas formas de gestión cultural y de financiamiento.
Es posible que para algunos sectores del mercado que conducían mega museos, consideren que ya no sean rentables, despidan al personal contratado y subasten las colecciones. Pero los que sortean la crisis económica desde los más grandes y conocidos hasta los más pequeños y regionales instituciones museísticas, seguirán siendo un sostén para el ser humano, respondiendo a su rol social porque tienen una misión que los define y una visión que los conduce a concretar los objetivos planteados.
Entre el duelo y el renacimiento
Las instituciones fueron y serán dinámicas, por más que no lo veamos plasmadas en todas las realidades con la misma intensidad, por más que no podamos alcanzar la dimensión de lo que atraviesa la humanidad; si hay trabajadores de museos, los mismos estarán latiendo, tal vez a un ritmo que no pueda alcanzar a todas las necesidades de las sociedades pero sí en consonancia a ellas.