El proyecto de los ex Karamelo Santo Pedro “Piro” Rosafa, Lucas Villafañe y Diego Aput regresa a la capital provincial con entrada libre, tras pasar por Vera y San Justo. En la previa, El Litoral conversó con Aput, para adentrarse en las particularidades de esta nueva aventura de viejos compañeros de andanzas.
La banda en Potrerillos (Luján de Cuyo), en Mendoza: el lugar de donde partió Karamelo Santo, y al que pudieron volver apenas se relajaron las restricciones en 2021. Foto: Gentileza producción
Este domingo 15 de enero a las 21 vuelve a Santa Fe capital Cuyoman, el proyecto de los ex Karamelo Santo Pedro “Piro” Rosafa (voz y guitarra), Lucas Villafañe (acordeón y coros) y Diego Aput (bajo y coros); junto a Lucas “Chiro” Albornoz en batería. Luego de pasar el jueves 12 por Vera (en Tatú Cervezas, junto a Fina Ropa Blanca) y el sábado por San Justo (en La Buena Medida), llegarán a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) en un show gratuito, con La Santa Rosa como banda invitada.
El Litoral conversó con Aput (vinculado a Santa Fe por su hermano Leandro, de recordado paso por Cabezones) sobre este nuevo viaje artístico que conserva la impronta de fusión que los caracterizó en su proyecto anterior.
Renacer
-¿Cómo fue apostar a un nuevo proyecto después de la experiencia de Karamelo Santo? Si bien con un par de compañeros de aquella historia.
-En 2015, cuando decidimos darle ese momento de cierre a Karamelo, cada uno tomó sus tiempos para hacer una especie de luto, un poco de análisis, relajar de tantos años. Justamente tantas cosas tan piolas que pasaron y tomar otros rumbos durante un tiempo. Pero en un momento te pica el bichito de nuevo, y no pudimos esperarnos más de un año: nos llamamos de nuevo con Piro y Lucas y volvimos al ruedo; sabiendo que con los chicos somos muy compadres con todos, pero la mayoría ya no vivían en Buenos Aires, era muy difícil empezar de cero con un proyecto tan grande como era Karamelo (de cantidad de gente y de todo). Los chicos ya lo entendían.
Fue un poco la manera de cerrar aquella época de desgaste, de tanto viaje y tanta movida. Decidimos cambiar por un proyecto que tenga un poquito la esencia del principio de nuestro laburo con Karamelo: empezar otra vez golpeando puertas, encontrando caminos, desarrollando desde adentro de la sala algo que nos identifique de nuevo y nos saque otra vez a la cancha, a ponernos en desafío. Así que así arrancamos: como cualquier banda de garaje, otra vez con el ímpetu y la emoción de que lo importante es el adentro, es la sala de ensayo, es la música, y después ver a dónde puede llegar.
-El desafío de volver, con esa convivencia de 30 años con Piro y Lucas. ¿Cómo se mantiene esa química en el tiempo, con compañeros que han vivido juntos la mayor parte de sus vidas?
-Creo que química es una palabra que funciona a la perfección, porque uno tiene mucha experiencia en escenarios con distintas gente, o produciendo gente; la música la podés desarrollar en muchos ámbitos con mucha gente, quizá incluso más talentosa que uno o que tus propios compañeros; o diferentes. Pero hay un punto en donde la música te llama y concuerda a otro nivel más energético: nosotros tres elaborando juntos nos sentimos más completos, más plenos; y eso en un momento es inevitable: es verlo y decir: “Puedo hacer de todo, pero cuando toco con ellos me siento mejor”.
Y en definitiva creo que poder dar un mensaje musical o artístico desde la plenitud es la mejor manera de demostrarlo. Así que creo que eso no tiene final, va a ser así siempre, hasta que nos cansemos o estemos muy grandes y no tengamos ganas de tocar.
Reactivar
-Sacaron el primer EP (“Nuestra savia”, 2017), sacaron un álbum (“Sencillo & Directo”, 2018), y en todo ese proceso pandémico fueron sacando una serie de singles. ¿Fue algo influido por los aislamientos o también una búsqueda de ustedes de ir tema por tema?
-Arrancamos en el 17 a vernos de nuevo; en el 17 y el 18 mucho ímpetu, mucho material; y ya con una proyección lindísima del 20. Muy felices de del recibimiento, de la recepción de la gente, de las distintas provincias: fuimos casi todo el país, fuimos a Uruguay, teníamos listo para irnos a México: era como un resurgir verdadero.
