"Nunca hubo plan": música que celebra las derrotas
En su flamante trabajo, el músico aborda temas existenciales con letras cercanas y sensibles. Crea un collage sonoro cohesivo que celebra las derrotas y narra un viaje de ruptura y reivindicación.
PIE: Distopía, amor y vulnerabilidad son temáticas que aparecen en el nuevo disco de Fraxu. Foto: Gentileza producción / Carolina Elemento
El músico Fraxu tiene listo su segundo álbum, que lleva por título “Nunca hubo plan”. Se trata de una propuesta musical que se ubica entre la canción romántica y la vanguardia. El disco, compuesto e interpretado por él mismo, aborda temas existenciales con letras cercanas y sensibles.
Construido a partir de diversas influencias por diversas propuestas musicales, presenta una producción futurista y letras que invitan a la apropiación personal. “Nunca hubo plan” es, en síntesis, una celebración de las derrotas y una narrativa que refleja el camino de ruptura y reivindicación que todos vivimos.
“Para este álbum me inspiraron mis amigos, la gente con la que trabajé, el vecino que me cuenta cosas, y las propias dificultades de relacionarse con este mundo impredecible que nos rodea. Es un disco personal, pero que apunta a lo personal de cada uno que lo escucha”, expresó el artista a este medio.
“Quizás el mensaje que me interesa es que aunque el tiempo alrededor se esté deformando cada vez más en función a las nuevas necesidades del sistema que vamos diseñando, lo importante es recuperar todos los días ese tiempo humano, el tiempo que nos caracteriza, el tiempo que tienen nuestros propios sentimientos, nuestra forma de procesar el mundo, nuestra única arma para no subdividir el día en tantos eventos inmediatos inabarcables. Cuando encontramos esos momentos de ‘tiempo real’ sentimos que podemos atesorar algo, guardar algo que nos sirve. Conectar”, agregó.
Una necesidad colectiva
-En "Nunca hubo plan" mencionás que es una fiesta para celebrar las derrotas. ¿Podés profundizar en esta idea y explicarnos cómo se refleja a lo largo del disco?
-Me pareció necesario a nivel personal, luego de haber vivido el drama explícito de la pandemia, encontrar una forma de también reirme de todo lo que me había salido mal, de todo lo que se rompió, de todos los planes caídos, al fin y al cabo cuando ves en perspectiva tus problemas frente a los problemas del mundo siempre hay un momento absurdo, que te termina dando un poco de risa. Después me di cuenta que esa necesidad era bastante colectiva, empecé a encontrar esa ironía y esa pérdida de lo solemne cada vez más en el arte que ahora anda dando vueltas. Siento que es una necesidad generacional, tal vez también está hoy muy presente la idea de que estamos destruyendo el planeta ¿Que puede ser tan importante a nivel personal como eso? ya sabiendo eso te asumís como parte de un problema bastante más grave y urgente. Ahí también aplica esta sensación quizás más social de “a mirá vos, al final nunca hubo plan”.
Emociones y vivencias
-Señalás que las canciones en el álbum son cercanas y sensibles. ¿Podés compartir algunas de las experiencias personales o emociones que inspiraron las letras?
-Bueno quizás la más sensible y personal es “Rotx”, que la escribí al otro día que un amigo tuvo un episodio de sensibilidad mental. Fue un evento muy fuerte a nivel emocional donde por suerte salió todo bien, pero atravesarlo fue intenso. Escuchando la pista que ya tenía grabada me puse a cantar y salió eso de “dejame pensar tranqui las cosas claras, sentir que yo elijo mis propias palabras” a veces esa parte siento que está cantada desde su punto de vista y la segunda “vamos a vivir tranqui las horas claras, hacer que las cosas normales sean raras” sea un poco más yo tratando de que salgamos de ahí. No sé. Igual después se fue fundiendo con un montón de emociones y vivencias más. La canción termina tomando su propio camino y se resignifica en mí mismo. Ni hablar de las personas que lo escuchan.
Cómo un collage
-Hablaste de influencias musicales que contribuyeron a la creación del álbum, incluyendo bandas argentinas y sonidos más contemporáneos como el post punk ruso. ¿Cómo lograste fusionar estas influencias en un sonido cohesivo?
-Creo que en este punto tuvo que ver limitar la paleta sonora, tanto en las baterías como los sintetizadores si bien varían los arreglos y las ideas, los sonidos son siempre los mismos, fue una decisión de producción, ya que de alguna manera ya sabía que el disco iba a tener una fuerte dosis de collage, scroll. Que haya saltos es parte de la idea del disco pero que el universo sea el mismo lo definen los elementos y la voz que hace que se centre mucho en el personaje que atraviesa todos estos estados.
Narrativas
-“Nunca hubo plan” presenta una narrativa que abarca todo el álbum. ¿Podés darnos un vistazo más profundo sobre cómo se desarrolla a lo largo de las canciones?
-Siento que el disco tiene más de una narrativa, por un lado está lo que le pasa al personaje que quizás comienza tratando de retener algo que no quiere perder, a medida que avanza el disco a fuerza de golpes y experiencias termina asumiendo y hasta riéndose de eso que hizo mal, hasta llegar a un punto de darse cuenta que lo que hay que valorar son esos momentos que parece que duran para siempre, y llevarlos siempre como bandera. Otra narrativa que encuentro interesante es la de cómo se va mostrando el personaje, donde en un principio parece estar relajado, en un ambiente lúdico, llega a puntos de enojo y cinismo, catárticos, y al final terminas viendo lo que siempre estuvo a la vista pero de una manera más explícita, este personaje es una persona que está cuidando algo roto, que inventó todas esas capas pero en el fondo siempre estuvo eso ahí.
-Este es tu segundo ¿Cómo sentís que evolucionaste como artista desde tu primer álbum hasta “Nunca hubo plan”?
-En este disco pude condensar algo entre las canciones y el universo que hay alrededor de una manera mucho más sólida. Las herramientas técnicas son las mismas y el sonido es mucho mejor, además haber tocado tanto en vivo y trabajar sobre la interpretación performática de los temas es una información que está muy plasmada en este disco y la verdad hace mucho la diferencia. Siento que es un disco donde Fraxu tiene más en claro quien es y al mismo tiempo la gente que lo escucha también entiende más qué es Fraxu.
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