El álbum de figuritas de los “hombres que no”

“Histeriotipos 2022: me fui mundial” es un unipersonal en tono de comedia en el que Anita Martínez invita a conocer una galería de hombres de los que hay que escapar e introduce en el enigmático laberinto de la búsqueda de un amor verdadero; una tarea casi imposible en épocas de Tinder, matches y fueguitos en Instagram.

La función será el sábado 10 de septiembre a las 21, en el Teatro Luz y Fuerza (Junín 2957, Santa Fe). Las entradas para afiliados pueden adquirirse con descuento en la secretaría de prensa de la institución gremial; para particulares pueden adquirirse a través del sistema Ticketway (de manera online y a través de sus puntos de venta físicos). Como aperitivo a la función, El Litoral charló con la intérprete, para conocer más sobre esta propuesta renovada pero siempre vigente.

Versiones

-La primera versión de “Histeriotipos” fue en 2010. ¿Cómo surgió en su momento idea de adaptar el libro de Claudia Morales, y cómo cambió la obra con el paso del tiempo?

-Fue muy loco. La hice en 2010, mi hijo era muy chiquitito y yo quería un unipersonal hacía un montón: tenía muchas ganas. Me acuerdo que viene Claudia y me ofrece la obra, me divirtió muchísimo. Hicimos la primera versión, la primera adaptación, que en su momento fue increíble: porque era un temazo y acá empezaba a arrancar el stand up, a hacer cada vez más fuerte.

La obra fue increíble: no fue muy bien y fue siempre como muy bien recibida; porque las mujeres tenemos esos espacios donde nos encontramos y es como una fiesta. En el medio siempre seguí haciendo espectáculos, revistas, cine, televisión teatro; y este era mi caballito de batalla. Tuvimos varios vueltas muy positivas, todas muy fuertes,| muy fructíferas: la última fue en 2018. Ahora salió esta idea de volver, y estamos felices. Es increíble porque se renueva pero mantiene muchas cosas de la versión anterior, porque siguen siendo clásicos. Entonces lo divertido que tiene es poder siempre encontrarle un punto; y como estamos siempre en contacto con Claudia (porque nos queremos mucho), estamos todo el tiempo hablando y e intercambiando cosas, material. Se aggiorna pero no deja de ser como un clásico.

Aparte a esta obra le va muy bien afuera: en varias adaptaciones no la hace una sola actriz, no son monologuistas.

-Hay puestas que tienen un hombre.

-Claro, porque al principio la hice con un varón; fueron varios: Martín Scarfi, Joseph Chaparro (cuando quise agregar un poco de música en vivo, porque tenía esa posibilidad. Joseph es un amigo de toda la vida que hizo toda la música de esta obra, hizo la versión de musical: vino a hacerlo cuando lo hicimos café concert. Lo hemos adaptado, pero originalmente esta obra es con un varón. Pensé que el recurso de hacerlo un monólogo le daba mucha fuerza; acá viene la versión que hago yo, que es sin hombre; en España y creo que en Panamá todo es de a dos: es como una comedia en algún punto (aunque hay mucho más presencia de la mujer).

Técnicas

-Trabajaste con Diego Reinhold en la dirección y Verónica Vieyra en la puesta.

-Esa fue la versión anterior a esta. Esta es nueva, con otra escenografía; esta respeta un poco más algunas cuestiones de puesta que tiene que ver con la original. La otra versión que vos mencionás la hicimos acá en el Regina en el 2018-2019, y tenía una apuesta diferente en cuanto a la puesta, pero conceptualmente era exactamente lo mismo. Siempre en las escenas que son con hombres agrego alguna opción con títeres, intento meterme en una cosa medio teatral. Hay una escena que habla un poco muy tranquilamente acerca sobre un tipo que es muy celoso; y eso lo hacemos con un títere porque bueno gana mucho la escena: se ve muchísimo la personalidad del tipo con el títere; me da la posibilidad de jugar con eso. Porque vengo indagando con los títeres hace 15 años: soy una fanática del títere para adultos, en un país donde los títeres siempre han sido muy fuertes, acá hay una corriente titiritera muy grande. A mí me encantan, he trabajado mucho para chicos, pero me metí hace mucho tiempo en títeres para adultos. Acá lo metimos porque va y queda bien.

