Estamos en el mes de “Oktubre”, uno de los discos más celebrados de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota; un hito de la historia del rock nacional, con clásicos como “Música para pastillas”, “Motorpsico” o “Ji ji ji” (la de “el pogo más grande del mundo”). Es por eso que Bravos Muchachitos! repasará todas las canciones del álbum, de manera integral en una noche única, además de sumar otras obras destacadas del repertorio ricotero y de la discografía solista del Indio Solari.
El show será el viernes 17 de octubre a las 21, lo que le valió el nombre de “Día de la Lealtad Ricotera”. El lugar será Tribus Club de Arte (República de Siria 3572); las entradas están a la venta en boletería de la sala y a través de Ticketway.
En la previa del show, El Litoral conversó con el vocalista Conrado “Pipo” Licheri (parte de una formación que se completa con Pablo Menéndez y Hernán Ruiz en guitarras, Juan José Mulé en bajo, Leonardo Montejo en batería, Matías Allende en teclados y Valentín Pontis en saxo tenor) sobre el desafío de reponer la obra original, como así también de este proyecto próximo a cumplir cinco años de andanzas.
De principio a fin
-Como decía el profesor Gustavo Lambruschini, “están los de octubre del 17 y los del 17 de octubre”; pero acá se juntan las bandas en el Día de la Lealtad Ricotera, donde van a repasar el disco “Oktubre” entero.
-Sí, generalmente hacemos dos tandas en nuestros recitales; en la primera tanda vamos a hacer todo el disco de corrido como es, como está grabado. Para eso vamos a contar con un soporte de imágenes que se van a proyectar en las pantallas de fondo para darle un contexto más copado a esa parte del show.
Ya lo habíamos hecho en 2023; las imágenes son alusivas al disco y todo ese arte de constructivismo soviético que tiene tanto el disco como la idea del disco “Oktubre”. Cuentan el Indio y Rocambole que la idea era hacer un homenaje a todas las revoluciones del mundo, pero anclaron la parte estética en lo que es la Revolución Rusa o el arte ruso.
Y en la segunda parte la idea es hacer un set de canciones con una impronta de resistencia, de acompañar la coyuntura que vivimos actualmente en el país: los Redondos tienen bocha de canciones que se resignifican en este momento.
-Muchas de las canciones de “Oktubre” son clásicos ineludibles, ustedes las tocan regularmente. De todos modos: ¿cómo se prepara una presentación integral?
-Primero y principal: lo más básico es escucharlo. Pienso: "Me tengo que sentar a escuchar Oktubre, lo vengo escuchando que tengo nueve años, diez años". Pero sí, hay que volver a escucharlo: más allá de saberme la letra y la melodía, entender el concepto propio del disco: lo que los Redondos, lo que el Indio y Skay quisieron transmitir en ese momento.
Me toca la parte de cantar y decir las letras, entonces tengo que entender las letras: no solamente repetir lo que cantaba el Indio o lo que escribió el Indio. Esto lo hago también por una cuestión de placer personal: me gusta investigar, si bien tengo bastante en claro (por la cantidad de años que hace que lo escucho, y porque siempre me interesó) pero sigo investigando.
Hay canciones que, aunque hace mucho que las venimos escuchando y tocando con la banda que sé yo, canciones como “Semen Up”: tiene muchas vueltas, muchas partes que se repiten, una parte una estrofa, un primer estribillo, pero más ha cortado; después son dos estrofas, después el solito, que se complica un poco.
O “Canción para naufragios”: si bien no son muchas partes, son partes que parecen iguales, pero no; la segunda vuelta cambia tal cosita, no se repite esto; está la parte del interludio, que aparecen unos relojes, unas campanas.
Entonces hay que tratar de incorporar y absorber bien la canción, para no tener el día de mañana ninguna sorpresa. Lo que hago también es ver videos: por ahí si una canción me suena medio raro o pienso que no me sale, trato de escucharla a ver cómo la cantaba el Indio en su momento, en vivo. Por ejemplo, Palladium es un recital que se resignifica en esta época, porque fue la presentación, con toda la parafernalia del disco. Hay que estudiar y adquirir, embeberse de “Oktubre”
-Por ahí los temas que más tocás (empezando por “Ji ji ji”) los hacés en el medio de otro set habitualmente. Tenés que volver a mentalizarte para tocarla dentro del contexto del disco.
-Sí, imaginate que estamos acostumbrados a “Ji ji ji” tocarla última (o penúltima, si es que pinta después algún otro bis); y en este caso no: va a estar en la primera tanda del show, 0después de “Ji ji ji” hay dos canciones más. Entonces cambia un poco la idea que uno tiene o cómo venimos planteando los recitales, la lista de temas. Esto es otra planificación, sobre todo de la primera tanda: dudo que repitamos “Ji ji ji”.
