Los viernes 20 y 27 de septiembre tendrán lugar las últimas funciones de temporada de la obra escrita e interpretada por Sebastián Roulet, con dirección de Mariana Mosset. Una exploración del universo de la actuación, y al mismo tiempo de potencia expresiva del protagonista, del humor a la tragedia.
Del actor-personaje emerge otro hombre, que se inserta como el personaje a preparar, que narra una historia: uno de los episodios trágicos que la historia de nuestro país suele silenciar. Foto: Gentileza Leonardo Gregoret
Los viernes 20 y 27 de septiembre, la sala La 3068 de Santa Fe (San Martín 3068) se prepara para recibir las últimas dos funciones de temporada de “El casting (o la penúltima oportunidad)”, un unipersonal escrito e interpretado por Sebastián Roulet bajo la dirección de Mariana Mosset. Con una mezcla de humor, drama y reflexión sobre el oficio del actor, la obra ha sido bien recibida por el público, y estas presentaciones marcan el cierre de su temporada.
Realidad y ficción
La trama nos sitúa en la vida de un hombre común que, tras llegar de su trabajo, se dispone a realizar un casting virtual desde su casa. La tensión se desata cuando, durante la audición, se descubre que el texto que había preparado no corresponde al papel que buscan cubrir. Con solo 30 minutos para memorizar el nuevo texto, el protagonista se enfrenta a la mezcla de su vida cotidiana con el mundo de la actuación, donde las líneas entre realidad y ficción se desdibujan.
Roulet, conocido tanto por su trayectoria en dramaturgia como por su faceta actoral, ha destacado el valor de esta obra como una reflexión íntima sobre la vida del actor, utilizando el humor como principal herramienta para abordar los desafíos y frustraciones del medio. La idea de crear un unipersonal surgió de su deseo de volver a los escenarios tras años dedicados a la escritura y dirección de proyectos como “La invocación”.
Capas narrativas
El texto incorpora elementos de “Espectros sentidos”, cuento corto del propio Roulet premiado en la Bienal de Arte Joven de la Universidad Nacional del Litoral en el 2012. Así, la obra se convierte en un juego de cajas chinas, donde el relato del actor (con pretensiones de bailarín) despliega en la dimensión actoral todo el carisma de Roulet y su facilidad para el humor: desde chistes internos del mundillo teatral a la sátira sobre la era de las relaciones por Zoom o el “tirarse a la pileta” de algunos actores, capaces de prometer cualquier habilidad en el formulario de inscripción.
En el medio, y a partir de aquel cuento, emerge otro hombre, (un “hombre-otro”), devenido de aquel cuento, que se inserta como el personaje a preparar. Ese hombre narra una historia, que es la historia de la mujer que vive con él: uno de los episodios trágicos que la historia de nuestro país suele silenciar.
Lentamente, y con la excusa de la composición del personaje, ese otro toma posesión del cuerpo del actor (del actor-personaje y del actor en escena) y gradualmente se genera el extrañamiento que va del tono ligero a la crudeza expresionista, lo que le implica al intérprete mostrar su paleta de actor dramático; el punto cúlmine llegará de la mano de una máquina de escribir (una escritura de la tragedia que se convierte en representación directa), misma máquina que, en términos de puesta escénica, es la contracara analógica de la computadora portátil que viabiliza el casting del comienzo y el final.
Así, “El casting” podrá no ser un éxito para el actor-personaje, pero sí para el actor-Roulet: ¿Quién no lo contrataría después de “pelar” todos sus recursos expresivos durante una hora?
Un equipo artístico sólido
La puesta en escena cuenta con un equipo multidisciplinario que contribuye a la atmósfera única de la obra. La escenografía y el arte están a cargo de Ruy Gatti, mientras que el vestuario ha sido diseñado por Eve Medina. El diseño de escena musical y las coreografías, pensadas por Cecilia Romero Kucharuk, complementan el relato, que se enriquece además con las voces en off de Alejandrina Echarte y el propio Gatti. En asistencia está Luli Mazuquin.
La iluminación, operada por Sergio Robinet y Echarte, añade una capa adicional de dramatismo a las escenas, mientras que el maquillaje, a cargo de Lucía Savogin, resalta los matices del personaje. La dramaturgia y producción general la firma el propio Sebastián Roulet, capitán del barco todo el tiempo.
La fotografía a lo largo de las funciones ha sido tarea de Leonardo Gregoret, sobre las que se apoya el diseño de identidad gráfica de Nati Fessia. La prensa y difusión (elemento clave para sostener temporadas en el tiempo, valga la redundancia más que nunca) estuvo a cargo de Rosana Balbuena.
Localidades
Las entradas pueden adquirirse de forma anticipada a un precio especial de $7.000, con descuentos para jubilados y estudiantes a $6.000. En puerta, el valor será de $8.000. La sala tiene capacidad limitada, por lo que se recomienda realizar reservas al 342-6310047.
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