Dancing Mood: fiesta y creación sin límites

Dancing Mood, el proyecto fundado por el trompetista Hugo Lobo hace 23 años para hacer una fusión de jazz, ska y otros ritmos en formato instrumental, llegará a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el sábado 23 de septiembre a las 21. Mientras siguen difundiendo el material en vivo (“En vivo en La Sala”), que terminaron de publicar en audio y video el año pasado, también están presentando los singles que fueron editando como anticipo del próximo álbum: “Nice Feeling”, “Desinformation”, “Children of the Night” (junto al recientemente fallecido Pablo Molina), y su interpretación de “Adiós Nonino” de Astor Piazzolla, (que también cuenta con su versión en el álbum en vivo, junto a Pablo Bernaba).

Las entradas están a la venta en la boletería de Tribus (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).

El Litoral contactó a Lobo para hablar de estos proyectos, como así también otras iniciativas que realizan en el marco de la autogestión y la búsqueda creativa sin condicionamientos.

Entusiasmo y calidad

-Dancing Mood se está acercando ya al cuarto de siglo; es un proyecto nacido en torno al año 2000. ¿Qué fue lo que los impulsó a armar una formación que era tan inusual para la época, y como recordás aquellos tiempos fundacionales?

-Principalmente una necesidad de hacer algo personal en ese momento. Yo y los muchachos que me acompañaron en ese momento o que empecé a reclutar (muchos siguieron) en ese momento estábamos laburando mucho como sesionistas, estábamos con un montón de bandas en esa época, en los comienzos: hasta con seis, siete bandas cada uno; por lo menos en mi caso.

En ese momento no era muy usual que haya vientos en los grupos; más que nada trompetas y trombones eran medio raros, sí capaz que algunos saxos. La necesidad de hacer algo diferente, y de mostrarse uno también en un proyecto personal; siempre teníamos apariciones esporádicas en unas bandas que laburábamos en ese momento, en algunos temas y siempre como un adorno. Entonces la necesidad era tocar un poco más y hacer algo propio y diferente.

De ahí me surgió la idea de armar una banda, influenciada en la música que siempre me gustó, que puede ser el ska, el jazz y el soul. Tratar de llevar para los ritmos jamaquinos todas esas influencias, pero de una manera instrumental y diferente a lo que se venía escuchando acá.

-Hay algo también de recuperar ese espíritu bailable o festivo que tenía la era dorada de las big bands, pero tomando ese espíritu bailable y festivo del ska.

-Totalmente. El ska tiene mucho que ver con eso, y también con el baile de jazz, de aquella época del jazz más popular. Quisimos recrear eso pero a la manera tradicional jamaiquina: el ska, que es el principio anterior al reggae.

-Ahí se cruzan Dizzy Gillespie con The Skatalites.

-Claro, y varios más. Y este ritmo que siempre me acompañó, que siempre me gustó desde muy chico, incluso antes de tocar la trompeta. Quise hacer algo diferente y se logró: hasta el momento sigue siendo un proyecto bastante distinto a todos los que siguieron viniendo.

-Una de las cosas que los distingue es esto de convocar al “ánimo danzante” del que habla el nombre de la banda, pero sin resignar una complejidad a nivel composición y arreglos.

-Totalmente. Venimos recordando eso, porque en esta etapa estamos como decís acercándonos al cuarto de siglo, y recreando todos nuestros discos y un montón de canciones que no tocábamos hace mucho. De hecho, acá en Capital estamos haciendo un show por mes presentando cada uno de los discos y lanzándolos en vinilo. Entonces los shows tratan de ese disco entero, solamente eso: ningún hit ni nada por el estilo.

-En gira salen con una variedad.

-En gira tratamos de mostrar sí cositas raras, piezas que no tocamos hace mucho, pero tratando de conformar también a quienes quieren escuchar los temas que no pueden faltar en la lista; y haciendo un pantallazo también a los que todavía no nos vieron en vivo.

Volviendo a lo que contaba, nos encontramos con un montón de temas que pasábamos por alto, no sé si adrede (risas), porque son difíciles. Uno se pone a pensar: “¿Por qué se me ocurrió hacer algo tan difícil hace tanto tiempo, que nos hemos desacostumbrado a tocar?”.

Eso renueva un poco las ganas y el repertorio también: las ganas nunca se van, pero tocamos temas complejos que quizás no son para el vivo. Tiene que ver con eso, siempre tratamos de diferenciarnos un poquito por ese lado.

Convivencia

-Siempre fueron una banda numerosa, varios han seguido en el tiempo, más allá de algunos cambios. ¿Cómo se sostiene a nivel humano un proyecto que implica mover tanta tropa y tantas personalidades?

-A lo largo de mi carrera, tocando con muchísimas bandas, siempre traté de hacer lo contrario a las cosas que vi que no funcionaban, que terminaban pudriéndose en casi todos los casos que laburé.

