“La ventana indiscreta”: la alegoría
de Hitchcock del ejercicio del cine
El británico Alfred Hitchcok rodó en 1954 uno de sus trabajos más desafiantes desde lo técnico. Que ofrece un alto nivel de autoconciencia respecto a lo que es, en definitiva, el ejercicio de la mirada. Se podrá ver este miércoles en el Cine América, en el marco de un tour de clásicos.
Un reportero fotográfico debe permanecer en reposo con una pierna escayolada. Desde la ventana de su departamento indaga con unos prismáticos las viviendas de enfrente. Foto: Paramount Pictures
El crítico y pensador Ángel Faretta sostiene que Alfred Hitchcock es no sólo el cineasta más lúcido de la historia, sino uno de los artistas mayores surgidos en el siglo XX. Lejos de ser exagerada, esta afirmación adquiere más gravitación con cada visionado de los filmes del director británico. Es que, al igual que las obras teatrales de William Shakespeare y los relatos de Edgar Allan Poe, se resignifican cada vez que se exponen a nuevos contextos. Sus interpelaciones tenían validez el día de su estreno, la tienen hoy y la tendrán dentro de mil años si es que la humanidad todavía existe. “Vértigo” es la obra más acabada de Hitchcock, pero “La ventana indiscreta”, que se podrá ver este miércoles a las 21.30 en el Cine América de Santa Fe dentro de los habituales tours de clásicos que propone la sala ubicada en 25 de mayo 3075, es la que propone, en términos del propio director, la “expresión más pura de la idea cinematográfica”.
James Stewart y Grace Kelly en un fotograma del film. Foto: Paramount Pictures
Inspirada en una novela corta de Cornell Woolrich, “La ventana indiscreta” está centrada en el fotógrafo L.B. “Jeff” Jefferies (James Stewart), un hombre de acción (lo deducimos por el tipo de coberturas que suele realizar) forzado a estar quieto por una quebradura en la pierna. Aunque le hacen compañía su novia Lisa (Grace Kelly) y la enfermera Stella (Thelma Ritter), se aburre. Mientras permanece en su departamento, en medio de una severa ola de calor, mata el tiempo observando a los vecinos a través de la ventana. Hasta que comienza a sospechar que uno de ellos (Raymond Burr) ha cometido un asesinato. Argumento propio del policial, que le sirve al director como una especie de subterfugio para teorizar sobre el propio ejercicio del cine. En efecto, la mirada y la acción misma de mirar constituyen los temas centrales, tal como ratificó Brian De Palma en “Doble de cuerpo”, su remake de 1984.
El propio director hace explícita la puesta en práctica de este ejercicio de autoconciencia en la entrevista que le realizó Francois Truffautt para el libro “El cine según Hitchcock”. “Ahí tenía la posibilidad de hacer un film puramente cinematográfico. Por un lado, tenemos al hombre inmóvil que mira hacia afuera. Es un primer trozo del film. En el segundo trozo hace aparecer lo que ve y el tercer muestra su reacción, esto representa lo que conocemos como la expresión más pura de la idea cinematográfica”, sostiene. Jeff, que en términos de Truffaut expresa la “curiosidad pura”, sería el espectador de una película, que observa una puesta en escena a través de una pantalla en la cual se desarrollan sucesos sobre los cuales no le resulta posible intervenir.
Poster de la película. Foto: Paramount Pictures
Todos somos voyeurs
“‘La ventana indiscreta’, además, como quien no quiere la cosa, es la metáfora misma del propio cine. La apoteosis, en toda su viva luminosidad, de la mirada. La mirada como eje circunvalatorio del mundo. La mirada como sinónimo de perversidad, como espejo del deseo, como un irreversible trayecto hacia el destino. Y su campo visual, la misma inundación de maravilla, fascinación, miedo, sonrisa, pavor y tantas cosas más, que desprende el séptimo arte”, escribió Jordi Batlle Caminal en El País, en febrero de 1990. En otros términos, podría señalarse que el film es una reflexión sobre el voyeurismo como una tendencia humana casi maquinal. Lo dice el propio Hitchcock: “¿No somos todos voyeurs”?.
"La ventana indiscreta" está basada en una novela corta de Cornell Woolrich, Foto: Paramount Pictures
Por fuera del ejercicio metafórico sobre la acción de hacer películas, “La ventana indiscreta” contiene apuntes sobre el ser humano, que están desplegados en las otras ventanas que observa Jeff desde los límites de la suya. “Al otro lado del patio hay cada tipo de conducta humana, un pequeño catálogo de los comportamientos. Era absolutamente necesario hacerlo, si no el film no hubiese tenido interés. Lo que se ve en la pared del patio es una cantidad de pequeñas historias, es el espejo de un mundo pequeño”, le dice Hitchcock a Truffaut.
Una técnica perfecta
Lo notable, buena parte del cine que se gestó durante el período clásico de Hollywood, es que todas las metáforas están planteadas desde una resolución técnica impecable. No solo en la fotografía, la escenografía, la iluminación y el montaje, sino desde las propias interpretaciones del plantel actoral. Stewart, que entre 1948 y 1958 colaboró con Hitchcock en films de la jerarquía de “La soga”, “El hombre que sabía demasiado” y “Vértigo”, despliega su habitual solvencia como el hombre de mediana edad que tiene varios reparos respecto a los compromisos. Y Grace Kelly brilla como su joven novia, que trata todo el tiempo de llamar la atención del esquivo Jeff, que parece más interesado en el afuera, precisamente porque le tiene miedo al matrimonio sobre el que ella insiste.
La mirada constituye el temas central, como ratificó Brian De Palma en “Doble de cuerpo”, su remake de 1984. Foto: Paramount Pictures.
En tiempos en que las pantallas (chicas, medianas y grandes) están pobladas de superhéroes cada vez más falsos, aparentes thrillers que de tanta afectación acaban por agotar con sus argumentos cada vez más ridículos, vale la pena retornar a la profunda simplicidad (valga el oxímoron) de “La ventana indiscreta”. No hace falta aburrir o apelar a un falso intelectualismo para exponer los vericuetos del alma humana.