Cosquín Rock: “duelos” entre opuestos y completamentarios
Los Auténticos Decadentes, Ratones Paranoicos, Dillom, Las Pastillas del Abuelo, Conociendo Rusia, La Vela Puerca, No Te Va Gustar, Babasónicos, Airbag, Guasones e Hilda Lizarazu cantando a Charly García fueron protagonistas de la primera jornada del festival serrano, entre muchos otros artistas.
"Día de valientes", saludó Santi Celli al abrir el Escenario Norte de la primera jornada del Cosquín Rock: el festival que celebra este año a su 25° edición en el aeródromo de Santa María de Punilla. "Afuera es un quilombo, adentro también", cantó el cordobés (de piloto amarillo) mientras Ryan abría un Escenario Sur que se decantó más rocanrolero en su grilla. Por su lado, invitó al pogo con "Ya fue" y sus teclados festivos.
El Escenario Montaña fue inaugurado por Inazulina y su gótico female fronted (encabezada por Carolina Bakos, esposa de Chizzo de La Renga), con canciones como “Dulce flagelo”, “Anoche” y “Lux Voice”. Pero para esas alturas ya rivalizaban los históricos Jóvenes Pordioseros, liderados por el incombustible Toti Iglesias recorriendo la pasarela con una bandera nacional como capa (saludado por multitud de trapos dedicados) con los juveniles Koino Yokan, el proyecto de Tomás Otero y Jeremías Oro.
Toti cedió el micrófono al guitarrista Germán Drago para que haga “Ñanfi frufi fali fru” de Los Redondos (fuera de programa). Invitaron a Wayra iglesias (hija de Tete de La Renga) para “Nunca me enseñaste”, y cerraron con “Lobo” y “Descontrolado”, con el cantante en medio de la gente.
De espaldas a la montaña, en el escenario flanqueado por logos de Disney+ (la plataforma que transmite el festival) El Zar se acopló a la estela de Celli y Koino, con su sonido fresco y sus melodías sugerentes, como “Las voces”.
“Gracias Cosquín esto es un sueño para nosotros”, afirmó Facundo Castaño Montoya, para luego continuar con “Perdiendo el control” y “El momento perfecto”. “Tenemos un país hermoso” dijo al saludar a todas las provincias, antes de “La declaración”.
El vocalista cerró haciendo agachar y bailar al público, en uno de los momentos festivos de la tarde. “Que no nos saquen la música: con eso no se jode. Ya se va a terminar, no se preocupen", fue su sentencia final.
Cosquin Rock 2025. Gentileza
Clásicos renovados
Mientras Los Tipitos ganaban el Sur, en el Norte salió Hilda Lizarazu con su homenaje a Charly García. De galera, golilla, musculosa negra y pollera-babucha roja, se le animó a “Bancate ese defecto” y “La grasa de las capitales”, junto a su compañero Lito Vitale y gran banda(incluyendo trío de cuerdas, flauta traversa y clarinete.
Siguió con “Nos siguen pegando abajo”, transitando por la pasarela; “Raros peinados nuevos”, y “No bombardeen Buenos Aires” (con visuales de edificios demolidos y reemplazados.
“¿Están con ganas de bailar? ¿Están con protector solar?”, preguntó antes de “Fanky”, con entrega plena y agregando comentarios a la letra.
Hilda invitó a la pasarela, “como cuando eras chiquita”, a su hija Mía Folino (corista; Jano, el hijo de Lito, estuvo en guitarra) para “Buscando un símbolo de paz”; la segunda vuelta la compartió con con la corista y tecladista rosarina China Roldán. “Aguante Milo J”, comentó, para los aplausos.
El clima cambió con “Seminare”, para ser coreada, en un atractivo arreglo.
“¿Vieron que somos más chicas que chicos?”, agregó la ex Man Ray en el amague de despedida, y se cantó “el que no salta votó a Milei”, Se despidió con “Rasguña las piedras” en versión orquestal, con la foto de Charly y Nito Mestre en la pantalla.
