Alejandro Balbis: desde las profundidades del océano y del alma
El cantante, compositor, guitarrista y productor uruguayo vuelve a Santa Fe, con Seba Barrionuevo como artista invitado. Antes, conversó con El Litoral sobre la composición a bordo de la expedición Uruguay Sub200, su próxima participación en Carnaval junto a Falta y Resto y otros aspectos de su diversificada carrera.
Tras participar en la expedición oceanográfica componiendo nuevo material, Balbis se metió a preparar su participación en concurso en el Carnaval 2026, mientras prepara un disco de milongas. Foto: Gentileza producción
El reconocido artista uruguayo Alejandro Balbis, cantautor, murguista (como letrista, director y cantante) y productor de colegas, entre muchas actividades, regresa a Santa Fe: una ciudad cara a sus afectos. Lo hará este domingo 19 desde las 21, en Tribus Club de Arte, con Seba Barrionuevo como artista invitado. Las entradas están a la venta en boletería de Tribus y a través de Ticketway.
En la previa del show, El Litoral conversó con Balbis sobre su experiencia creativa en la expedición Uruguay Sub200 realizada en el RV Falkor (Too) del Schmidt Ocean Institute (el mismo barco que usó la expedición Talud Continental IV del Conicet), su vínculo con la Argentina, el recuerdo de la inundación de 2003 y su próxima participación en Carnaval junto a Falta y Resto.
Llanuras abisales
-En estos conciertos estás mostrando algunas canciones nuevas. ¿Qué se puede contar de ellas?
-Algunas fueron compuestas hace muy poquito tiempo, a bordo del Falkor (Too).
-¿Cómo fue tu llegada a esa expedición desde tu faceta artística?
-El programa del Schmidt Ocean Institute tiene un subprograma que se llama Artistas en el Mar. Invitan artistas en todas las expediciones, pero por lo general siempre son artistas plásticos. En este caso Alvar Carranza, jefe científico de la expedición, solicitó que fuera yo, se presentaron todos los papeles pertinentes y aceptaron.
-¿Cómo viviste la experiencia de irte con los científicos y verlo de cerca?
-Una locura hermosa: es difícil encontrar las palabras, porque fue muy conmovedor todo, desde el principio al fin. El hecho de estar ahí en ese momento y lugar histórico para la ciencia del Uruguay: es un hito, una cosa muy significativa y importante que va a arrojar información durante décadas. Ya la información que está saliendo de las muestras está mostrándolos un panorama de información valiosa para muchas cosas, que recién empieza a salir a la luz y que va a durar mucho tiempo.
En 2010 se hizo una expedición con un barco español; pero no con un ROV, como en esta ocasión, sino con redes de arrastre. Se juntaron muestras de muchos tipos con un método mucho más rudimentario, más dañino: pero la información que se juntó a través de las muestras sigue dando frutos hasta hoy día: unos días antes de embarcar estuvo con una científica que estaba estudiando los foraminíferos, unos seres unicelulares que están en la llanura abisal, en el sedimento. Y se está juntando información hasta hoy día, después de 15 años.
El foraminífero, por sus características, contiene grandes cantidades de información, porque está hace 250 millones de años ahí: en su cuerpo unicelular guarda vestigios y pruebas de los cambios de temperatura del mar, de los cambios de salinidad, del PH. Podemos estudiar lo que estaba pasando hace 150 millones de años en el mar.
Pasar en limpio
-¿Y cómo fue llevar eso a la creación artística?
-Tenía estímulos de todos colores, todo el tiempo. Así que las ideas fluyeron con fuerza: hice cinco canciones en esos 15 días.
-¿Hay un plan de empezar a grabar o vas a esperar que vengan algunas más?
