La ex líder de Utopians llega a Santa Fe para mostrar su segundo álbum solista, con Vomitan Glitter como banda invitada. En diálogo con El Litoral, la cantante y guitarrista repasó la gestación de este flamante material, como así también su reciente gira por tierras ibéricas.
En movimiento: tras un tiempo de introspección pandémica, Barbi salió a crear este material (y algunas cosas que saldrán en el futuro) mientras presentaba el álbum anterior, “Ubicación en tiempo real”. Foto: Gentileza producción
Barbi Recanati llega a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el viernes 10 de noviembre a las 21, en el marco de la gira presentación de “El final de las cosas”, su segundo álbum solista, al frente de su banda integrada por Inés Copertino (bajo), Lux Raptor (sintes), Juan Manuel Segovia (guitarra y producción del disco) y Tomás Molina Lera (batería). Como banda invitada estará Vomitan Glitter. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
Antes de la visita, El Litoral conversó con la artista para adentrarse en el proceso creativo de este material, como así también en su reciente gira española.
Etapas
-¿Cómo fue el proceso de hacer “El final de las cosas”? Hay canciones que salieron en los días previos a entrar a grabar, y otras salieron de demos rescatados.
-El disco tuvo como tres instancias. La primera fue un año anterior a empezar a grabar; entré a grabar el disco, hice “Fin del mundo”, y cuando la terminé me di cuenta de que prefería esperar un tiempo más para seguir grabando. Eso nunca me había pasado, creo que fue algo que definió bastante al disco: decidir que tal vez había otro momento para entrar al disco y grabar las canciones. Fue la primera vez que me pasó: siempre fue más como “bueno, pasaron dos años del disco anterior, vamos a entrar a grabar”.
Un año después volví, regrabamos “Fin del mundo” y empecé a grabar el disco nuevo. Cuando el disco ya estaba terminado, y estábamos listos para lanzarlo, empezamos a terminar la mezcla, aparecí con tres canciones nuevas; y ahí fue la tercera etapa: tuvimos que retroceder varios casilleros, te diría que dos semanas antes de lanzarlo. Entonces pasamos de estar un montón de meses muy tranquilos grabando un disco, a estar corriendo los últimos diez días con locura para poder terminarlo. Así que pasó por todas las instancias.
Hacia adentro
-Dijiste que “Fin del mundo” era la única canción que escribiste en pandemia. ¿Cómo surgió, y cómo se dio ese contexto de bloqueo, durante ese periodo tan particular?
-En realidad fue una sumatoria de cosas. A mí me coincidió algo muy singular que fue que “Ubicación en tiempo real”, el disco anterior, salió el 20 de marzo de 2020. Entonces el día que arrancó el encierro para mí empezó un disco nuevo; hasta que lo tocamos en vivo pasó como un año. Lo irónico de todo esto fue que cuando comenzó a abrirse un poco el aforo y pudimos empezar a tocar, estamos en nuestra salsa con la banda: teníamos un disco para presentar que había salido en pandemia. Lo tocamos por todos lados, fue muy divertido experimentar, en cada provincia, el sistema distinto para realizar shows; fuimos a todas las provincias.
Fue muy especial lo que sucedió con el disco en toda esa transición pandémica, hasta que volvimos a la frecuencia social de antes. Y eso hizo que sea un disco muy largo: entre que salió hasta que realmente lo pudimos presentar con la gente en el lugar pasaron dos años. El primer año lo hicimos para verlo virtual; después tocamos en algunos festivales; empezamos a tocarlo por todos lados; y los dos Niceto que hicimos al final fueron en diciembre del 2021.
En todo ese periodo no me salían ganas de grabar canciones, porque estaba feliz con esas que habían pasado; y también estaba procesando mi vida en pandemia con mi hijo, como le pasaba todo el mundo. Estuve re alejada de una fase súper productiva y artística por la pandemia, porque estaba con mi hijo, que en ese momento tenía tres años. Entonces me desconecté bastante, y la poca conexión artística que tenía se la dediqué a este disco: en hacer videoclips, en hacer presentarlo, en salir de gira; ensayarlo: nunca lo habíamos ensayado, empezamos a ensayar seis meses después de que lo sacamos, cuando nos permitieron volver a juntarnos en nuestra casa.
En el medio de todo esto, me pasó que una amiga mía estaba en una historia de amor con otra chica, y me contaba que le costaba mucho hablarle; le gustaba mucho, entonces no quería hablarle virtualmente. Y “Fin del mundo” en realidad habla de eso: de dos personas un poco conociéndose en medio de la pandemia a distancia; y me pareció tan gracioso que le hice como una canción con bastante épica, porque me pareció la historia con menos épica del mundo
-Hay miles de historias así en la pandemia.
