Cabezones y Experimento Negro: juntos por primera vez
Los proyectos liderados por César Augusto Andino y Rodrigo “Negro” González compartirán escenario, como cuando la primera formación del primero lo hizo con La Cruda. El Litoral conversó con Andino sobre su libro “Un Eclipse intraural”, donde recuerda los tiempos de “Eclipse (sol)”, a 20 años de su salida; como así también de “Curar”, anticipo de su próximo material.
Cabezones 2023: Andino escoltado por Ariel Perini (guitarra), Nico Fernández (batería), Mariano “Nano” Bernardi (bajo) y Eugenio “Mona” Jauchen (guitarra). Foto: Gentileza producción
Cabezones y Experimento Negro, dos estandartes del rock santafesino, llegan por primera vez juntos a Tribus Club de Arte, el viernes 3 de noviembre a las 21. Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (miércoles a domingo de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
Cabezones está presentando “Curar”, su nuevo single, junto al libro “Un eclipse intraural”, en el que César Augusto Andino relata el proceso creativo detrás del disco “Eclipse (sol)”, publicado en 2003 (hace 20 años) y que viene acompañado por la edición remasterizada de “Eclipse” e “Intraural”, con edición de Mucho Barullo.
Por su parte, Experimento Negro se encuentra trabajando en la tercera y última parte de “Vos”, que saldrá a la luz en pocos meses. Rodrigo “Negro” González supo compartir escenarios con Cabezones en los tiempos de La Cruda, y ahora lo hará con este proyecto personal.
Aprovechando la ocasión, El Litoral conversó con César sobre el libro, el aniversario redondo, y también sobre su presente artístico.
Campeones del mundo
-Son los 20 años de “Eclipse (sol)”, al que destacás como el disco que tiene las mejores canciones de Cabezones. Transversalmente estás unas épocas, pero puntualmente ese momento de “llegar”: de esos “pibitos de una ciudad del interior” que estaban tocando el cielo. ¿Qué recuerdos o fotos vienen enseguida, y cuáles aparecieron mientras ibas escribiendo?
-Algunas que vos escondiste y salen en ese momento. Aquella formación fue con la que arrancamos con el sueño; la diferencia fue que los cuatro teníamos una convicción a prueba de balas, a prueba de cualquier cosa: de palabras, de malos momentos. Porque cuando tocamos en Vélez y la respuesta fue tan negativa del público... vas a Buenos Aires, podés tocar con Iron Maiden y Judas Priest, en un evento de 40.000 personas; y la gente te da la espalda o te insulta; porque en ese momento nuestro género era como de moda y lo otro era lo tradicional, el heavy clásico.
En ese momento pensé que se derrumbaba la cosa, que no íbamos a soportar eso. Porque fue como si el cocinero debuta con su mejor menú y la gente no quiere comer; y nosotros: “Es lo mejor que hicimos, ¿y ahora qué hacemos?”. Nos quedamos los cuatro. con mucha angustia. Hernán Petri de Much Music me hizo una nota, Mario Pergolini también, como reivindicando el hecho de habernos quedado en el escenario tocando, a pesar de que la gente nos tiraba con cosas. Tengo una imagen que me dio un paralelismo épico: ¿Viste cuando en las películas el ejército avanza furibundamente a atacar, y no le importa nada? Bueno, teníamos todas en contra y lo vi a Alejandro (Collados) tocando la batería, y con los palos sacando las cosas que le tiraban, pastos. Esa imagen me quedó grabada como que íbamos para adelante a pesar de todo: eso me dio una fuerza tremenda.
Después de que pasó todo eso aparecieron las sanaciones: además de lo de Sadaic (fue muy bueno lo que cobramos en ese show internacional), las palabras de Mario, la palabras de Hernán, de Gustavo Olmedo: “Ya lo van a entender”. Y remitirme a los vivos: “Ya les pasó a casi todos, ahora nos pasó a nosotros”.
Lo mismo nos pasó me pasó con “Eclipse”: no fue él disco que mejor sonó, porque en ese momento, teníamos un desorden grupal; entonces grabamos en diferentes estudios, y cuando uno empezaba el tema como le gustaba, venía el otro y lo cambiaba. Juanjo (Burgos, productor) en un momento dado dijo: “Renuncio”, porque era un caos total. Las canciones estaban buenísimas, porque son las canciones que hasta hoy seguimos tocando.