-Hay una que ya se está grabando; otra la grabamos en tiempo real, con elementos que me prestaron ahí en el barco, de primer nivel. Mandaba a tierra, tenía una producción en tierra esperando; ellos grababan otras cosas, me devolvían, íbamos viendo. Eso se hizo con un tema instrumental, como fondo de uno de los videos que anda por ahí: ya está en YouTube. Un tema con coloraturas corales que grabé sin letra, utilizando mi voz como un instrumento. Eso fue lo que terminamos en tiempo real en esos 15 días. Y a la vez compuse y escribí otras cuatro canciones más.
-Y ahora estás grabando una de esas.
-Sí, y ahora hay que esperar quién baja el presupuesto para grabar las otras.
-En algún momento dijiste que hacer canciones es laburar para las canciones. ¿Cómo es esa relación donde uno se pone al servicio de la canción para hacerla salir?
-Tiro ideas como metralleta en el momento en que me siento a componer: una y otra y otra. Grabo las ideas tarareadas, ideas de música y ritmo, de melodía sobre todo. Eso son los primeros días; y ahí agarra el productor y va eligiendo: “A ver qué te parecen estas tres, cuatro cosas que separé”, dice, porque le mando 40 ideas, de repente. Y fuimos eligiendo entre los dos, él me fue mostrando, “a mí me parece esta y esta otra”.
Esos fueron los primeros cuatro o cinco días en el barco, y después me centré en lo hecho y empecé a escribir. Otro día estuve grabando las voces y después empecé a escribir letras: me senté todos los últimos días a escribir letras que aún estoy terminando.
-La idea sale musical, y después le va bajando la letra.
-En esta ocasión era así; he trabajado con otras metodologías también.
-En general, ¿cómo es decidir: “Che, esta me parece que ya más o menos está”?
-La dejo ir, porque si no le sigo arreglando cosas. A veces estoy en el estudio con los auriculares puestos, grabando la canción ya definitiva, y le sigo cambiando cositas de la letra.
Murga y milonga
-Antes de grabar tu primer disco tenías un montón de canciones que habías ido acumulando a lo largo del tiempo.
-Lo que pasa es que el primer disco se hizo esperar mucho.
-Era una época más complicada de grabar.
-Había que ir a los estudios de grabación; las cosas ahora se manejan con menos presupuesto.
-Se hacen cosas más hogareñas también, sin resignar la calidad.
-Y muchas suenan increíbles. He logrado últimamente canciones que suenan mejor, algunas mucho mejor, que las grabadas en estudio hace 15, 20 años.
-La murga está presente en tu carrera; fuiste parte de lo que era Firulete/Contrafarsa. ¿Qué lugar ocupa en tu vida y en tu música ese universo del Carnaval?
-Una parte muy importante: en el Carnaval que viene voy a salir con la Falta y Resto.
-¿En concurso?
-Sí, claro. Y vamos a Buenos Aires, no sé si vamos a Santa Fe. En diciembre hay una gira larga por Argentina.
-Van a hacer la gira antes de Carnaval.
-Y después también.
-Van a llegar fogueados al Teatro de Verano.
-Sí; igual estamos ensayando hace cuatro meses.
-¿Cómo estás haciendo convivir esos ensayos con salir a tocar?
-Ni me preguntes, porque es un quilombo. Encima tengo hijos, familia, una casa: un quilombo gigante, una cosa incoordinable.
-Está el rock, el tango, la murga. ¿Cómo se van cruzando en esos géneros en tu hacer?
-Tengo épocas: ahora estoy muy con la milonga.
-¿Es una melancolía en particular, es un mood?
-Estoy volviendo un poco a la raíz de la primera música que un escuchó: el patio de la casa de mis viejos, ahí donde sonaba la milonga por primera vez.
-De alguna forma eso también te volvió como un poco inclasificable a nivel bateas en algún momento.
-Ah, puede ser, sí. Pero igual igual me ponían en la batea con los tipos de murga y Carnaval uruguayos. Ahora ya que no hay bateas.
-Ahora hay etiquetas, tags.