Nos agarró la pandemia y tuvimos que pegar el freno, que pegó todo el planeta. Esos singles los fuimos administrando durante el 20, pero eran nuestro próximo disco que ya estaba listo para salir a la cancha, previo a la gira México 20 (que era en abril). Tuvimos que cambiar los planes y empezamos a sacar esa serie de temas, que son muy bonitos a mí entender; y nos hicieron estar medianamente presentes durante un año tan difícil, como fue el 20. Así que fue un poco una obligación de administrar el material: en Buenos Aires era realmente muy difícil verse, no pudimos vernos durante mucho tiempo; y habíamos tenido la suerte de grabar ese verano previo al aislamiento.
Entonces ocupamos el año en mezclar esas canciones de a poco, y tener algo de presencia de la banda; que con un proyecto nuevo era necesario. Un poco nos mató, porque veníamos muy fuertes en esos dos años y después fueron dos años de bajar. Nos impidió mostrarnos como queríamos, y como venía creciendo; era todo una energía que venía muy bien, decayó un cacho, y ahora estamos volviendo de a poco.
Tenemos esa ilusión de seguir tocando y objetivos cortitos, lindos; disfrutar del material, creo que desde ese lugar se construye. Porque la estructura nuestra somos nosotros; entonces con los pies sobre la tierra, haciendo linda música, y mostrándola de a poquito.
Elementos
-En “Balero” sobre todo, y en “Todo” hay un elemento fuerte de hip hop, mezclado con esa fusión latina que tienen ustedes desde siempre. ¿Cómo entra esa influencia más urbana?
-Piro es un gran rapero, siempre lo fue. Antes de Karamelo ya tocábamos juntos y él tenía la influencia bien marcada del rap en todos los proyectos que tuvimos: en Karamelo tenía ciertos momentos, pero no tenía tanto espacio; pero sí con otros proyectos que ha tenido paralelos. Y con Cuyoman me parecía que entraba perfecto: me parece un gran compositor y tiene esa facilidad para rapear que viene muy bien.
Esa influencia la tuvo siempre, desde los 90 hasta acá; a veces nada hay espacios que son más fáciles de demostrarlo y en otros está como medio ajeno. Y también son cosas que nos gustan hacer, no solamente rapear; así que vamos equilibrando, Pero sí: en “Balero” y “Todo”, que es el último tema que sacamos, está al cien el enano, un capo.
-Hablando de compañeros, decías que la presencia del acordeón es lo que le da la unidad estilística y tímbrica, más allá de cada canción en particular.
-Antes de tener el primer el primer tema hicimos una decisión estética de qué queríamos: primero desde los elementos, de quiénes éramos y que podíamos hacer. Nuestro bagaje tenía que ver con bandas numerosas, con brasses impresionantes, que tocaban zarpados. Pensamos en que Luquitas podía unificar ciertas funciones armónicas y melódicas desde el acordeón: es un instrumento re lindo, que tímbricamente se podía meter en estilos no tan propios del acordeón, y empezar a mostrar un pequeño estilo Cuyoman.
Creo que de a poquito se va logrando; estamos hablando de pasos pequeños que vamos dando, por un nivel de exposición que tenemos: básicamente gente que nos sigue en redes y que nos quiere de muchos años y se interesa. No tenemos presencia en grandes medios, pero la gente busca música: estamos en una época en donde la gente busca por otros canales, y no es obligatorio estar al cien en la radio para que la gente guste de tu música.
El acordeón daba ese lugar bastante particular, en donde cada vez que lo escuchás decís: “Mirá, son estos vagos”. Eso me gusta: que sea fácil de reconocer.
-Grabaron una versión en castellano de “Bring me your cup” de UB40, con el Chelo Delgado de La Zimbabwe. ¿Cómo salió esa colaboración?
-La versión salió en la sala, siempre antes de tocar el set. Escuchamos esa canción, nos gusta mucho; UB40 es una banda que nos ha influido a todos. Y Chelo era el indicadísimo: creo que La Zimbabwe y UB40 son sinónimos. Con Chelo tenemos una amistad de mil años: es nacido en Mendoza, igual que nosotros, pero tiene otra escuela, ha tenido una carrera increíble; se fue de chico.