Junto con las imágenes va a haber toda una cuestión con las luces, porque la estética del disco es muy particular, muy minimalista a nivel iluminación; entonces estamos hablando con el iluminador para sumar desde el soporte de luz y de imagen a la estética del disco.
Propuesta diferente
-Este año también hicieron el Hall de HUB en formato electroacústico. ¿Es un formato para llegar a otros lugares y al mismo tiempo también darle otra cosa a los de siempre?
-Sí, este año hicimos varios sets acústicos y electroacústicos. El primero lo hicimos en el Foxy Bar: éramos cuatro nomás, con guitarra, una batería muy mínima y el saxo. Después sumamos otra guitarra más; después hicimos el electroacústico, que ya era toda la banda, con teclas, con una guitarra eléctrica y dos guitarras acústicas.
Sí, lo vimos como otro plan, otro clima, otro público quizás. A mí particularmente no es el programa que más me gusta: me es mucho más fácil y me siento mucho más cómodo en un recital con las canciones en sus versiones originales. Pero somos conscientes de que nos sirvió para tratar de ver en otro plan la banda, las canciones, la gente: en su momento valió la pena, pero este año ya me parece que es una veta que ya la cumplimos.
Dar una mano
-Hicieron un show solidario para el Día del Niño. ¿Cómo fue esa experiencia también y recaudar juguetes y otras cosas, y poner la música al servicio de una causa noble?
-El año pasado habíamos hecho un show beneficio, en el cual como entrada la gente tenía que llevar un alimento no perecedero. En ese momento hablamos con una organización, Actitud Solidaria, que ya tiene trabajo en el territorio: saben dónde está la gente que está en situación de calle. En ese momento hicimos ese evento a beneficio, les dimos toda la comida que juntamos y ellos se encargaron de cocinarla, de repartirla. Es algo que nos gustaría tratar de hacer todos los años, dentro de las posibilidades.
Este año pensamos en agosto sumar al Día del Niño desde nuestro lugar. Estuvimos organizándonos con la gente de Tribus, que siempre nos apoyan en este tipo de propuestas. Y llegamos a la conclusión de que se nos iba a complicar mucho si le pedíamos a la gente que a la entrada lleve un juguete, porque se puede prestar a mucho tipo de confusiones.
Entonces dijimos: “No, vamos a cobrar una entrada”. Mediante escribano se fiscalizó cuánto fue lo recaudado, con ese monto fuimos a dos locales en la ciudad, entre bazar y juguetería. Fuimos previamente a asociaciones de la ciudad para averiguar qué era lo que necesitaban: a la Fundación del Hospital de Niños, a la Biblioteca del Hospital de Niños, a la Fundación Mateo Esquivo, y a dos merenderos: el de Agus en barrio Yapeyú y el de Daniel Gutiérrez en barrio San Lorenzo.
Ellos nos comentaron qué es lo que estaban necesitando; obviamente que fuimos con juguetes, pero también nos han pedido cosas de bazar, de cocina, porque ellos dan cursos de cocina; entonces también aportamos eso. Aportamos fibras, hojas, fibrones, carpetas, revistas para colorear, para que puedan tener en los distintos lugares. Más allá de que hicieron su jornada por el Día del Niño, tuvimos presente que no sea solamente dar un juguete; sino que también queríamos que les quede a ellos para poder hacer distintas actividades a lo largo del año.
Fue muy gratificante para nosotros el día que llevamos las cosas ver a los a los niños llevarse sus juguetes; poder aportar, ayudar. La idea es en cierta forma poder volcar desde nuestro lugar todo lo que recibimos por parte del público que nos va a ver, del cual estamos muy agradecidos, porque era algo que no nos imaginábamos todo esto que está pasando.
Yo personalmente y con alguno de los chicos creíamos que Bravos Muchachitos! iba a ser juntarnos a tocar, hacer cinco, seis shows; que no íbamos a tener la convocatoria que estamos tan agradecidos de tener. Entonces es una forma de devolver a quien más necesita. El año pasado lo hicimos con la gente en situación de calle y este año quisimos hacerlo con los niños: es muy gratificante, es muy loable, a mí me llena de orgullo y de felicidad. Porque soy padre, porque sé lo que significa la felicidad de un niño y nada es más lindo que eso.
El año que viene deberíamos hacerlo con los jubilados, con los discapacitados, cosas tan necesarias en estos últimos tiempos. Tendríamos que encontrarle la vuelta, pero es una linda forma de seguir darle una razón más a esto tan copado que es hacer las canciones de los Redondos.
Honestidad artística
-Vienen de diferentes experiencias musicales cada uno, pero Bravos Muchachitos! superó la idea, los superó a ustedes mismos: tiene una vida y una química propias. ¿Cómo se hace para seguir creciendo como una banda tributo, pero que no deja de ser un grupo humano, un grupo de gente que tiene que quiere seguir haciendo cosas?