Entonces siempre traté de que predomine el cooperativismo; pero que a la vez que más allá de ser una cooperativa que haya uno que tenga que tomar el mando, la batuta, con el aval de todos los demás, que quede ya aceptado: la transparencia. Y también tiene mucho que ver esto de la independencia. aunque no se crea: los conflictos entre las personalidades y la decisión, ese tipo de cosas aparecen cuando empiezan a haber diferencias, cuando empiezan a haber otros intereses: llámese compañía discográfica, que les gusta más a uno que al otro. Y las decisiones no las toman la banda del todo. Cuando empiezan ese tipo de quilombos empieza a haber problemas.

Además, con una banda tan numerosa problemas económicos jamás habrá, porque nunca habrá mucha plata (risas); ese creo que es el secreto de que no haya problemas. Pero no: nos conocemos mucho, por lo menos los pilares; desde que armé la banda hay cuatro personas están desde el día uno; y creo que eso tiene que ver con llevarnos bien y ese tipo de cosas: los legendarios que están adentro de la banda entienden perfectamente desde el día número uno cómo viene la cosa. Nos conocemos mucho, y la verdad nunca tenemos conflictos; y los pocos conflictos que tuvimos los hemos solucionado sin que toquen más esas personas. Así que bastante transparente en ese sentido: nos llevamos muy bien.

En vivo con amigos

-El año pasado terminó de salir “En vivo en La Sala”, un material que fueron sacando de a un tema por mes con el video. ¿Cómo salió la idea de grabar ese show en la Sala Siranush, con un montón de invitados? ¿Y cómo fue esto de editar en esta forma “moderna”, de single a single?

-En cuanto a la grabación teníamos una deuda pendiente, con un disco en vivo; el único disco editado era “Deluxe”, que es orquestado; no teníamos un material en vivo de lo que la gente ve regularmente de nosotros en un show. Era una deuda pendiente que la queríamos hacer y nos dimos el gusto; salió solamente en formato digital, no físico.

En cuanto a ir cortando los temas, creo que es una modalidad en la cual me siento bastante cómodo; siendo independiente más aún: cuando uno no tiene el compromiso con nadie de tener que sacar un disco en determinada fecha, y tener que componer y arreglar a las apuradas porque firmaste un contrato, creo que positivo para los músicos independientes.

Porque a veces uno tiene que terminar un disco y quizás no está conforme del todo con la composición, con las cosas que tiene que elegir; y necesita más tiempo para cada uno crear. Y a veces sacando un disco uno trabaja con 12 canciones de las que se escuchan dos o tres, y las otras pasan medio por alto. Creo que de esta manera se la puede sacar más el jugo a cada uno de las canciones, hacerlo con más cuidado y también ir mostrando de a poco y que la gente vaya consumiendo eso, y no tenga quizás otras opciones para llamarlo de alguna manera; y se le puede sacar un poco más de rédito al trabajo que uno hizo para eso. A veces quedan ocho composiciones en el olvido, firmaste cuatro discos y tenés 24 temas que te tenés que meter en el bolsillo.

Es una modalidad que pasaban los 60, en los 70, en los 50, que volvió ahora en formato digital; pero antes la música funcionaba de esta manera: un corte, los vinilos simples que sacaban de a un tema. Creo que es más positivo, más allá de sacar la obra entera luego.

-Decís “eran nuestros plazos”, pero de todos modos cuando se pusieron que salía uno por mes lo fueron cumpliendo.

-En realidad ya estaba grabado, fuimos sacando uno por mes para ir mostrándolos de a uno.

-Los diferentes invitados, desde Daniel Melingo a Micaela Chauque, representan también esta apertura de la banda a un montón de propuestas, y a un montón de amigos que han hecho en el camino.

-Totalmente. También estuvo Déborah Dixon, pero su tema no salió: es uno de los riesgos de grabar en vivo. Tuvo un problema técnico “impiloteable” y no pudo quedar el tema que grabó Déborah.

Es gente muy querida, que conocemos hace mucho tiempo, por lo menos yo; con las que comparto siempre el arte y la música con ellos. Y diversidad musical también, que es de lo que se trata esta banda.

En los planes

-Ya desde la pandemia venías trabajando en composiciones nuevas para un próximo material. ¿En qué estado está eso?

-Está en camino: se alargaron un poco los plazos con esto de las presentaciones, editando cada disco en vinilo; tenemos un plus, porque vamos por el cuarto disco, una vez por mes. Así que para marzo está el disco nuevo, sí o sí. Hay cinco temas ya grabados que fueron los que fuimos presentando: esos van a pertenecer al disco, y ya estamos preparando seis canciones más, con invitados también (algunas), ya estamos grabándolas. Así que creo que en marzo estará en todos los formatos el disco en la calle.

Y las presentaciones y las giras que conllevan presentar este disco también.

-¿Qué se viene de acá a marzo?

-Seguimos con las giras por el país; el año que viene seguramente hagamos una gira por Latinoamérica, estamos viendo más para fin de año Europa, por primera vez. Seguimos presentado los discos, componiendo y poniéndonos a grabar.