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El cantautor uruguayo, con más de 40 años, sigue presentando “Simple”, su último álbum, junto a “Manta y rocío”, un single de reciente aparición. El Litoral conversó con el artista para repasar estos trabajos, junto a sus reediciones y estudios sobre su obra.
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La canción rioplatense tiene desde hace ya mucho tiempo en Fernando Cabrera a una de sus máximas inspiraciones. Es un artista único, ícono de la cultura y de la identidad del Río de la Plata con una trayectoria de más de 40 años, premios en festivales internacionales, una producción de más de 15 discos propios y otros tantos en calidad de productor y de arreglador.
Su última producción es “Simple” (2021), posiblemente uno de los proyectos más peculiares de todos los discos que ha grabado, porque por primera vez no hubo banda ni músicos invitados; él fue la única persona que entró al estudio desde el primero hasta el último día para grabar voces, guitarras, piano y percusión en un clima de intimidad y sencillez. Este año presentó su nueva canción “Manta y rocío”, con un videoclip dirigido por Julián Chalde, en la que recorre paisajes de Argentina, ilustrando parte del camino recorrido por Cabrera en este último tiempo.
Esa recorrida lo traerá de nuevo por Santa Fe, el domingo 17 de septiembre en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572). Las entradas están a la venta en la boletería de la sala (miércoles a domingo de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
-El año pasado habíamos charlado un rato largo sobre cómo había sido el proceso creativo de “Simple”, que recién se estaba pudiendo mostrar en gira. A un año de eso, ¿cómo están funcionando esas canciones? ¿Cómo se integran a dos años de haber sido lanzadas?
-Perfectamente bien se han integrado al resto de sus hermanas, a todas las otras canciones: es evidente que pertenecen a la misma sangre; si bien toda composición es un poco diferente, todas tienen su personalidad, su temática, su ritmo, su armonía, su melodía, todas son diferentes.
Vengo haciendo muchas de las canciones de “Simple” en mis presentaciones de los últimos casi dos años, y se han integrado muy bien; de repente alguna más que otra, como es lógico. Hago mucho “Estaba en otra vida”, “Era el águila de la libertad”, “Mañana será otro día”, “Soy un hombre”: esas cuatro las vengo haciendo en todas mis presentaciones de los últimos meses; y las otras alternadamente. Le han dado un refresco a mi repertorio, que al mismo tiempo se sigue ampliando.
-De hecho en ese momento decías “tengo una para publicar”, y tocabas algunas inéditas en vivo. Hace poco salió “Manta y rocío”, aunque ya la venías tocando.
-Exacto: ese fue mi último lanzamiento sencillo, y también funciona muy bien. Una canción que a mí me gusta mucho: si me gusta a mí uno la hace bien, con convicción, con felicidad. Aparte tiene un video hecho por un argentino, Julián Chalde: un muchacho del comienzo de la Patagonia, Viedma, Carmen de Patagones. Aprovechamos esos hermosos paisajes del sur de la Argentina para hacer el video, que quedó muy bueno, en blanco y negro.
Así que estoy muy feliz con “Manta y rocío”, y ya preparando nuevas grabaciones para los próximos días.
-En ese video se muestra un poco el detrás de la escena del artista en gira.
-Cada uno puede interpretar con absoluta libertad la película, la novela, la canción o el video que ve; no quiero interferir en tu interpretación. El director hizo con absoluta libertad una lectura propia de la canción; yo le hice sugerencias también, que él sumó. Y entre tomas hechas conmigo allá, en distintos lugares, más otras tomas que le encargué que hiciera de determinados aspectos de la carretera, de la naturaleza y de ciertas cosas que están presentes en esa canción, luego armó ese puzzle que quedó muy lindo.
-En esa canción hay una formación: además de tu voz y tu guitarra hay bajo, batería y bandoneón. Es volver a una estructura, después de lo que había sido esa propuesta de “hombre orquesta” en “Simple”.
