"La malasangre": una mirada al pasado que interpela al presente
Tras su debut en 2023, la obra teatral de Griselda Gambaro dirigida por Exequiel Maya regresa a los escenarios santafesinos con su análisis de los entresijos del autoritarismo y la lucha por la libertad. Ambientada en la época de Juan Manuel de Rosas, la trama resuena en el contexto actual.
En “La malasangre” hay un padre que representa simbólica y metafóricamente a Juan Manuel de Rosas y a su familia, y que lleva adelante su hogar como si fuera un gobierno dictatorial. Foto: Gentileza Martín Bayo
“La malasangre”, dirigida por Exequiel Maya, arranca su segunda temporada los sábados de abril a las 21 en LOA espacio AGM (25 de mayo 1867), tras su presentación en 2023. Es un intento de recobrar, con la ayuda de un equipo artístico conformado por santafesinos, los temas que propone la obra teatral estrenada en 1982, durante la etapa final de la dictadura militar, con dirección de Laura Yusem y actuaciones de Oscar Martínez, Lautaro Murúa, Soledad Silveyra y Patricio Contreras. Es decir, el autoritarismo, la otredad, el miedo, la relación víctima-victimario, la represión y la tortura, la violencia contra la mujer, el olvido y la memoria.
“La malasangre” está ambientada en tiempos de Juan Manuel de Rosas, hacia 1840. Hay un padre autoritario que apoya al gobierno, una hija que recibe a su nuevo profesor, Rafael, un jorobado muy instruido, una esposa sometida y un criado inescrupuloso. El padre designa a un heredero de buena posición económica para casar a la chica, pero ella está enamorada de su profesor, planea huir y desencadena la tragedia al contradecir al padre. Es, cómo dicen los realizadores, la historia de un amor romántico, apasionado, exasperado y loco, que lleva implícito la rebelión y la asunción de lo que es uno mismo”.
Gentileza Martín Bayo
“En septiembre de 2023 estrenamos la obra luego de un año de ensayos y la respuesta del público fue muy grata. Fundamentalmente los espectadores vieron reconocidas formas autoritarias de la historia política de nuestro país, incluso de relaciones personales cercanas a ellos, y también vinculadas a los cambios del presente. Y se conmueven con la historia de un amor prohibido, algo que la autora estuvo especialmente interesada en contar, además de mostrar a la joven protagonista como una heroína: algo totalmente novedoso para la dramaturgia argentina porque, como la misma Gambaro dijo, ‘lo que yo quería era que hablaran ellas, siempre tan maltratadas en el teatro argentino. Hemos estado calladas tanto tiempo que nos queda mucho para explorar”, expresó a este medio Exequiel Maya.
El pasado mira al presente
Invitado a trazar algunas reflexiones sobre la vigencia del texto de Gambaro, Maya apeló a su permanente interés, como docente dedicado a la enseñanza de la historia por poner en diálogo permanente el pasado con el presente. “Este es uno de los objetivos principales que tienen las Ciencias Sociales: hacernos preguntas sobre sentidos socialmente construídos, preguntarnos en el marco de qué procesos históricos y de qué relaciones de poder se crearon esos sentidos y cómo permanecen hoy. Esas preguntas pueden ayudar a desnaturalizar mecanismos de dominación. Y estas inquietudes pedagógicas pueden articularse con el quehacer teatral”.
“En el caso de ‘La malasangre’ nos encontramos con una obra que habla del abuso del poder por parte de Benigno, un padre que representa simbólica y metafóricamente a Juan Manuel de Rosas y a su familia, y que lleva adelante su hogar como si fuera un gobierno dictatorial. Su hija Dolores es una joven que soporta la tensión persistente creada por su padre y que está sometida a una vigilancia social en la que también colaboran su madre -mujer abusada física y psicológicamente- y su ayudante, encargado de las ‘tareas sucias’ del dictador. En su lucha por alcanzar su identidad y su libertad, la joven mujer cuenta con un único ayudante: Rafael, su profesor y amante. Pero este profesor fue elegido con un defecto físico para que no represente una amenaza para la virginidad de la joven: se trata de la representación del control que existe en la sociedad sobre la sexualidad femenina. Y cuando se piensa en el matrimonio de la hija, el candidato es elegido por el padre para establecer una alianza que trae aparejados beneficios económicos para ambas familias”, expresó.
Gentileza producción
“Estos son algunos de los mecanismos de dominación en una sociedad del pasado marcadamente patriarcal, muchos de los cuales se prolongan en el presente bajo otras formas de ‘dominación masculina’. Pero es una obra que permite pensar en el abuso de poder más allá del control del hombre sobre la mujer: la cuestión del “otro”, representado en un amplio rango por las minorías sexuales, los sectores económicamente vulnerables, las llamadas “disidencias” en general, también está presente. Es la figura del profesor, que supone una amenaza para el gobierno del dictador cuando no puede ser sometido a su dominación y además es una herramienta para la libertad del oprimido (la hija). Como la tarea de la enseñanza cuando la educación pública y la ciencia están en riesgo; cuando los gobiernos pueden manipular mejor a sus pueblos quitándoles derechos adquiridos y conquistas sociales, con el ataque a los salarios de los trabajadores, con la pérdida de las fuentes de trabajo de miles de personas. Todo lo que tristemente nos sucede en el presente con gobiernos autoritarios que llevan a cabo una tarea de demolición del Estado y de las instituciones republicanas, federales y democráticas, así como del sistema legal que garantiza la vida cotidiana de millones de ciudadanos”, agregó, proyectando una mirada sobre el presente.
Gentileza producción
Ficha artística y técnica
El elenco está conformado por Claudio Paz, Exequiel Maya, Ana Paula Borré, Luciana Lezcano, Adriana Rodríguez y Julián Bruna, recientemente incorporado. La escenografía es de Maya, el diseño lumínico y la operación de luces y sonido de Maximiliano Mazzei y Jaquelina Abrigo, el diseño y realización de vestuario de Mery Abrigo, la asistencia técnica de Alejandro Maidana y Virginia Basualdo, la fotografía de Martín Bayo, el diseño gráfico de Pablo Damiani, la prensa: Rosana Balbuena, la asistencia de dirección de Jaquelina Abrigo y la dirección general y puesta en escena de Maya.
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