-Totalmente, pero creo que “Fin del mundo” era más una burla al fin del mundo: salió como un chiste a lo que le estaba pasando a mi amiga, y a ese fin del mundo tan poco épico que estaba sucediendo. Fue casi lo único que me salió en esos dos años.
Cultura general
-“Ubicación en tiempo real” fue tu primer álbum solista. ¿Sentiste para este ese desafío que aparece a veces en el segundo disco de algún proyecto? ¿O simplemente fluyó desde tu madurez artística, de una carrera de muchos más años?
-Un poco sí sentí una pequeña presión de “che, quiero que esté buenísimo, porque el disco anterior está buenísimo”. Eso sí me pasó, pero es un “buenísimo” muy personal, no de que “a la gente le parezca”, sino que a mí me guste tanto como el anterior. Y eso para mí era muy difícil, porque me gusta mucho “Ubicación en tiempo real”. Eso nos pasó a mí, a Juan (Manuel Segovia, padre de su hijo, guitarrista y productor) y Tomi (Molina Lera, ex baterista de Utopians y actual de su banda), con quienes hice el disco.
-Hay en general una apelación al mundo de los 80: desde el sonido de bandas de esa década, a referencias culturales como “Arte, arte, arte” o “DeLorean”, que además tiene un loop hecho con un Game Boy. “Fin del mundo” tiene esos teclados synth-pop, y la estética del video (filmado en la etapa de juntada pandémica) es de video en cinta. ¿Cómo se fue dando esa atmósfera de época?
-Se dio de una forma muy natural, y también hay algo muy orgánico de quiénes somos nosotros. Lo de “DeLorean” fue una idea de Lux (Raptor, tecladista): su casa es un museo de los 80, y está llena de consolas de videojuegos y sintes de los 80. Dijo que estaba pensando una idea para un sinte y apareció con ese loop, y nos pareció la cosa más alucinante que habíamos visto en la vida: no podíamos creer que estaba haciendo la música con el Game Boy.
Después las referencias... uno crece y ya no son más referencias de antes, son simplemente la cultura general (risas), con la que te manejás día a día. Es impresionante como las generaciones se empiezan a separar, y de repente tus referencias son constantemente de “Volver al futuro” o de “Los Simpson”; y tal vez hablás con alguien de 20 años y se te queda mirando. Ahí decís: “Ah, envejecí” (risas).
Un poco abrazamos nuestra esencia. A mí me pasa mucho eso: empezar a reivindicar más quién soy; tratar de siempre de aprender y absorber cosas nuevas, pero no tratar de hablas tener una identidad que no es mía.
“Cuando el disco estábamos listos para lanzarlo, aparecí con tres canciones nuevas: tuvimos que retroceder varios casilleros, te diría que dos semanas antes de lanzarlo”, cuenta Recanati. Foto: Gentileza producción
Cocinero de sonidos
-¿Qué sentís que Juan aportó desde la producción?
-La producción de Juan es muy particular, porque no cumple el rol de un productor, sino que de mis brazos y piernas. Soy una persona que tiene re claro lo que quiere de las canciones, y compone, escribe, y le pone toda la emoción. Pero después en el momento de ejecutar Juan cumple todos los roles que se pueden cumplir: es el que agarra la guitarra, el bajo, la computadora; y empieza a explorar durante horas, semanas y meses hasta llegar a donde queremos llegar. Y lo hace con Tomi al lado, desde los rítmico y también desde la ingeniería: son como dos robots que no paran, y la calidad de todo lo que hago depende 100 % de ellos.
Más allá de la calidad sonora, hay algo de la calidad compositiva que es muy de Juan. Porque soy una persona muy lo-fi componiendo: “Estos son los acordes, esta es la letra, esta es la melodía, y quiero que suene así”. La calidad con la que se consigue eso es Juan: cuando vos escuchas esa pared de sonido, de guitarras, y esa profundidad. La parte linda y artesanal de cómo grabamos es que no es algo que hagamos en un día: nos lleva meses.
Y por suerte, por las herramientas con las que contamos, pudimos dar vuelta un lema con el que estuve casada todos mis veintes y ahora no que es: “Los discos se abandonan, no se terminan”. En mi carrera solista los termino, no los abandono. Por supuesto lleva más tiempo, es lo peor que puedes hacer comercialmente, porque dejas pasar el tiempo y vas en contra de los relojes; y no podía garantizarle a nadie a tu alrededor que vas a sacar un disco en tal fecha, entonces nadie te puede ayudar. La gente te pide canciones y vos no las sacás, tardás mucho más de lo que la gente quiere; y todo lo que jamás deberías hacer, pensando en el éxito, es lo que terminamos haciendo con estos discos (risas).