La gente pidió una más, preguntaron si se podía y, tras saludar a Los Tipitos del otro lado, encararon “Rezo por vos”, con el público coreando y saltando en los estribillos, con gente de Morteros sacudiendo una bandera con el dibujo del Say No More tirándose a la pileta.
Bajo el sol
Los platenses de Cruzando el Charco volvieron masivo el Escenario Montaña (despejada la tormenta), con un segmento final compuesto por “El trato”, arrancada a piano y voz, “A mil”, “Para mucho más” y “Terminales”.
Pero para entonces la masa comenzó a desplazarse hacia el Sur, en busca de un buen lugar para el set de Guasones. La tribu de Facundo Soto (de infaltable sombrero de paja) salió al calor de la tarde en medio de un torbellino de banderas, combinando los colores patrios y la imaginería rocanrolera. “Reyes del a noche” fue como de costumbre el remate del set.
Del otro lado otros platenses estaban haciendo lo suyo: Él Mató a un Policía Motorizado conquistó a un público variado con su estampa de antihéroes (con Santiago como el frontman menos esperado) y sus mid tempos melancólicos, como “La mejor versión de mi”, pegada a las aceleradas “Ahora imagino cosas” y “Chica de oro”.
Orientales 1
La Vela Puerca tuvo el primer turno de los uruguayos en el Montaña, así que la bandera cisplatina se sumo a los trapos ondeantes. Eligieron “El viejo” para la apertura, con infalible convocatoria, y pasaron por “Los reyes de los buzones y “Colabore”.
“Gracias por el cariño de siempre, aguante el Cosquín”, saludó Sebastián Teysera (de piluso estilo Walas) antes de mandarse con “Sobre la sien”, junto a un Sebastián Cebreiro inusitadamente sin gorro.
Los vientos abrieron la ácida "Buenas mascotas”, mientras un avión de Red Bull hacía acrobacias y figuras con humo (compensando lo difícil que está ver ese escenario cuando se junta mucha gente).
“Va a escampar” trajo otro momento alto, con chicas a cococho incluidas.
Manolo Ferreiro subió como invitado para “Todo el karma”.
Para cuando estaban tocando “Haciéndose pasar por luz”, algunos empezaban a preparar para el “duelo” venidero: Divididos y Wos compartiendo franja horaria en los extremos; una lástima, porque son una vigencia y una renovación más complementarias que opuestas.
Igual quedaban himnos en la bolsa, como “Por la ciudad” y “El profeta” (con agite en el saxo).
Justo cuando anunciaron a Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar (concuñado del Enano) para “Zafar”, Divididos había empezado antes de horario: Ricardo Mollo (con la whipala sobre uno de sus amplificadores), Diego Arnedo y Catriel Ciavarella estaban en llamas con “Sucio y desprolijo” de Pappo, seguida por “Ala delta”, hasta “Tomando mate en La Paz”.
El pie de oro
Ahí arrancó Valentín Oliva en la otra punta, de remera gris y pantalón negro brillosos escoltado por sus valkirias: Natasha Iurcovich (bajo) e Ivanna “Chipi” Rud (guitarra), en “Descartable”.
Los teclados vintage de “Niño gordo flaco” a las guitarras filosas de “Luz delito”, en la que el hijo rabioso de la clase media argentina salió a decir sus verdades.
"Esta linda la tarde, comentó, antes de “Canguro": un manifiesto político en forma de rimas imparables. De ahí se fue “Arrancármelo”, devenido en himno mundialista, con Rud en guitarra acústica y Fran Azorai en piano.
Mientras Wos se batía a duelo de beatbox vs. batería con Tomás Sainz, Mollo tocaba la melodía de gaita que Luca Prodan le enseñó para “Crua Chan”, clásico de Sumo que sólo entienden los escoceses (habla de la batalla de Culloden, donde el último Estuardo perdió sus reclamos).