-Sí, te da otras posibilidades expresivas a partir de la actriz sola sobre el escenario.

-Sí. A veces con el monólogo siento que le puedo agregar alguna técnica y sumarle mucho más a una teatralidad. La técnica del títere como recurso expresivo, como vos decís, es alucinante: genera un universo nuevo, genera otra poética. Desde ahí es como un viaje distinto.

Cuando puedo le doy esa pincelada que es distintiva: vengo monologando con una cosa y de repente aparecen estos dos monigotes que interactúan conmigo; porque además está lindo este laburo de disociación.

-Te desdoblás.

-Claro, ellos discuten y yo estoy en el medio negociando: en escena se ve bien.

Alquimias

-En este tiempo pandémico hubo presentaciones por streaming. ¿Cómo fue hacerlo frente a una cámara sin el público?

-Durísimo. Digo: agradecidos de haber tenido la posibilidad del streaming para poder conectar con el público, pero somos hijos de teatro; allí radica el mayor encanto de la actividad que hacemos. Describo el momento que vivimos, que está pasando, que está sucediendo; con un otro que es un alma, que por alguna razón alquímica (no sabemos cómo) esa cosquilla llega.

Tengo que decir que el streaming me pareció un buen recurso, pero me sonó mucho más a un programa de televisión que a un espectáculo teatral. Por ejemplo: tuve la posibilidad de ver todo un ciclo de teatro performático japonés a través de un streaming; que no le hubiera podido ver nunca en mi vida, porque no sé si alguna vez la posibilidad de viajar a Japón. Pero para mí recurso y mi espectáculo necesito la gente en el vivo, necesito del público; y ese es un poco el secreto. Por eso digo: no en todos los espectáculos resulta de la misma manera el streaming. Es una gran herramienta, pero no sé si es para todos los espectáculos.

-Aparte porque trabajás un tono de comedia que se mueve entre el monólogo, el unipersonal clásico, están los personajes; pero necesitás por todas esas cuestiones como mínimo la risa o el feedback de la audiencia.

-Es una muy buena observación. Todos sabemos que la comedia tiene un timing, que si no se respeta no es comedia. Cuanto más paso el tiempo y vos laburás más tiempo en el escenario y te vas fogueando más, empieza a aparecer el timing donde vos empezás un poco anticiparte a la escucha de lo que sucede, entonces vos ahí empezás un poco a anticiparte a la escucha de lo que sucede: “acá tengo que ir un poco más a nafta, acá tengo que frenar un poquito, acá tengo que quedarme, porque este tema está garpando; y hay algo lindo de esto que puedo aprovechar, que me está surgiendo a mí como actriz”. Porque hay mucho de impronta.

Eso en el streaming no lo tenés: no tenés del otro lado, nada. Por eso cuando te dicen: “¿Te pongo risas?”, “No me pongas nada” (risas). Pero bueno, creo que fue una experiencia para todo el mundo en todos los sentidos; con lo cual bienvenido sea cuando fue. Ahora a laburar al teatro, a gastar el taquito y a conectar con la gente.

Porque además hay ganas: todo lo que hacés en el teatro funciona, revienta porque la gente tiene ganas de ir.

-Es como sacarse las ganas de todo el tiempo que no se pudo.

-Totalmente. Me pasa que quiero sacarme las ganas de todo: tengo unas ganas de vivir que no te puedo decir. Viví tan mal el encierro; aprendí, estudié, me encanta estudiar, y lo pude hacer más en esa época porque claro estaba muy encerrada. Pero a mí me gusta vivir: me encanta todos los días tener un objetivo, una expectativa, soy un amante de la vida. Entonces quiero salir a comerme la vida, pero en el sentido bueno: nutrirme de las cosas que me hacen bien. Entonces me encanta conectar un montón.

Me parece que también sucedió reflejado acá en todo: la gastronomía revienta, gracias a Dios; la calle Corrientes está encendida de nuevo, y eso después todo lo que pasó es algo lindo.

