Recién llegado de su gira europea, el cordobés regresa a Santa Fe para mostrar las canciones de “Atte. Celli”, su segundo álbum solista. El Litoral conversó con el ex Salvapantallas para conocer más sobre este material, lo nuevo que viene en camino, su periplo europeo y sus colaboraciones con Abel Pintos y la China Suárez.
Incomodidad buscada: Celli se pone consignas para su próximo álbum, de manera de mantener la chispa creativa. Foto: Gentileza producción
Santiago Celli, uno de los más destacados compositores de la generación más joven de la música argentina, presentará su segundo disco, “Atte. Celli” en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el viernes a las 21. El cordobés volvió al país después de tres meses de girar por España, donde compartió escenario con Bandalos Chinos, Los Pericos, Nicolás De Sanctis y Agustín Donati entre otros. También comenzó a grabar allí su próximo álbum, previsto para 2023.
Luego de su paso por el aclamado dúo Salvapantallas, el 30 de abril del 2020 editó su disco debut “Reset”, que fue nominado a los Premios Gardel en la terna Mejor Álbum Canción de Autor. Actualmente está presentando su último álbum “Atte. Celli”, editado en noviembre del 2021.
Las entradas están a la venta en la boletería de la sala (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
El Litoral recibió la visita previa del artista (en plan gira de prensa, sumada a su show sorpresa de primavera) para conversar sobre este segundo álbum, el próximo que ya pide pista, la experiencia europea y sus colaboraciones con Abel Pintos y la China Suárez.
De exportación
-Estuviste de gira tres meses por España, trabajando en tu próximo disco, compartiendo shows con otros artistas argentinos. ¿Cómo fue la experiencia, y esa la conexión con el público?
-En primera instancia, ya conocer a Europa para mí fue súper importante. Vengo de una familia de clase media en donde nunca sobró lo suficiente como para poder hacer un viaje de esas características; y conocer a Europa a través de mi música fue algo que se sintió muy bien interiormente, a muchos niveles. Cambiar un poco de estímulos, cambiar de formas de ver algunas cosas que son muy distintas allá en relación a nuestro país.
En lo que fue tocar en vivo, siento que en este momento hay un número bastante importante de inmigrantes viviendo sobre todo en Madrid y Barcelona, que eran principalmente el público tanto de Bandalos Chinos como de Los Pericos, que son shows que abrí; y también hice unos shows míos acústicos. Había público argentino, un montón; había también españoles, y eso estuvo re lindo. En el show de Bandalos Chinos había un montón de gente de España, y fue muy lindo también trabajar con gente de España: porque hay un montón de cosas del lenguaje, sutilezas, que son distintas; y a la hora de componer y de estar trabajando todos los días con alguien saltan esas diferencias y te reís. Ellos no dicen “te extraño”, dicen “te echo de menos”, así como esas hay miles; y cuando eso lo tenés que poner en una canción terminás dándole una vuelta a lo que estás escribiendo, para que pueda entenderse en los dos lugares. Y eso es muy interesante.
-Hay también una receptividad del público español hacia la música argentina, de un tiempo esta parte.
-Creo que estamos en un gran momento de la música de habla hispana: el español está en su mejor momento histórico en la música, y creo que hay una nueva generación de artistas que abrieron un montón de puertas hacia el extranjero: es cuestión de aprovechar y de ir a encontrar cada uno su lugar dentro de esto que se está planteando; que es Argentina como un país que exporta música de mucha calidad: la vara está muy alta.
Hace casi cuatro años que vivo en Capital Federal y es una ciudad que a nivel propuesta cultural no podés creer: tocan un día uno mejor que el otro todo el tiempo. Ahí hay propuestas, también me gustaría que, así como estamos exportando intentemos federalizar; y que esa cantidad de propuestas también puedan llegar al interior del país.
-Vos mismo como exponente mediterráneo, tuviste que pasar por Buenos Aires.
-Sí, me tuve que ir de Córdoba lamentablemente porque no tenía en ese momento (quizás en el futuro haya más) espacio. Viviendo en ciudades del interior hay un techo que es inevitable, y Buenos Aires está conectado con el mundo.
En desarrollo
-Hablabas recién de la producción de un disco en curso para el año que viene que la empezaste allá. ¿Qué podés contar de eso?
Fue muy interesante porque me agarró justo en un momento de fascinación, de haber cambiado de estímulos visuales, estéticos; de haberme ido de mi casa en un momento que estaba bastante vertiginoso, porque justo acaba de sacar el tema con la China (Suárez): me llamaban por teléfono todo el tiempo, todo el día. Mucha exigencia de todos lados, porque estaba súper expuesto justo antes de irme.
Y bajarme de ese tren por elección, y recluirme (estuve un mes en París y después me fui a Madrid) fue como tomar perspectiva de que podés estar muy arriba, muy abajo, muy seguro, muy confundido. Y cambiar todos esos estímulos, sumado a lo que cada una de esas ciudades europeas te ofrece visualmente, musicalmente, a nivel moda, comida y todo fue hermoso. Una situación hermosa para componer, y estoy muy sorprendido con lo que salió: siento que probablemente sea el mejor disco que tenga.
