"Reflex", de Cris Huja: un universo personal

Cris Huja publicó su nuevo libro, “Reflex”, de la mano de Dinastía Editorial. Se trata de “una recopilación de reflexiones, sugerencias y metáforas; que surgen para reconocernos e impregnar de paisajes los pensamientos y la imaginación”.

Consultado por El Litoral, contó el autor: “En este libro se puede encontrar ‘de todo’; son textos y reflexiones tan variados como la vida misma, el lector solo tiene que entrar y servirse un copetín literario, el que más le apetezca en ese momento, o como un juego ‘al azar’”.

Y agrega: “Sin una linealidad ni un orden determinado, Reflex se divide en tres partes o secciones: ‘Interesante Och’, ‘Sugerencia Och’ y ‘Metáforo’. “Och” hace alusión a las siglas de su nombre completo (Osvaldo Cristian Huja); “Metáforo” hace referencia a “una variedad de metáforas de diferentes índoles, que cómo una montaña rusa desopilante tampoco encara una metódica temática, sino que, como una especie de lluvia ideas, cae sobre las páginas de este libro, para poder degustarlo”.

El libro

“No seas una criatura olvidada por Dios, haz algo para llamar su atención”, plantea el autor en la página 136, donde también destaca que “Todo lo malo es esporádico en vos. Enojarse y discutir es lo más fácil, lo más común; pero si vas por otro lado, en vez de expresarte, incluso contradiciendo la exasperación activa propia y la ajena, puede generar un resultado más inteligente en cualquier asunto”. Allí mismo convoca al lector: “No seas un opinólogo, sino un agente resolutivo. (Acción resolutiva versus ilusión pasiva)”. Y llama a “Ver sin perjudicar la mirada”.

A veces se siente abrumado por el mundo, como en la página 68: “¿El hombre vive mejor que antes?, depende la sociedad, el país en el que reside. Sin duda el ser humano es inteligente en su generalidad y lo que ha creado hoy en día apuesta a la variedad y a la inmediatez de las cosas, si querés comer algo o pedís por delivery o vas a la despensa y comprás pan o masitas u otra opción, antes tenías que salir a cazar o recoger los frutos disponibles y perder mucho tiempo en eso. Si te contaminan el oído con los ruidos de motores y la mente con información que tal vez ni ocurre en tus inmediaciones, sino en puntos más lejanos y no te sentís satisfecho por más que tengas para comer y para satisfacer tus necesidades básicas; entonces no vivís mejor, tan solo han mutado el tipo de problemas cotidianamente, se han reemplazado tus necesidades básicas tal vez por necesidades más superfluas, pero aún tu sonrisa no es genuina. ¿Qué pasa entonces?, ¿cómo reestablecerse ante un modelo de mundo contaminante?

En un mundo raro nada es raro, porque lo raro es lo común.

Atareado, atestado de gente; cuando la distancia es salud la gente se amontona.

Los maliciosos líderes promueven el miedo al castigo y el deseo de recompensa.

Esa sensación de no servir para nada es erosiva, aunque equivocada y contaminante, pero decisiva. Si las masas tienen energía y solo la usan para sobrevivir, sin importar nada más, no hay progreso ni en ellos ni en el ambiente, si ni siquiera usan la energía tampoco hay progreso”.

Sin embargo, también hay esbozos de autocrítica como especie humana: “Por lo menos nosotros acá, los seres que escribimos, hablamos, leemos y escuchamos; no podemos acusar a otros seres que nos están cagando; son tipos que comen y beben y hacen sus necesidades fisiológicas como vos, a los que les debemos el mundo que tenemos con el caos que elaboramos. Estamos dentro de la especie no inocente que destruye al planeta y desarmoniza la naturaleza. Somos parte integrante de la misma raza, la raza humana. No podemos culpar a seres superiores de lo que pasa, porque los superiores somos nosotros y solo nosotros podemos modificarlo, porque, aunque inocentes seres cuasi mágicos, como delfines o multicolores pájaros hagan su mayor esfuerzo, no pueden cambiar el curso por el que vamos, no pueden cambiar el rumbo del mundo; que los de dos patas y conciencia contaminada llevamos” (página 69).

Las temáticas que preocupan al autor se van enlazando a lo largo de la obra, como podemos apreciar en este fragmento de la página 47: “No entiendo tu odio al dinero; un elemento cuasi mágico que puede convertirse puede convertirse en alimento para los pobres, o financiación para la producción de grandes ideas. Si odiás las acciones que realizan ciertas personas usando como herramienta el dinero es otra cosa, pero tampoco las acciones tienen voluntad propia, sino que las realizan las personas, o sea, si no existirían esas personas no existirían esas acciones. Por lo tanto y redefiniendo si es odio lo que sentís en el fondo, no es al dinero ni a las acciones, sino a las ‘personas’ que realizan con o por dinero esas acciones.

Cuando sos chico crees mucho; creer es lo que más está a flor de piel; por eso si te dicen cosas negativas también lo creés y aún más si la mayoría de los ámbitos en los que te movés te plagan de negatividades.

La mayoría es ese gordo mediocre con tendencia pedófila y machista japonés o chino feo y sin grandes expectativas; y por eso tienden los vídeos a satisfacer a ese tipo de persona. En definitiva; las grandes multinacionales trabajan para los tipos de personas que son la tipología de la mayoría sin éxito.

Los puntos a corregir exteriores se manifiestan en la falta de fe y confianza en uno mismo; la manipulación y la traición de los allegados son elementos propicios para el posterior descontrol o exceso. El exceso y el mal trago de comida, por estar forzosamente conviviendo, provoca complicaciones de salud”.

El autor

Huja es un escritor y cineasta santafesino, nacido el 3 de julio de 1979. Es graduado como técnico superior en Artes Audiovisuales. Publicó en diarios y revistas y varios poemarios, como “Del amor para vos” (2009), “Transparentaciones” (2012), “Un naufragio indefinido” (2015), “Bocanadas a la deriva” (2020) y “Balada del triste otario” (2021). También el libro de frases y aforismos“Como dijo un poeta” (2011).

Realizó varios cortometrajes y guiones, algunos premiados como el cortometraje experimental “Noc Osv” y otros destacados como la animación llamada “Quedará quedará pero el último pasará”.

Actualmente sigue moviéndose entre la escritura de libros, guiones y realizaciones audiovisuales.