Tuvimos suerte de encontrarnos muchas veces en la vida, y cuando hicimos la versión me lo encontré al Chelito en un bar, le conté la idea y me dijo: “De una, amigo”. Y la rompió, él se siente muy identificado con UB40; de hecho un tributo muy bueno, que lo recomiendo. Es como concretar deseos que uno tiene como que venga “Corva” (Marcelo Corvalán, hoy en Arde La Sangre) a grabar con nosotros: gente amiga de toda la carrera, que cuando no estás al tope de exposición ver que esa gente sí se acerca, por el arte, las canciones y por la calidad humana, es como un abrazo muy lindo, un empujón hermoso.
Por las rutas
-Apenas pudieron, en enero-febrero de 2021, ya estaban girando de nuevo, dentro de lo que se podía. ¿Cómo fue esa vuelta, cuando todavía estaba todo bastante complicado?
-Fue necesaria. Fue ese verano, uno estaba informándose medianamente con lo que iba pasando en las provincias, y también en el exterior, que era donde estaba más fuerte la situación de pandemia; y que pasaban cosas similares en el verano europeo: cómo habían abierto un par de semanas y volvieron a cerrar. Pensamos que se iba a manejar parecido acá (de hecho lo hicieron), abrieron ese verano del 21.
Aproveché para llamar a un montón de gente de lugares de Córdoba, de San Juan, de Mendoza, de San Luis; que tenían cerrados sus locales desde hacía un año y medio; para hacer otro tipo de trabajo: una visión diferente de hacer un concierto, de hacer un negocio.
Con los que se coparon y entendieron que era un nuevo modo de trabajar hicimos una gira espectacular de unos 15, 20 conciertos, un poco a la gorra, un poco cachet chiquito, un poco cachet alto. Sin cobrar entrada, para que la gente vuelva a las calles, todos podamos solventar la situación y ellos volver a abrir los locales. Así fue que hicimos una gira preciosa, que nos llevó a cuatro o cinco provincias y nos volvió a poner vivos. Estar un año guardados, un año y medio casi, fue muy difícil.
Después de ese verano volvimos, Buenos Aires fue letal: sé que en Santa Fe no fue tanto, que la gente podía salir, pero allá no nos veíamos, y era muy difícil. Entonces fue un oasis hermoso ese veranito.
-Ahora vuelven a Santa Fe capital, pero también a Vera y San Justo. ¿Cómo se hace desde la gestión para llegar a tantos lugares que por ahí otras giras u otras bandas no llegan?
-Ese siempre fue el germen nuestro, con todos nuestro proyectos, sea en Argentina, en Europa, en América Latina: intentar comunicarse con gente del lugar y que nos den la propuesta desde los lugares y no al revés; no proponer nosotros qué hacer, sino animarnos a contar con cierta gente que tiene ganas de llevarte, contar contigo. Y después optimizar las condiciones: una vez que el tipo dice “mirá, creo que es así”, vos te sentás con tu experiencia y le decís: “Me parece que podemos hacer esto, podemos hacer aquello”. Vamos trabajando en un modo poco arbitrario: ver qué hay y cómo se ordena de la mejor manera para lograrlo.
Ahora venir a Santa Fe y en vez de hacer un solo show hacer tres, es mucho, es un montón: está buenísimo para empezar el año ir lugares que no fuimos nunca como Vera y San Justo. Hay buena expectativa, y el verano también invita a salir: y creo que va a estar bien, nos vamos a divertir mucho. Y llegar muy firmes para el domingo, que va a ser un show importante para nosotros: tocar en Tribus con entrada libre. También agradecidos de esa opción, porque la idea es desarrollar el proyecto que la gente nos conozca; no es todavía una situación de “Viene tal, sale tanto y aguantátela”; vamos por otro lado, nos gusta trabajar diferente. Y de a poco, con el tiempo, eso da sus frutos.
Hacia adelante
-¿Qué se viene para la banda en este 2023 (de lo que se sepa)?
-El objetivo principal es finalmente concretar esa gira a México: si eso sale (yo creo que va a salir) es el objetivo más grande del año. Y si no, tenemos que volver a grabar: tenemos un montón de canciones que el año pasado no grabamos; solo grabamos “Todo”, que fue una muy linda canción, que gustó un montón. Pero el resto quedó todavía por producirse: hay un lindo material.
Así que entre grabar de nuevo y viajar a México son dos grandes objetivos. Y después empezar a tocar de nuevo por las provincias: tenemos un montón de gente que nos está esperando. Simplemente hay que ordenar un poquito la agenda y volver a la cancha, a lugares que ya fuimos y otros por ir. Así: tranqui y contentos.