-En la banda mayoría tiene siempre otros proyectos de temas propios y de otros homenajes o tributos. Por mi parte vengo tocando desde los 15 años y componiendo también. Con Hop Frog, cuando estaba en la secundaria, sacamos un cassette con siete canciones de temas propios, entre música y letra. Después con Gol de Chancho tengo tres discos y un EP que sacamos, con más de más de 30, 40 canciones con letras propias, algunas letra y música.
Veo un poco lo que sucede con las bandas locales de temas propios, y hay un techo en Santa Fe, hay un límite; que no podría solamente adjudicárselo al a la convocatoria o al espectador. Me parece que también que los músicos, como integrantes de bandas de temas propios también tienen que no sé si hacerse cargo, pero enfrentar esta situación que hay.
Independientemente de la situación económica, que hay que comprar una entrada para ir a escuchar unas canciones, ya sea de Los Redondos o de cualquier banda que haga sus temas propios. Ya ahí tenés un brete, la parte económica.
Y después, a mí me pueden gustar o no ciertas canciones de ciertas bandas, sean tributos o sea de temas propios, independientemente de eso, me parece que los músicos deben hacerse cargo e involucrarse un poco más o ser más conscientes de qué es lo que está pidiendo el espectador. Sin llegar al punto de decir: “A ver, ahora hay que hacer reggaetón o RKT”, o “ahora tenemos que ir todos atrás de Ca7riel y Paco Amoroso”.
Hay bandas de rock que son muy buenas, como Camionero (que está tremenda), Winona Riders. O por el otro lado, tenés a El Plan de la Mariposa, o El Kuelgue, que evidentemente encontraron una forma de llegar a la gente.
Todo se reduce en ser auténtico y ser consecuente con lo que uno hace y dice: eso la gente de alguna forma lo capta. Si sos realmente sincero con el proyecto que tenés, y lo bancás desde una postura intelectual y sos consecuente con eso que estás cantando y escribiendo; sea lo que sea que escribas, o cómo lo escribas o cómo lo digas, eso se transmite.
Pero no es de ahora, es de siempre: le pasaba en su momento a los Beatles y le pasa en este momento a Ca7riel y Paco Amoroso o Conociendo Rusia; o a Chano: te das cuenta de que el vago escribe lo que siente.
Abrir puertas
-¿Cómo siguen los planes de acá al futuro cercano de la banda, después del 17?
-Estamos viendo para hacer en noviembre una fecha en Rafaela, un lugar donde no fuimos nunca todavía. La fecha del aniversario este año va a ser el 27 de diciembre, porque 28 cae domingo. Por ahí es muy domingo, muy fin de año, muy fin de mes; muy fin de este año. Hay gente que hemos tocado un viernes y nos ha dicho: “Loco, yo al otro día trabajo”; imaginate si tocamos un domingo.
Y lo que tiene este año la fecha de diciembre en Tribus es que se cumple cinco años de la banda. Nuestro primer show fue el 28 diciembre del 2020, un domingo justamente: fue un montón de gente, en año de pandemia.
Desde entonces sucedieron cosas que no esperábamos: yo no esperaba haber ido a tocar a San Carlos, a L’Etoile, el mismo lugar donde tocaron los Redondos. No esperaba este año compartir escenario con Baltasar Comotto. No esperábamos tocar al tiempo en Paraná con Luciana Palacios, la corista de Los Fundamentalistas, y con Valentina Cooke, la mujer de Gaspar Benegas.
Se fueron dando cosas que nunca estuvieron en el radar. Cuando fuimos a L’Etoile, para mí fue como “Guau, loco, acá hay algo”. A Baltasar pude acercarle una foto encuadrada: al día siguiente de que tocaron en el 97 en la cancha de Colón, estuve con Indio y Skay; estuve hablando con ambos, me saqué una foto. Le di a Baltasar el cuadro, y le hice una dedicatoria atrás; le pregunté si se la podía acercar al Indio y me dijo que sí, que a la semana siguiente empezaban los ensayos porque iban a ir a tocar con los Fundamentalistas a Uruguay; y que seguramente se le iba a encontrar al Indio. Eso fue muy emotivo, muy emocionante para mí; y no tengo dudas que el resto de la banda piensa y siente lo mismo.
Tratamos de no de no planificar tanto, si bien tenemos algunas cuestiones como la fecha a beneficio, la fecha de fin de año; eventualmente hacer alguna entre acústico o electroacústico. Pero todo lo que se fue dando siempre fue sumando, siempre fue para más; y por eso mismo estamos tan agradecidos y nos gusta tanto este proyecto.
Nos gustan los Redondos, nos gustan las canciones; a mí me encanta cantar, me encanta subirme al escenario. Y compartir en el camino con tanta gente, y que se abran tantas puertas, bienvenido sea, bienvenido sea. Agradecido a la música, a la vida y al Indio, a Skay y a los Redondos por siempre.
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