-Sí, hay algoritmos que te van llevando.
-¿Te llevas bien con las etiquetas?
-Más o menos, no me influencia mucho.
Amigos santafesinos
-En cuanto a tu vínculo con Santa Fe, cuando fue la inundación de 2003 fuiste uno de los que escribió una canción dedicada para nosotros: “La correntada”.
-Claro. En aquel momento estaba para de viaje, lejos, y veo la noticia por televisión. Y veo unas imágenes terroríficas. Entonces empiezo a comunicarme, a tirar por mail a mis amistades que tenía en Santa Fe, que aún conservo. Y me empezaron a mandar informes, escribirme cosas; de a ratos, a medida que iban pudiendo. A medida que iban encontrando señal de Internet y electricidad, porque hubo gran parte de la ciudad que quedó ciega, sorda y muda.
-Sin saber que los esperaba ese garrón.
Me acuerdo de Luciana Lapalma, una amiga muy querida que hasta hacía poquito vivía en Buenos Aires; yo había conocido un montón de santafesinos que vivían en Buenos Aires y de a poco se han ido volviendo.
-Una demencia: gente que no se sabía dónde estaba, gente que perdió todo, gente que murió.
-“Bucaneros salen a robar”, es una de las frases más logradas de la canción.
-Cuando pasan estas cosas empieza a acercarse gente ahí, viendo a ver qué pueden rescatar. Una cosa terrible. Y con un amigo con el que estaba asociado en ese momento para hacer canciones, el pelado Leo Serignese, escribimos la canción: él en Buenos Aires y yo en Estados Unidos: estaba en Boston, creo.
-Estabas muy lejos realmente.
-Sí. A veces la distancia acentúa un poco las situaciones; cuando sucede ese tipo de desgracia y te agarra lejos.
Ahora vamos a tocar con el Seba Barrionuevo: es un amigazo a esta altura. Nos conocemos hace muchos años, desde que él era un pibito. Es un personaje muy querido por mí. Pero la diferencia de edad a veces hace que diga: “Seba, me voy a dormir, no puedo más”. Porque no tiene fin: no conoce día, noche, sábado, domingo, no importa. Le gusta la noche y la fiesta como loco.
Voy hace tantos años a Santa Fe, que ya ni me acuerdo cuando fue (ni con qué proyecto) la primera vez que fui: se me borra en la borrasca de los tiempos.
-Hubo un show tuyo con Hugo y los Gemelos, que hicieron que hicieron ahí pororó (pop, como dicen en Uruguay), se volcó la olla y cayó aceite arriba del escenario: no lo podías creer.
-(Risas) Qué cosa bárbara los Gemelos. La vida nos va arrimando: es la inercia. Cuando querés acordarte estamos todos arrimados en un rincón.
Pasado y presente
-Recién hablabas de la milonga, de volver al patio de los viejos. Siempre en tus letras aparece el pasado, la memoria. ¿Por qué por qué sentís que tenés ese componente y hablás menos de futuro?
-Eso me lo han dicho. Tengo un amigo muy entrañable que es muy de derecha; es amigo de antes de que fuéramos uno de izquierda y el otro de derecha. Aunque éramos niños y él ya tenía una mentalidad totalmente liberal. Pero somos amigos entrañables, y es un tipo con mucha inteligencia. Y me decía: “Tenés que dejar de hablar del pasado. Hablá del futuro en tus canciones, muchacho”, con su mentalidad liberal.
En su momento eso me preocupó un poco, pero después dejé que fuera como es. Es lo que me nace. Quizá el grado de incertidumbre que nos presenta el futuro me hace analizar hacia el pasado.
-El futuro tampoco parece una cosa que...
-Y... no parece tan inspirador. Disculpen el pesimismo (risas).
-El recorrido te llevó de Montevideo a Buenos Aires, de Buenos Aires a Montevideo.