-La necesidad que la canción me pedía, más la nostalgia y el cariño por estos compañeros con los cuales trabajé cerca de 22 años: Ricardo Gómez en batería y Federico Righi en bajo; tuve muchas ganas de llamarlos de nuevo. Esta canción precisaba bajo y batería y los llamé; fue un deleite, volvió a surgir el automatismo y la naturalidad que desarrollamos a lo largo de más de dos décadas de tocar juntos; que ya nos lleva a un punto de casi no ensayar, casi telepático.
Esa magia volvió a suceder: les mandé la canción por WhatsApp, con una grabación hecha en casa, para que ellos vayan viendo la atmósfera. Le hice una sugerencia rítmica al baterista, le hice una sugerencia del bajo a Federico y listo: fuimos al estudio, la grabamos y quedó perfecta.
Después me pareció que la canción necesitaba algún tipo de timbre distinto, y algún tipo de situación armónica. Uno siempre piensa en primer lugar en un teclado: un piano o un sintetizador. Soy un enamorado del bandoneón como instrumento; por supuesto que lo que el bandoneón ha hecho en la historia del tango, pero también me gusta mucho simplemente el sonido, incluso sacado del tango: nos olvidemos que el bandoneón es un instrumento inventado para sustituir en las marchas callejeras en Alemania, en Austria, al órgano.
El sonido que tiene, provocado por las lengüetas impulsadas por el aire que manda el fuelle, muy igual al del armonio, por ejemplo. También tiene familiaridad, por estar compuesto por lengüetas sopladas por aire, con una armónica, usada tanto en el blues y esas músicas. Imaginé todo eso y sacar un poco el bandoneón del tango y usarlo simplemente por su característica tímbrica.
Hay un bandoneonista acá en Uruguay, Sergio Astengo, que por supuesto trabaja en el área del tango; pero que yo veía en sus posteos de Facebook (no lo conocía personalmente) que permanentemente hacía menciones y mandaba cosas relacionadas con el rock y con los Beatles, cosas así. Pensaba: “Este tipo no es un simplemente un tanguero; es un tanguero, pero también tiene otros gustos, otras inquietudes musicales”. Me pareció muy adecuado, lo llamé sin conocerlo, y funcionó perfecto.
-Recién decías que venían nuevos temas en camino. ¿Qué se puede contar de eso?
-Son dos temas que ya empecé a grabar: uno acá, con una colaboración a nivel de producción artística de Martín Buscaglia; y otro que voy a comenzar a grabar en estos días que vaya a Santa Fe y a otras ciudades: voy a tener dos días libres en el medio, voy a estar en seis ciudades en total. Voy a aprovechar para comenzar el otro tema en un estudio que me ofrecieron en San Telmo, que se llama Supercharango; después me lo traeré para Montevideo y lo voy a continuar acá.
Así que estoy avanzando en dos temas nuevos que me tienen muy entusiasmado; son temas extraños: uno de ellos de una estructura extensa y cambiante, el otro un poco más normal, pero que toca una temática complicada. En fin, dos nuevos intentos de comunicarme con la gente.
-El año pasado, en sintonía con la reedición en vinilo del álbum “Fines”, salió un libro homónimo de Ignacio Martínez, donde se mete a analizar ese álbum. Por un lado, ¿qué siente el artista cuando se convierte en objeto de estudio? Y por el otro, ¿qué imágenes te vienen a la cabeza de los tiempos de creación de aquel disco?
-Las sensaciones son de satisfacción y de halago, de que un avezado periodista musical uruguayo, Ignacio Martínez... me fui enterando con el tiempo de que él eligió hacer un libro sobre este disco porque era uno de sus preferidos de su vida, Lo cual me halagó mucho.