Y, como decís, son fotos de momentos irrepetibles: México, los shows que hicimos ahí, las tardes que vivíamos... Porque está buenísimo ir a un país de gira, pero en la mayoría de los momentos no tenés que hacer nada ;y descubrir el país y ponerlo en palabras.. Siento que el libro lo que hizo fue guardarme esos recuerdos: por ahí los leo y me dan angustia algunas cosas, otras unos recuerdos hermosos.
Creo que en ese momento fuimos campeones del mundo: la formación, la gente alrededor, todo lo que pasaba en el ambiente musical: todo conspiraba, para que nos fuera bien. Cuando vinimos, Sony no quería sacar “Eclipse” hasta el otro año: iban a ser cuatro años con “Alas”, para mí era muchísimo. Había nacido Sofía, tenía una presión que nunca había sentido, que era llevar los plata a mi casa sí o sí; porque antes sí había un paquete de galletitas de agua ya era suficiente.
-Es ese momento en que estás viviendo de la música, pero no tanto. Estabas jugado en esa, pero todavía no remuneraba plenamente.
-Claro. Entonces empecé a hacer todo lo de lo de “Eclipse”; Martín Almozny (por entonces mánager), que tenía una plata, también la puso para el disco. Hubo que hacer las tapas, todo independiente: era un caos, porque toda la semana había llovido y no se secaba las tapas, y el show venía el fin de semana; y no sabíamos si íbamos a tener los discos, que al final los armamos nosotros.
El día del show se vendieron los 800 discos; esa misma noche va PopArt a vernos, y me dice María Nolte: “El martes tiene una reunión con Alberto Moles, porque los quiere contratar”. Por eso menciono que “Eclipse” fue independiente unas horas. Era en ese momento incertidumbre: volver de México, hacer un disco independiente, volver a empezar viste de cero; y sentir que la compañía de la que todo el mundo venía hablando, que estaba haciendo festivales, te contrate, era como “Bueno, estamos haciendo las cosas bien”. Y a partir de ahí ese disco empujó.
Viva México
-Recién estaban haciendo pie en Buenos Aires, y sale ir y vivir en México. Un poco contás lo de estar viendo la casa de Frida Kahlo en Coyoacán.
-En 2001 explota todo en Buenos Aires: me acuerdo que salimos del subte y nos cayó una granada de humo, ponele a cinco metros, y yo decía: “¿Dónde estamos?”. El pibe de Santa Fe se encontró con un caos que jamás lo pensé vivir, cuando vos tenés esa inocencia y esa incapacidad para afrontar una movilización social tan grande como fue el 2001; porque desde Santa Fe siempre lo veíamos por televisión.
Yo estaba ahí, era protagonista: la gente corría, había carros hidrantes, balas de goma. No sé por qué habíamos ido a Sony, quedaba en Callao y Perón, a tres cuadras de Congreso. Ahí con la compañía decidimos irnos a México: nos pagaban los pasajes. Zeta (Bosio) también nos decía: “México es un lugar hermoso”. Empezamos a recabar información, Pichu (Esteban Serniotti) tenía amigos personales que decían: “Pueden venir a nuestra casa a vivir”. Entonces era como que se iba dando: Sony nos paga los pasajes y nos vamos. Al principio era a vivir “un tiempo” y después fue todo un año.
-Todo el 2002.
-Claro; y sin saber, cuándo íbamos a regresar. En un momento volví a Buenos Aires, porque Alejandra, la mamá de Sofía estaba embarazada; entonces decidimos decirle a la familia que íbamos a tener un bebé. Quería empezar con el pie derecho, me vine de México solamente para eso. Me fui unos días después, y ya vi que Buenos Aires estaba más calmada, había shows; me llevé un montón de Sí! de Clarín para mostrar.
Lo que hacíamos tenía siempre un algo de incertidumbre bastante pronunciado, porque era todo prueba y error: “A ver cómo nos va a con esta”, y seguir; teniendo cierto colchón de información y de data. Zeta fue con nosotros, fue una mano tremenda: cuando llegamos al DF, el primer show lo hicimos en un boliche que se llama Bulldog, allá lo llaman un antro. Era el boliche de rock del DF, y decía “Zeta Bosio y Cabezones”: se llenó, había 2.000 personas; tocamos temas nuestros pero también tocamos de Soda, y él tocó con nosotros el bajo. Fue entrar una pie derecho: la prensa, todo el mundo; el disco salió muy rápido, se vendió un montón.
-Editaron “Alas” allá.