-Eso ya se empezó a grabar.
-Se empezó a grabar en España; y estoy ahora trabajando a la distancia con gente de España y a la vez con un equipo en Argentina. La idea es seguir componiendo, terminar la fase de composición más o menos en noviembre; tomarme desde noviembre al resto del verano para grabarlo y dejarlo listo, y que salga a principios del año que viene.
Recomenzar
-En esta gira seguís presentando “Atte. Celli”, tu segundo álbum. ¿Cómo fue hacer este trabajo, ya metido totalmente en esta carrera solista, después de “Reset”? Eso fue “arrancar de cero”, como dice la canción. Siempre por ahí los segundos discos son más difíciles.
-Sí, sobre todo porque le fue muy bien al primero: cuando lo saqué tuve mucho aval de colegas, y gente que lo escuchaba y lo compartía. Al hacer el segundo había dos caminos: o tratar de imitar el primero en cuestiones estéticas o hacer algo distinto. Y traté de hacer algo distinto, que fue un disco desde la guitarra, con canciones absolutamente íntimas y que se condecían con lo que yo y muchas personas más habían estado viviendo durante el confinamiento. Que se trató mucho de cuestiones introspectivas y qué herramientas yo tenía para resolverlas.
Es un disco que siento que a la gente que escucha mi música la marcó mucho; y la gente que por ahí no me conoce quizás es más fácil que entren por el primero, y después se enamoren del segundo (risas).
-No quedó otra que ir para adentro en ese período.
-No quedó otra: fue lo que salió. Y no quería ir en contra de lo que estaba saliendo.
Postales
-Armaste un “visual album” para la versión YouTube del disco. ¿Cómo salió esta idea de que cada canción tenga su representación?
-Era algo que venía pensando desde hacía rato, porque hay algo que sucede en YouTube, sobre todo, que se sube el full álbum en general solo con la tapa. Justo en la época en que lo hice fuimos varios los que empezamos a hacer como un acompañamiento audiovisual completo del disco.
La idea la trabajamos en conjunto con Rocío Gastaldi, que fue la directora, y es con quién estoy trabajando también cosas nuevas. Y tenía ganas de hacer algo con continuidad; venía también de hacer unas sesiones en vivo de “Reset”, el primer disco, en donde también da la sensación de que es un plano secuencia (no lo es, hubiese sido imposible hacer eso). Pero se ve como un plano secuencia, y la conexión esa audiovisual a mí me causa cosas.
-También hay una cuestión estética con las cajas, esta mudanza a medias, el colchón en el plástico. Hay algo de como de “me estoy me estoy instalando y estoy en el proceso, por ahí espero un poco”.
-Es una simbología de movimiento, que fue lo que se sintió durante toda la primera parte de mi ida a Buenos Aires. Es muy duro para alguien del interior decir “bueno, dejo toda mi familia, mis amigos, y me voy con mis cosas a hacer música a una ciudad gigante”.
Dupla explosiva
-Recién hablabas del tema con la China, “El juego del amor”, que tuvo su impacto. Y hablando de España tiene una cosa electrónica pero también un sabor muy español. ¿Cómo fue el proceso, desde la canción a poder compartirla con ella?
-La canción la compuse casi un año antes: en una juntada con amigos y amigas estábamos con una guitarra; yo había estado trabajando en los versos durante el día y lo llevé y dije: “Miren, hoy hice esto”; y lo toqué. Me dijeron “muy bueno”, me ayudaron a terminarla ese día. Y quedó afuera del disco, porque parece medio reggaetonero pero en realidad es un ritmo que se llama dancehall, que es similar, pero tiene más que ver con la electrónica que con el reggaetón. Me quedo fuera estéticamente de “Atte. Celli”, era una canción que yo tenía ahí colgada del disco.
También sentía que la letra, que evoca una épica y una cuestión un poco solemne acerca del amor era algo que cantando en solitario no tenía tanto deseo de defender; si me causaba emoción hacerlo en dúo con alguien.
Y justo empecé a trabajar con la China: ella está sacando sus primeros temas y se contactó conmigo a través de mi manager para que la ayude a encontrar una voz, para expresar lo que ella tiene ganas. En ese proceso creativo de hacer cosas para ella, y de conocernos, le muestro la canción y le digo: Mirá, tengo esto, ¿te entusiasma? Y me dijo: “Me encanta esta canción”. ¿Vamos a grabarla?”. “Dale, vamos a grabarla”. Y salió y estuvo bueno eso, fue bastante espontáneo. También la letra de la canción, y la parte que ella canta: un poco jugamos con que la gente iba a salir a decir “esto es para tal y esto para tal otro”; nos reímos con esas cosas.
-Cuando la escribiste no tenías en cuenta esas cosas.
-Nada que ver. Imaginate: estás escribiendo una canción en tu casa y te vas a poner a pensar que quizás un día la conocés a la China Suárez; que quiere volver a la música justo y va a grabar.