Fórmulas

-Volviendo a la obra, hay un subtítulo que en ningún momento que es “Sexo, citas y clonazepam”: toda un declaración de principios, y una puerta de entrada al universo de lo que se va a decir.

-Sí, porque pertenece a una generación donde se resuelven mucho las cosas con el clonazepam, ¿no? (risas). La palabra sexo siempre tiene como una cosa medio festivalera (risas), y las citas están de moda: tengo amigas que están totalmente enganchadas con tipo que conocieron en las citas, les va bien. Es una nueva forma de comunicación que apareció para encontrar pareja, novio, circunstancia, como quieras llamarlo. Entonces parecía que ese combo entre el sexo, que es festivo; las citas, que están de moda; y el clonazepam, que es como esa especie de necesidad a la que ahora muchos recurren, era un combo perfecto.

Ahora le agregamos “Me fui mundial”, porque nos parecía una frase muy divertida como subtítulo: esta idea de alguien que festeja encontrar una mujer con experiencia. Te das cuenta que se va reversionando: esta charla que tenemos no es la misma que tuve en el 2010 cuando la hice por primera vez. El tema es el mismo, pero se reversiona todo el tiempo.

También estoy haciendo acá una obra, que es “Madres”, donde me pasa lo mismo: la temática femenina me encanta, me parece alucinante, tenemos miles de cosas para decir, es buenísimo. Y cuando las mujeres nos juntamos con esto es una fiesta y es una celebración, Nos divertimos, y me encanta poder ir a cada lugar

Nueva vida

-Hablando de las citas, hay una frase de la serie “Ally McBeal” de hace 20 años, que decía: “Después de los 40 ya no salgo con tipos, audiciono maridos”. ¿Cuánto de trasladable tiene a eso a una generación posterior que hoy tiene esa edad?

-Es interesantísima. Creo después de los 40 una audiciona sobre sí misma. Por ahí no está buscando el amor para toda la vida (porque un poco el matrimonio viene con eso atrás), la palabra “marido” me suena medio antigua. Audiciono sobre mí: ¿qué quiero de ahora en más? Le hablás a los pibes más jóvenes y no te dicen “me voy a casar para toda la vida” en general: cada uno va viendo lo que el corazón le dicta. En ese sentido se sacaron de encima un mochilón: casarse, tener hijo, formar una familia.

Parecía que pueden hacer lo que quieren, y eso es hermoso. Venimos de las madres que se han casado por obligación; somos las hijas de las primeras divorciadas, y renace esta idea de que a los 40 podés elegir la vida que querés tener de verdad (y a las generaciones que nos siguen les llega antes).

-Si bien hay una parte que es un catálogo de hombres (que seguramente también interpela a la platea masculina) en algún punto termina desnudando varias tipologías femeninas.

-Totalmente. La obra no habla mal sobre los hombres, porque además sería totalmente anacrónico. Habla de cómo nos paramos nosotras frente a esas relaciones: eso es lo divertido, hablar sobre la propia elección. Ahí empieza: “Soy tarada, ¿por qué llegué hasta acá?”. Ahí está la risa: “Uh, ¿cómo elegí así?”, o “¿Por qué no me eligió?”.

Tampoco se lamenta de estar sola, dice: “Estoy sola pero me pasó esto y esto”, es linda la vida que tiene. Me da una risa en ese momento: no es una risa de chiste, sino que viene con lo que se cuenta.

-Susana Freire describió (en una crítica de una puesta anterior) a tu personaje como “una mujer que además tiene el mérito de reírse de sí misma sin denigrarse”.

-Sí, sin autocastigarse ni flagelarse. Lo que pasa es que para poder contar esto en primera persona, para poder entrarlo como stand up, monólogo o como lo quieras llamar, tienes que entrar en un lugar muy de antihéroe. Y eso es lo que le da el atractivo de entrada: ella al principio va contando cómo es el primero que conoce, y después vas conociendo un poco más lo que elige: ahí está lo divertido.

No se flagela: ya estamos en un momento donde flagelarnos no sirve para nada.