Siguieron con “Haciendo cosas raras para gente normal” y “Paraguay”; mientras tanto Wos invitó a Dylan León Massa (Dillom, otro vocero generacional) para “Cabezas cromadas”, terminando en un abrazo. Ahí Oliva invocó la voz del Indio Solari (y el perfil calvo y de anteojos redondos, en semipenumbras, en las pantallas) para “Quemarás”, con un viaje final de la violera de los rodetes. Hubo un “olé olé” para el Indio, mostrando una continuidad en los públicos.
Hizo “Culpa”, a los saltos, con un Ricardo Mollo grabado (por un instante estuvo en los dos escenarios al mismo tiempo).
“Rompela, Wosito”, gritó alguien. “Si alguno no transpiró, es el momento”, devolvió el cantante, antes de “Púrpura”, en la que recorrió la pasarela los salros; un tema viejo que gana en la potencia dela banda en vivo, seguida por “La cochería”.
Orientales 2
En ese momento comenzó el show de No Te Va Gustar en el medio, con el riff inconfundible de “Un ángel para tu soledad” de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota: el público también compró.
De ahí fueron a “Cero a la izquierda” y “Al vacío”, su doliente primer hit: una explosión de gargantas en el estribillo. “A las nueve” también tuvo muchas voces femeninas en la masa; siguieron con “Prendido fuego”
“Muy buenas noches, Santa María de Punilla”, saludó correctamente Brancciari, antes de meterse en “Violencia”, con Nicki Nicole saliendo desde las pantallas.
A esa altura de la velada, Emmanuel Horvilleur llevaba un buen rato de su show como un nombre fuerte del Escenario Boomerang (detrás del Norte, en un espacio que se sumó al predio el año pasado), ante un público considerable, demostrando que no era un tablado menor.
“Dedicamos el show a nuestros colegas, en especial a María Becerra, Lali Espósito y Milo J, y repudiar el agravio a la cultura”, disparó Emiliano, acompañado por una ovación. No casualmente abordaron “Los villanos”, canción tex mex para pueblos sin memoria; la continuidad fue con “Pensar”.
Diversidad
Ahí se dio otro duelo: Airbag, la banda de los hermanos Sardelli, subió al Norte entre llamaradas, con su propuesta altamente visual. En el Sur, Babasónicos volvió al festival con su propuesta centrada en su catálogo de canciones sin aditamentos (aunque Adrián Dárgelos estuvo más comunicativo que otras veces).
En ambos casos, en sintonía con lo que ha visto y escuchado el público santafesino en presentaciones no tan lejanas: mientras Babasónicos apostaba por “El colmo” y “Bye bye”, Airbag lo hacia con “Huracán”, con máscaras de calavera.
Simultáneamente, y con retraso, El Plan de la Mariposa tuvo su dosis de banderas y multitud en el Boomerang. Los cinco hermanos Andersen y compañía pusieron a consideración su propuesta alternativa, hippie, folk y latinoamericana (los vikingos llegaron antes que Colón).
Llamaron con temas como “Un mal delito entre confiar o morir”, “Romance con el desapego” o “Es por ahí”. Y para los desprevenidos, estaba como activo Camila Andersen Carmody: ¿Quién, a poco de conocerla, no la quiere un poco?
Desde el Norte se escuchó a Pato Sardelli tocar en piano y voz “Volver”, de Gardel y Le Pera; fue la intro de “Por mil noches”.
Desde el centro del predio, Mateo Sujatovich convocaba a compartir el repertorio de Conociendo Rusia, con campera de cuero sobre el torso desnudo y algo de los hermanos Gallagher en su look (el corte, las gafas, cierto desdén).
Repasaron temas como “Cinco horas menos”, en ida y vuelta con su corista Chechi De Marcos; “Tu encanto”, y “Loco en el desierto”.
Cosquin Rock 2025. Gentileza
Enfant terrible
Las Pastillas del Abuelo dieron comienzo a su show, y a otra contraposición, al compartir horario con Dillom: el juvenil provocador que representa a una clase atribulada, intermedia entre la pequeña burguesía de Wos y el lumpenproletariado estructural de otros artistas urbanos.
