En el cine ya se vivió

El novelista H.G. Wells fue, en muchos sentidos, un visionario. En “La guerra de los mundos” demostró, por un lado, la endeblez de la Humanidad ante una amenaza proveniente del espacio exterior. Pero también puso de relieve el rol fundamental de los microorganismos en nuestro planeta: los marcianos invasores, a pesar de su avanzada tecnología bélica y su ordenado plan de colonización, sucumben por una bacteria ante la cual no tienen anticuerpos.

La literatura y en especial el cine han sido fecundos en la descripción de pandemias globales, más o menos plausibles, de acuerdo al deseo de cada realizador de virar hacia el realismo o directamente hacia lo fantástico. Es por eso que un escenario como el que atraviesa el planeta ante la ostensible amenaza del coronavirus puede generar cierta sensación de deja vú. Es que algo de lo que empieza a ser moneda corriente (la utilización masiva de barbijos y elementos de higiene, los firmes intentos por reducir el contacto con los países por donde circula el virus, la limitación de actividades públicas, el llamado a cumplir cuarentenas y la búsqueda de vacunas), con los obvios matices del caso, ya lo vimos alguna vez en la pantalla grande del cine, mediana del televisor o -dados los nuevos usos y costumbres- chicas de los teléfonos celulares.

Para rastrear films paradigmáticos inspirados en esta temática es posible remontarse hasta principios de la década del ‘50, “Pánico en las calles”, dirigida por Elia Kazan y protagonizada por Richard Widmark, Paul Douglas y Jack Palance, es un thriller sobre los esfuerzos de un policía y un médico para evitar el desarrollo de una epidemia de peste negra en Nueva Orleans luego del asesinato de un inmigrante que era portador de esta enfermedad. En similar dirección, al promediar la década del ‘70 George Pan Cosmatos rodó “Pánico en el puente”. Aquí el suspenso se produce cuando un virus mortal se expande entre el millar de personas que viaje a bordo de un tren.

Contagiados y supervivientes

Con los antecedentes más o menos frescos del virus del ébola, descubierto en África en 1976 y el creciente temor que a partir de la década siguiente provocó la rápida expansión del HIV, Wolfgang Petersen convocó a Dustin Hoffman y a Morgan Freeman para “Epidemia” (1995). En ella, un virus desconocido por los especialistas llega a los Estados Unidos desde Zaire y se empieza a expandir. La desesperación aumenta cuando se descubre que es altamente contagioso y con pocas posibilidades de supervivencia para el infectado. Aunque al final el film cae en el efectismo, es una descripción más o menos sensata de los protocolos de las autoridades sanitarias para evitar la dispersión de la enfermedad.

Sin embargo, la película que hasta el momento mejor narra el inicio y desarrollo de una pandemia global y el trabajo minucioso de los organismos para mitigar sus efectos es “Contagio” (2011). El film de Steven Soderbergh guarda paralelismos con el actual panorama que generó el coronavirus. El virus aparece por primera vez en China a partir del contacto con un animal. Desde allí, una norteamericana lo lleva hacia Occidente y el caos está a un paso. Respeta el esquema de thriller, pero lo hace sin efectos especiales o rebuscadas vueltas de tuerca. Es detallista respecto al formato de trabajo de los organismos internacionales para rastrear el origen de la enfermedad y así poder combatirla.

Algo de eso está presente, aunque en una clave mucho más inspirada en la ciencia ficción, en la inclasificable “12 monos” (1995) de Terry Gilliam. Uno de los nudos narrativos del film, ambientado en un futuro donde la humanidad ha sido prácticamente diezmada por una epidemia, es la decisión de enviar a un prisionero al pasado (como en “Terminator”) para tratar de conseguir una muestra del virus que permita elaborar un antídoto.

Hay otras dos películas, de 2009 y 2013, escritas y dirigidas por los españoles Álex y David Pastor que también abordan temáticas similares, es decir un virus que se propaga con rapidez y causa estragos. Sin embargo, tanto “Portadores” (2009) como “Los últimos días” (2013) están planteadas desde el punto de vista de los grupos de supervivientes que tratan de moverse en ambientes desgarrados por la muerte y el “sálvese quien pueda”.

Zombies post-apocalípticos

Desplegar mundos post-apocalípticos signados por la destrucción y la lucha por los escasos recursos es uno de los tópicos más concurridos de la ciencia ficción. Dentro de ese vasto universo, cuyos antecedentes podemos rastrear incluso en la década del 60’, las películas que convocaremos en estas líneas tienen que ver sobre todo con el subgénero de las propagaciones de virus mortales capaces de diezmar poblaciones enteras... o convertirlas en seres terroríficos.

“Exterminio” (2002) de Danny Boyle es una película clave dentro de este sugénero y devino en obra de culto. Contiene algunos fotogramas impresionantes, como las calles de Londres desiertas y silenciosas. “Soy leyenda” (2007), de Francis Lawrence, es una adaptación de la famosa novela de Richard Matheson que narra las vivencias de Robert Neville, el último hombre vivo que hay sobre la Tierra luego de la expansión de un virus que ha convertido a los seres humanos en vampiros. Y “Guerra mundial Z”, de Marc Forster, muestra los esfuerzos de un investigador de Naciones Unidas para evitar el derrumbe de la civilización ante el avance de una epidemia muy similar a la que amenaza a Robert Neville.

La aparición del coronavirus y su avance por el mundo ha encendido luces de alerta. Postales que hasta hace poco parecían propias de la (ciencia) ficción hoy ya comienzan a ser más palpables en la vida cotidiana. Sin embargo, hay un mensaje alentador en que todos los filmes que repasamos hasta aquí coinciden: la respuesta a las crisis más severas está al alcance de los seres humanos, siempre que el compromiso sea de todos. Para que los hombres no seamos “lobos del hombre”.

Ciegos

Inspirada en la famosa novela “Ensayo sobre la ceguera”, de José Saramago, la película “Ceguera” dirigida en 2008 por Fernando Meirelles narra también una epidemia que asola a un país, pero cuyo efecto en este caso es que deja ciega a las personas. Es a la vez una metáfora de nuestros tiempos y un cuestionamiento a una sociedad en la que los más fuertes imponen sus reglas.

Argentina

Existe un curioso film argentino que toca, al menos en modo tangencial, el tema de las epidemias. Expone como un pareja (Daniel Hendler y Jazmín Stuart) queda encerrada en un edificio que es puesto en cuarentena por la aparición de un virus global, y como deben aliarse con un vecino paranoico (Yayo Guridi) para poder sobrevivir. El film se centra más en describir las distintas reacciones de los personajes ante la situación extrema, pero es una rara avis dentro de la filmografía nacional.