-Claro, la edición mexicana: era parte del trato; el comienzo con Sony México fue buenísimo. Fueron una serie de sucesos que nos fueron dando una bienvenida. Los chicos de Argentina: vivíamos en la casa de unos chicos divinos, que nos tuvieron unos meses, porque no podíamos alquilar, hasta que empezamos a tocar y tuvimos dinero para alquilar un departamento.
Y después entender que había muchos hijos de exiliados y tenían su historia pesada: de haber sido escapados de Argentina los padres. Mucho no habían vuelto más, y habían hecho su trabajo, su futuro ahí; toda gente trabajadora y con ideales: sobre todo por política se habían ido. Muchos que se habían subido el avión y habían esquivado la suerte que habían tenido sus compañeros, que habían desaparecido: una historia muy heavy y además muy triste, porque veían a la Argentina como un país que los había expulsado.
Y así fuimos construyendo ese disco, que para mí son las mejores canciones; a pesar de que “Alas” sonó recontra bien y fue el comienzo, y “Jardín de extremidad” fue el disco que mejor sonó de Cabezones y tiene los dos temas más populares: “Pasajero en extinción” y “Mi pequeña infinidad”. Me parece que lo de México fue una locura más de todo este viaje que hicimos entre los cuatro. “¿Vamos a Buenos Aires?”: vamos; “¿Vamos a México?”: vamos. Era increíble esa unión que tenía el grupo: nunca hubo dudas de lo que queríamos hacer, nunca dijimos que no. Cuando las dudas aparecieron se separó el grupo, y cada uno hizo su vida.
En tiempo presente
-Están presentando “Curar”, un nuevo single y video. ¿Cómo fue el proceso de creación? ¿Es la punta de algo más que se viene?
-Me planteé, con mis 51, que quiero hacer cosas que me llenen primero el corazón. Soy de la época en que cuando vos decías “sacamos un disco”, el disco estaba; no era “escucharlo en www...”; no: tomá el disco, te traigo el disco. Siempre añoré tener un vinilo: para mí el disco es eso. Nosotros somos hijos del CD: el primer CD de rock de la ciudad fue “Curtido” (de Carneviva), y después nosotros sacamos “Electroshock”.
-“Un grito más” había sido en cassette.
-Exactamente. Ya no se usaba más el vinilo: era caro, era el pasado. Pero me empecé a comprar discos en vinilo, a escucharlos, y empecé a entender el formato; hablé con músicos que tuvieron vinilos y me decían: “No sabés lo que era hacer una carátula para un vinilo: eran cuadros”. Y es otra forma de hacer música, porque tenés que hacer menos canciones, tenés que preocuparte por la duración de los temas, elegir. A esta productora nueva (Mucho Barullo) les dije: “Muchachos, a Cabezones le faltaría un vinilo”. Y bueno, estamos atrás de ese sueño, que lo vamos a sacar el año que viene.
Cada tanto nos metemos en el estudio y grabamos dos o tres temas: algunos están buenos para publicarlos, otros quedan como demos para lo que vendrá; y ya tenemos 12 o 13 canciones nuevas. A “Curar” teníamos ganas de sacarlo, porque pienso que era una canción redonda por donde se la mire; y necesitábamos tener algo nuevo también, por la gente nueva, que decían: “Todo bien con ‘Eclipse’, con el libro, pero...”; y tampoco quiero que sea una banda “del recuerdo”.
Nos fue muy bien con el video, con la canción: la tocamos en vivo y a la gente le encanta. Es una canción que inicialmente comenzó componiendo Nano (Bernardi), se la pasó a Eugenio, después vino a mí. También necesitábamos eso: que la banda se apodere. Antes hacía una canción Eugenio, me la pasaba a mí, la hacíamos, la banda la ensayaba y la tocábamos. Ahora no, es otro el proceso de composición es más banda, y estamos felices por esto.
-El video (realizado por Mau Aybar) es gótico, pero luminoso también.
-Mau es un amigo que tiene la misma enfermedad que yo, y nos gustan las mismas cosas; entonces va por ahí, pero ya cuando el tema tiene esa situación de que estamos curándonos a nosotros, la mirada de él fue esa: “Sí, viene todo esto que fue un caos, todo este tiempo de salir, de las operaciones, de la lucha por volver a caminar y estar bien”. “Bueno, ¿pero hoy como estamos? Hoy estamos muy bien: creo que estoy pasando uno de los mejores momentos de mi vida”. Entonces, mostrémoslo también a eso; porque está todo bien con la oscuridad, pero mostremos que estoy un poco mejor.
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