-Y en el medio le pasaron una serie de cosas, como para dedicarle algo a alguien.
-Aprovechamos la especulación para nuestro lado.
-Claro, te la tenés que tomar bien y no subirte a los bondis.
-Pero estaba tan claro el tipo de cosas que iban a decir mientras lo grabábamos, que no nos preocupó en absoluto, nos reímos.
-Es “El juego del amor”, te siguen estas imágenes del juego y de los naipes: en “Sincero” decías “sacamos full, dimos de nuevo”, en “Juego” “Ya me ganaste, damos de nuevo”.
-Es que para mí la música tiene mucho que ver, con jugar. Estudié un poco música en Córdoba y tenía un profe que decía que “play” en inglés es juego, y en inglés se dice “play music” cuando vas a tocar. Es eso: para mí, si pierde lo lúdico mucho sentido no tiene. Es una imagen recurrente la del juego, porque me tomo la música de esa forma.
Referente
-Repasábamos la colaboración con la China, tenemos nombrar lo que fue la colaboración con Abel Pintos en la versión de “Por amor al arte” que hiciste con él, que también tuvo como una repercusión notoria. Quizás no esa repercusión mediática, pero la escuchó un montón de gente. ¿Cómo fue hacerla? ¿Te acercó públicos nuevos?
-No tengo cómo medirlo, pero estoy seguro de que sí, porque Abel es un artista muy grande, con mucha trayectoria, mucha experiencia; y él ha sido siempre muy generoso conmigo desde el primer momento, desde que saque “Reset”. Yo ni siquiera lo conocía, él llegó al disco y tuvo la gentileza de compartirlo en sus redes, y decirles a sus seguidores “vayan y escuchen esto, que realmente está bueno”. De onda, fue increíble. Le agradecí, ni me contestó (risas), pero quedó ahí buena onda. Dije “este chabón me compartió un tema, copado”.
Y cuando quise hacer la sesión en vivo de “Reset” tenía esta canción que es la última de del disco, que se llaman “Por amor al arte”; que en realidad estaba un poco fuera del concepto del disco, porque es una canción que realmente salió desde la guitarra, y que tiene una reminiscencia folclórica en sí misma. A mí Abel cantando folclore me destruye, me parece que es muy bueno, y dije: “No creo que se pueda, pero me encantaría que esto pase”.
Mandé una invitación por mi manager, que ha trabajado con él y lo conoce. Y volvió un “sí” de su parte y ahí no lo podía creer: “¡Wow, voy a grabar con Abel Pintos!”. De hecho, en mis redes está el video, me estaban filmando cuando me lo comunicaron. Salgo diciendo “chau, me voy a practicar, ¿sabés lo que es cantar al lado de ese?”.
Y efectivamente, nada después cuando grabamos y lo tenía en los auris, en los monitoreos, la voz de Abel es una cosa de locos. Creo que le ayudó mucho la canción.
-Le dio una segunda vida.
-Sí: en mi Spotify, si no es la canción más escuchada de todas, pega en el palo.
Nuevas reglas
-En “Sincero” habías dicho “ya me encontré con lo que quiero”. ¿Cuánto hay de eso y cuánto de que uno sigue buscando siempre?
-Uf, qué difícil pregunta. Creo que por lo menos en mi caso nunca termino de sentirme completamente cómodo y en un estado de saciedad artística, sino que siempre trato de estar investigando, de estar aprendiendo, de estar mejorando aspectos que siento que son mejorables.
Para también conservar y reavivar el entusiasmo, porque si empezás a hacer arte en piloto automático hay una chispa que se pierde, que no la podés proyectar. Cuando uno hace canciones y hace música, tiene que tener una emoción interna que se proyecte para afuera. Y eso siento que solo lo podés encontrar teniendo herramientas para recuperar el entusiasmo. Que tienen que ver con buscar todo el tiempo.
-Con encontrarle la gracia al juego de nuevo.
-Sí inventar reglas nuevas, hacerlo más difícil. Como en “Atte.” usé mucha guitarra acústica, ahora está prohibida la guitarra acústica en el disco nuevo. Me limito para que salgan otras cosas a partir de esas limitaciones.
-Una de las cosas centrales es este disco que está en proceso. ¿Qué otras cosas se vienen para vos en el mediano plazo?
-Voy a sacar un adelanto de del disco nuevo, que sale ahora en octubre. Por supuesto el show en Tribus, el 30 de septiembre: es algo que me entusiasma un montón, porque nunca vine solo a Santa Fe; y estoy también con un formato nuevo de banda, que es muy divertido: lo estoy pasando bien en los shows. Después tengo un show bastante grande en Ciudad de Buenos Aires que todavía no me dejan contar, por falta de algún detalle. Y después comprar mucho fernet y ver el Mundial.
-“Paramos para ver el Mundial y después seguimos”.
-Voy a seguir, voy a grabar durante el Mundial, pero también voy a ver el Mundial. Tocar seguramente se toque, porque las noches están disponibles.