Pero nos hace muy bien, y funciona muy bien; y no podría hacerlo sin Juan.
Concepto integral
-Hablando de ir contra los mandatos de la industria, hubo solo dos adelantos: “Fin del mundo” y “Lo que queda”; en una época que se demandan justamente más cortes previos al lanzamiento final. ¿Fue una decisión o se fue dando?
-Se va dando. Por supuesto que en todo lo que puedo aporto: a mi persona y a mi carrera, porque no me odio. Entonces digo: “Bueno, sí, vamos a sacar un single, tratemos de hacerle un videoclip”; no es “no me importa nada”. Entiendo que lo mejor es sacar tal vez cinco adelantos y después el disco; pero no puedo con ese ritmo, porque me gusta que los discos que saco vengan acompañados de otras canciones. Porque es como me gusta escuchar música a mí: crecí en una era donde me compraba un disco, lo escuchaba, y después fantaseaba con cuál iba a ser el corte; y decía: “Ojalá este tema tenga un videoclip”.
A mí me cambió un montón escuchar música así, porque muchas canciones las descubrí gracias a gustan otras canciones. Son obras completas para mí mis discos, y me gusta sacarlos así. Y de hecho los singles a veces sale antes porque están listos antes, y pueden vivir antes. Pero los otros temas que salieron en el proceso del disco, no me sale guardarlos en una caja y distribuirlos, porque están hechos para que salgan ahí todos juntos.
Viaje ibérico
-Estuviste de gira por España, por ciudades como Madrid, Barcelona, San Sebastián, Valencia y Bilbao, compartiendo escenario con artistas como Marilina Bertoldi, Benito Cerati o Susi Pireli, el dúo que integran Paula Trama e Inés Copertino, que también es la bajista de tu banda. ¿Cómo viviste esa experiencia, y por qué pensás que hoy hay tanta recepción allá para artistas argentinos?
-La experiencia la viví de manera hermosa. La gira la hice con Susi Pireli; nos encontramos con Maru allá para hacer una fecha en Valencia. Fue todo muy orgánico: Maru decidió tomarse una semana de vacaciones, porque estábamos nosotras allá, y nos pareció lo más divertido del mundo: como estaba allá se sumó a una fecha. Fue un viaje de amigas, y eso fue increíble: creo que es la primera vez que hago un viaje de amigas en mi vida, y decidimos hacerla con los instrumentos y con la excusa de la gira.
Creo que es muy evidente lo que sucede en España con Argentina: después de 2001 hubo una oleada migratoria enorme a España, entonces hay una comunidad gigante de argentinos. En los últimos años se hizo muy común no tanto en forma de exilio, sino también mucha juventud que se va cuatro años a España y después vuelve: se van a estudiar, o a aprobar unos años y después vuelven.
Toda la gente que conocí, que nos iba a ver a los shows, era: “Estoy viviendo hace seis meses, viví dos años acá y volví”. Gente que va y viene; después de los 2000, y la cantidad de gente que emigró, se volvió muy accesible la ciudadanía para un montón de personas, y el intercambio de vida constante.
Entonces vas y te encontrás con gente que viste hace dos meses en Argentina, o dos años. No me encontré con un español, en mi público: dos españoles habrán ido en total. Ahora me río porque lo entiendo: veo que una banda de acá se va y vende mil entradas allá, y entiendo que son mil argentinos. Es increíble: vas a tocar a Barcelona y es como tocar en la provincia al lado.
Son argentinos apoyando el arte argentino; y también creo que hay una cuota enorme de desarraigo, de melancolía, de personas que cuando tocás te lo agradecen un montón, porque extrañan su país y su cultura. Entonces van y se transforma en un evento re especial, porque te encontrarás con otros argentinos: pensar que hay gente que tal vez se fue y no volvió nunca más, o no volvieron en seis años; o que se fueron con sus papás y crecieron allá.
Y de repente vas a ver a Él Mató a un Policía Motorizado y te encontrás con otras mil personas que están en la misma que vos. Se transforma en algo muy especial tocar en España, porque no solamente estás tocando para un montón de gente que tal vez tiene ganas de verte, sino que está esperando un espacio, y sos parte de ese espacio. Muchas veces están esperando que llegue la banda de Argentina para ir a conocer gente, o para recordar momentos, o para reencontrarse con otras personas.
Pluma caliente
-¿Qué se viene para tu agenda, ya de cara al año que viene?
-Ahora estoy concentrada en empezar a tocar el disco, y darle vida; y vamos viendo año a año. Fue un disco que salió y quedaron muchas canciones en el tintero; entonces me da la sensación de que voy a terminar grabando otro disco mucho más pronto de lo que pensaba. Pero no tengo nada programado, más que salir a tocar.
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