Después también tenés siempre el temor de cómo será ese enfoque, que dirá. Pero eso rápidamente se me diluyó, conociéndolo a él; aparte me entrevistó bastante, para agregar al libro algunas opiniones mías. Me di cuenta que se trataba de un analista muy profundo, que iba incluso un poco más allá de la tarea periodística de relevar un material, un disco: había en él una profundidad de análisis y de enfoque muy interesante.
Y el libro terminó por gustarme mucho, a pesar de que uno siempre está un poco nervioso con esas cosas: finalmente me parece un excelente libro; está nominado ahora para unos premios que hay acá en el Uruguay, entre los mejores libros del año de análisis musical.
El disco “Fines” es muy importante para mí, ya tiene unos cuantos años: lo grabé por el año 92, salió en el 93. Es un disco muy significativo, porque es donde yo más solté o más desarrollé mis ideas arreglísticas. Al margen de los 15 temas que tiene, me di mucho espacio para los arreglos de todos los instrumentos que aparecen; que por otra parte es el disco mío que más instrumentación tiene. Hay una cantidad de instrumentos propios de la música, popular (bajo, batería, guitarras eléctricas, guitarra española, teclados etc.), pero también hay unos cuantos instrumentos propios del mundo sinfónico: oboes, violoncello, corno inglés, vibráfono, fagot. Todas esas cosas las escribí yo, y quedé muy contento con el resultado.
Ahora, 30 años después, junto con el sonidista que lo había grabado Oscar Pessano (que había conservado el multipista) pudimos volver a mezclarlo canal por canal; en cada instrumento purificar el sonido, sacarle las imperfecciones, mejorar el eco, los agudos y los graves; subir o bajar cada coro, cada instrumento. Es como haberlo vuelto a hacer. Y el resultado quedó maravilloso, parece otro disco: una cosa excelente como quedó el vinilo.
-Hablando de reediciones, también se lanzó para plataformas digitales el DVD “Intro” a diez años de su publicación. Lo cual es una prueba de los cambios en el mundo discográfico en muy poco tiempo: en diez años se pasó del DVD físico al mundo digital.
-Totalmente: fijate que cuando lo sacamos era un libro físico, donde había una cantidad de poesías mías (no letras de canciones, sino otra área mía de trabajo, poética); y en la solapa posterior del libro (con un diseño gráfico muy lindo, muy bien hecho) atrás venía un DVD con un concierto filmado en vivo en los Estudios ION.
Pero no estaba en plataformas digitales, así que ahora, a diez años de aquel lanzamiento, con el sello Ayuí (que ha editado muchísimos de mis discos) resolvimos subirlo para las plataformas; y ahora la gente puede escuchar... porque fijate que hoy ya nadie tiene el aparato para reproducir DVD. Igual que los CD: antes hasta los autos venía con un reproductor de CD, ahora ya no viene más; los equipos de música no traen más un lector de CD.
O sea que ha cambiado muy rápidamente eso. Y bueno, ahora sí se puede escuchar en Spotify, en todas esas cuestiones, las canciones que grabé en vivo en “Intro”.
-¿Cómo sigue tu actividad en lo que queda de 2023, o hasta donde sepas, además de estas dos canciones que se vienen?
-Eso por un lado, y estas actuaciones que voy a hacer ahora en Argentina: son seis ciudades en total.
Una grabación como invitado: es una es una tarea que hago muchas veces: la gente ni se entera, pero estoy permanentemente invitado a participar por músicos jóvenes que graban sus primeros discos. Y allá voy, como buen boy scout que soy (risas), participó de todas las invitaciones, me tengo que aprender temas que no conozco, y estudiar para hacer una segunda voz, ir a la grabación. Ahora voy a grabar con una chica que se llama Cintia Arévalo, que ya tiene varios discos grabados, es muy buena compositora y cantante.
Después voy a ir a Colombia, y después tengo algunos trabajos acá en Uruguay también. Así que como siempre; capaz que un poco más que siempre: bastante actividad tengo en este momento.
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