-En realidad de Buenos Aires a Maldonado: estoy viviendo en Punta Ballena.
-¿Qué te fue dejando ese recorrido geográfico?
-Tengo a mi familia totalmente arraigada y afincada en Uruguay, pero extraño a la Argentina como loco. Y eso que vivo en un lugar lindo, en un campo.
-Cuando estabas acá extrañabas Uruguay?
-Nunca me daba mucho tiempo a extrañar, porque mi lugar es medio ese constante movimiento de un lado al otro. Venía mucho a Uruguay, todos los meses o dos veces por mes. No me daba ni tiempo a extrañar: veía más a mis amigos cuando vivía en Argentina, ahora que vivo en Maldonado los veo mucho menos.
-¿Y qué te llevó a irte a Maldonado?
-La familia, los niños. Mi mujer ya aguantaba más Buenos Aires.
-Ella es porteña.
-Es de Chacabuco, provincia de Buenos Aires; pero vivió en Buenos Aires desde los 17 años. Vivió un montón de tiempo, y todo le indicaba que era suficiente tiempo en Buenos Aires.
-Es un lugar más amigable para los chicos.
-Para la crianza, sobre todo. Mis hijos son unos salvajes: están todo el tiempo trepados, descalzos, todos pinchados, cortados, raspados.
De hecho, mientras estaba en el barco, mi hijo más chico se fracturó dos veces en tres días. Se cayó de un montículo que hay al lado de la piscina en el campo donde estamos, jugando con los perros; cayó mal y se rompió el hombro. Y a los dos, tres días con cabestrillo puesto, fue a la escuela y se quebró el tobillo: se ve que no se pudo agarrar bien, con un brazo menos, cayó y se rompió el tobillo. Y pasaron más cosas.
-No te dejan irte.
-No, todo pasa cuando no estoy. Eso suma carga, es una cosa increíble.
Proyectos e incertidumbres
-Vas a seguir con esta gira que te trae a Santa Fe, está la gira prevista con la Falta. ¿Qué se viene de acá al año que viene?
-Estas giras que señalaste, y después viene el Carnaval, que ya estamos recontra metidos: es todo febrero y quizás unos días de marzo. Y diciembre y enero todos los días ensayos; como es este régimen tan exigente, tremendo.
Voy a empezar a editar canciones a partir de marzo, porque ya tengo un disco de milongas (justo que veníamos hablando) con cuatro canciones prontas que están esperando su momento para salir. Y voy a estrenar las canciones del barco: a grabarlas y a ir editándolas.
Todo eso va a suceder después de Carnaval. Y para 2027 se va a hacer un espectáculo grande, multidisciplinario, basado en la experiencia de la expedición Uruguay Sub200.
-¿Cómo es planificar algo para el 2027?
-Con la música por lo general es así: más o menos sé lo que va a pasar en los próximos dos años, más de eso no.
-Después de un buen recorrido vital y artístico, ¿sentís que tenés algún sueño pendiente?
-Tener casa propia, por ejemplo (risas).
-Eso no es estrictamente artístico, pero para los artistas no suele ser muy fácil.
-¿Qué va a ser fácil? ¿Sabes cuántos artistas uruguayos tienen casa propia? Te sorprenderías, porque somos casi ninguno.
-Hay un par que la gente cree que sí, pero a lo mejor no.
-Se me ocurren tres que sí. No es que los demás no tengan casa propia, capaz que sí; pero la mayor parte de los músicos tienen otro laburo.
-No es una actividad constante.
-No: en estos países tenés que estar acostumbrado a la incertidumbre. Vos podrás planificar los próximos dos años de tu vida; pero la plata que va a entrar en esos dos años no la podés planificar ni a palos.
-Y la realidad también se va encargar de meterse en el medio.
-Sí. obvio. Y, lo que no hay que hacer es pelearse con la realidad. Apareció, acá está, úsela: no hay otra, amigo.
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