Todo lo que dice Lavallén es cierto. La carga de entrenamientos y de partidos de Colón ha sido grande, más que la de cualquiera de los equipos que afrontan esta Superliga. ¿Es una excusa?, no parece. Es una realidad. Algunos se preguntarán si eso y si la cercanía de una final histórica para el club, que nunca pudo salir campeón, significó algo importante para justificar los momentos de levedad de Colón, que fueron muchos durante el partido. La cuestión es que el equipo no pareció estar a la altura. Jugó atado, con jugadores que parecían lentos, sin reacción, jugando mal al fútbol y equivocando los caminos de búsqueda de los de arriba, salvo pocas y raras excepciones.
Es difícil rescatar jugadores de buen rendimiento. “Rascando la olla” nos encontramos con Olivera (6) porque dio la impresión, sobre todo en el primer tiempo, de ser el más firme del fondo. Varias veces tuvo que salir a cubrir las espaldas de Escobar, pero en la jugada del gol, ni él ni el marcador de punta —condicionado todo el partido por la amarilla recibida en el arranque— pudieron despejar el pase entre líneas que colocó Acevedo y así quedó esa pelota entre Mazzola y Burián, que el delantero tatengue convirtió en gol.
También Burián (6) es otro de los que se puede resaltar en el rubro actuaciones individuales. Poco que hacer en el gol, con escaso trabajo en el primer tiempo pero con una muy buena doble tapada a Elías y Bou, con el partido 1 a 0, que le podría haber dado la seguridad a Unión en el resultado final.
Fue flojo el trabajo de los dos laterales. Vigo (4) y Escobar (4) estuvieron estáticos, atados, sin proyecciones como en otros partidos. De todos modos, Vigo hizo algo más que Escobar. Complicados en el primer tiempo cuando Unión abría la cancha, en el caso de Vigo, cuando estaba empezando a levantar su rendimiento llegó la orden de Lavallén para cambiarlo. Minutos antes le había puesto un lindo pase atrás al Pulguita Rodríguez en la jugada más clara de gol que tuvo Colón y que fue la maniobra previa al gol de Mazzola. Terminaron jugando Zuqui y Estigarribia de laterales.
Ortiz (5) tuvo algunas indecisiones y se complicó con la movilidad de los dos delanteros centrales que puso Unión. No fue una buena tarde del defensor, al menos no repitió las actuaciones que venía teniendo y que le habían otorgado seguridad al rendimiento defensivo.
En la mitad de la cancha hay poco y nada para rescatar. Flojo lo de Zuqui (4), que mostró una notoria merma física y se lo vio muy cansado en el segundo tiempo. Jugó bastante cerrado y eso permitió que Carabajal encuentre algunos espacios para llegar con pelota dominada a las inmediaciones del área. Tampoco fue bueno el trabajo de la dupla de volantes centrales. Muy poco de Aliendro (4), que no entró mucho en juego con la pelota y también se lo vio lento en sus desplazamientos, mientras que Lértora (4) tampoco tuvo gravitación ni para contener ni mucho menos para jugar. Estigarribia (5) completó el lote del mediocampo, también con tendencia a tirarse al medio y no jugar tan abierto, lo que provocó que la subida de Martínez se convierta en un problema para Escobar. Esto se terminó cuando entró Esparza, ya que ese fue el momento en el que Martínez decidió no arriesgar con las proyecciones para que le ganen las espaldas.
Es poco y nada lo que hay para rescatar de Rodríguez (4) y Morelo (4). El Pulguita debió bajar bastante lejos del área rival para hacerse de la pelota, porque le costó mucho que le llegue a posiciones más desequilibrantes o cercanas al arco de Moyano. Además, tuvo una jugada muy clara y relativamente fácil para él, en aquel centro de Vigo que definió mal el tucumano, tirando la pelota por encima del arco de Moyano. Por su parte, el colombiano perdió con creces el mano a mano con su compatriota Yeimar Gómez Andrade y le anularon un gol en el que, si bien la posición es límite y “finita”, se observa que hay buena parte del cuerpo adelantado. Había sido uno de las pocas jugadas interesantes que tuvo Colón en el partido.
De los que ingresaron, Bernardi (5) hizo la propia de él, encarando y tratando de darle dinámica al juego. Lo consiguió a medias, aunque, como también le pasa con habitualidad, cometió los mismos errores: la obstinación por hacer una de más, con la consecuente pérdida de la pelota. Bernardi arrancó primero por izquierda y luego se fue a jugar por el otro costado cuando se produjo la entrada de Esparza (4) quien fue bien controlado por Martínez y no lo pudo desbordar nunca. La idea era que Esparza jugara bien abierto por izquierda y que Bernardi lo intente por derecha, pero con poca suerte en el logro del objetivo final. Por último, Chancalay no participó mucho del juego y su aporte no tuvo la importancia necesaria para darle claridad en el final de la maniobra, algo que Colón necesitó cuando tuvo más tiempo la pelota y debió salir a buscar el empate.
El planteo de Lavallén fue el de darle espacio y pelota a Unión, buscando más por el lado de la practicidad que de responsabilizarse de la pelota y asumir la iniciativa del partido, algo que no consiguió en todo su desarrollo, salvo en el pasaje final, cuando la cercanía del cierre del encuentro y el cansancio de muchos jugadores de Unión, hizo que Colón asumiera un protagonismo por el que no se involucró.