Espacios

-Sos bailarina, actriz, titiritera, imitadora, entre otras cosas, pero al mismo tiempo desde muy joven te formaste mucho como conductora y panelista televisiva. ¿Cómo te definís hoy, o qué síntesis sentís que estás haciendo en tu carrera?

-Siempre digo que soy una persona a la que le gusta estudiar. Me gusta todo lo que sea la comunicación; el teatro es el espacio donde realmente tengo mi mejor formación, la danza también: creo que todo esto me representa, me integra en todos mis aspectos como persona que se dedica a algo artístico; ahí radica mi mayor fuerza.

La televisión, los medios, vienen después por un agregado; pero el lugar donde uno se asienta, se fortalece, es en los espacios donde hay teatro, ese vínculo tan real con el público.

Y de ahí es donde yo soy. Lo demás es algo que por lo que he pasado, a veces más exitosamente que otras, pero elijo siempre el espacio teatral. La televisión implica un montón de cosas de formas: por ejemplo lo que hacíamos en lo de (Marcelo) Tinelli con el Bicho (Gómez) era totalmente fuerte, porque había algo de todo lo que habíamos aprendido puesto ahí arriba en un espacio, donde era todo tan difícil. Te mira tanta gente, estás en un lugar tan expuesto, y sin embargo estábamos los dos jugando. No es fácil, agradezco siempre el espacio que tuvimos, porque eso no lo pudimos hacer más.

Fijate que no hay programas de humor, un rubro que es muy argentino: los humoristas más queridos pasaron por la televisión. ¿Cuántos programas hizo (Alberto) Olmedo?

-La televisión argentina supo captar a todos los grandes humoristas que venían del teatro desde Antonio Gasalla a Humberto Tortonese.

-Y lo regional: compartimos el humor junto con los uruguayos, acá se hizo “Hiperhumor”. Programas que han sido tremendos, que han tenido una fuerza impresionante. Recuerdo los ciclos de Darío Vittori, había un momento donde la gente se sentaba a reírse. “Matrimonios y algo más”. Pertenezco a esa generación que ha consumido esa televisión que reunía a la familia a reírse.

Bueno, la televisión ahora un poco se apartó de esa lógica por alguna razón, calculo que será porque la sociedad se apartó de esa lógica. Pero somos seres que que conectamos mucho con la risa, con lo que nos pasa, todos esos programas: Juana Molina, por ejemplo; (Diego) Capusotto.

-Capusotto mismo, que tuvo éxito reciente, tampoco tiene aire ahora.

-También la tele dejó de prestarle atención a esto; porque creo que es algo que a la gente le gusta. Está bien, migrás a las plataformas, pero tampoco hay en las plataformas un programa de humor: vas a encontrar el humor diversificado. Que también lo vas a encontrar en la tele, porque hay cositas de humor. Pero un programa de humor donde vos sabés que te vas a sentar y te vas a reír, es difícil, no hay. Es momento de recuperarlo, porque creo que la Argentina necesita humor, necesita que (a pesar de todo lo que nos pasa) volvamos a encontrar este espacio de risa que es nuestro, que nos pertenece.

-Estaría bueno que lo pudieras hacer vos.

-Me gusta mucho escribir para otros, ponerle cosas lindas a los demás. Ojalá pudiéramos generar un grupo de comediantes, humoristas, que le diéramos mucha manija a los que vienen atrás, que son los que necesitan de todos los apoyos. Lo que nos falta es unión, en general. La unión es hermosa, es poderosa; te lo digo yo, que trabajo en tantas causas animalistas: si no fuese por la unidad, no podríamos haber logrado nada.

Presente

-¿Qué proyectos tenés en vista de acá a la temporada de verano?

-Empieza a generarse todo a partir de ahora. De acá hasta fin de año tengo seguro “Madres” en el Metropolitan Sura; que estamos hasta noviembre. Después tengo la gira de “Histeriotipos” con un montón de fechas; y “Encantadora”, que es mi otro show: habla sobre toda la familia, no solo sobre los vínculos con el amor; estamos de gira también. Así que ahí andando en el teatro, y agradecida de que puede ser así. Estoy muy agradecida: me levanto y digo “gracias por respirar” (risas).