Salió en formato de banda, con él mismo tocando la segunda guitarra (de pelo oscuro, pantalón de cuero, camisa y chaqueta), con “Mick Jagger”. Saludó al público con besitos antes del hit “Pelotuda” (“En Argentina yo, Los Ramones en NYC, la vida es triste, lo siento pero es así”).
“Festejemos antes de que nos alcance el fuego”, descerrajó. “El que se mete con ‘María BCRA’ se mete conmigo. Y si se meten con uno, saltamos todos". De ahí se fue a “Mi peor enemigo’.
Después de un solo del guitarrista Giuliano Tomatis paso “1312” abreviada: ‘Ustedes saben que yo no puedo decir nada, la ultima vez en este festival...”, comentó en referencia con sus dichos sobre Luis Caputo. Y otra vez sonó el cantito contra el presidente.
Luego de “Buenos tiempos”, de nuevo con guitarra encaró la post grunge “Ola de suicidios”.
Una cita al “Personal Jesus” de Depeche Mode mutó en “Reality”, que Massa cantó en cuero, mostrando los tatuajes y haciendo mosh entre la gente.
“La carie” empezó como balada mexicana hasta que se transformó con Lali en la pantalla, y Dillom de nuevo en camisa. Se puso una máscara y ropa de un maniquí para “Muñecas”, pintándose los labios a lo Joker, con el fatídico remate: “Hay problemas que sólo los soluciona la muerte”.
“La noche está a punto de mejorar, porque tengo un gran amigo para cantar: fuerte aplauso para Santiago Motorizado”; juntos compartieron “Cirugía”.
“220” tuvo otro solo virtuoso del “Gringo” Tomatis desde la pasarela. “Cuarto año consecutivo. Empezamos en una carpita y mirá donde estamos ahora”, reflexionó el solista. La despedida fue con “Ciudad de la paz” y “Reiki y yoga”.
Fiesta con amigos
Mariano Mellino ya había ganado el Montaña para la electrónica cuando restaba el último mano a mano de la noche, entre Ratones Paranoicos y Los Auténticos Decadentes.
Los primeros apostaron a “El rock del pedazo” para convocar, mientras que los segundos fueron por “Somos” y “Como me voy a olvidar”, con Cucho Parisi a la cabeza; ganando ampliamente en la disputa por un público fatigado pero con ganas de cantar.
Invitaron a Dillom como “el pirata numero uno”: se puso un parche ocular y un garfio para compartir “Los piratas”.
Jorge Perro Viejo Serrano se fue al frente para “Corazón”, coreada por diferentes generaciones, y “Amor”. Luego cedió el micrófono a Diego Demarco para ‘Besándote” y “El gran señor”.
Cucho amagó con un homenaje a Sumo con “Los viejos vinagres”, pero encaró “Vení Raquel” y “El murgurero” (“tutá tutá”), con Pity Fernández de Las Pastillas, mientras volaban pelotas gigantes desde el escenario y los brazos de un lado al otro en coreografía.
Serrano retomo el timón con “Un osito de peluche de Taiwán”, dedicada “para Fer y Gabriel Ruiz Díaz”; El pájaro vio el cielo y se voló”, y “Loco (tu forma de ser)” junto al “Moska” Martín Lorenzo: de las más coreadas (con dedicatorias del saxofonista Pablo Rodríguez).
Julieta Venegas apareció en las pantallas para “No me importa el dinero”, y versionaron “Costumbres argentinas” de Los Abuelos de la Nada rroando las voces. Dedicaron “Gente que no” de Todos Tus Muertos a los extintos Horacio “Gamexane” Villafañe y Pablito Molina.
Vino un cierre con “La guitarra”, con el “Francés” Gastón Bernardou vestido de bombero tirando agua. El Moska hizo una parodia de negociación antes de “Y la banda sigue”, en la despedida final.
Ahí comenzó el éxodo hacia la salida, aunque los más manijas se quedaron entre la electrónica dura y el electrocachengue de la fiesta Polenta: cada uno sospecha hasta dónde le da el cuero.
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