Festival Tribus 15 Años: confluencia de estilos en la Estación Belgrano
Catupecu Machu, Cruzando el Charco, El Zar, Cielo Razzo, Koino Yokan y Rayos Láser pasaron por el escenario mayor del encuentro, junto a artistas locales como Los Gastro y Gajes del Oficio. El escenario santafesino también dio lugar a bandas y solistas como Cardigan, Macá Revolt o Ya Rompimos el Silencio. Con el apoyo de entidades e instituciones como el Gobierno de la Provincia de Santa Fe, la Municipalidad de Santa Fe, Lotería de Santa Fe, El Litoral, entre otros.
Maestro de ceremonias: Fernando Ruiz Díaz ratificó su localía, llevó a su madre a ver el show y trajo el recuerdo de su hermano Gabriel. Foto: Carolina Niklison
La juvenil y numerosa formación de Gajes del Oficio (ganadora del último Concurso de Bandas de Tribus) tuvo a su cargo abrir la primera jornada en el Escenario Tribus, con su fusión funk latina. Expandieron la voz de Mili Duarte en los coros invitados; sumaron percusión al distintivo setentoso de la flauta traversa de Josías Kloster (complementando al saxo alto en vientos), en las canciones que conforman “Corbata y corazón”, su flamante EP.
En el Escenario Santa Fe (en el extremo norte, con bandas locales en los tiempos de armado del escenario principal) siguieron los aún más jóvenes Ya Rompimos el Silencio (YRS, finalistas del concurso de Canción de la Ciudad), que atacaron con una versión peculiar de “Cleopatra” de Los Twist y “Me gusta ese tajo” de Pescado Rabioso (modernizado ya por el hecho de que la cante una señorita). Siguiendo el camino de los clásicos fueron a “Desconfío” (Pappo’s Blues), “¿Qué tal?” (Divididos) y “Las habladurías del mundo” (Pescado en la era Artaud)- Solventes en su interpretación, tendrían que animarse más a buscar temas propios.
Gastroboys
Los Gastro abrieron el turno de los que tienen millas recorridas. Maxi (voz) y Matías Scheiwzer (bajo), Javier “Robo” Almazán (batería), y Juan Francisco Mussi y Nicolás Gaspoz (guitarras) arrancaron con “Grand Prix”. Fueron por el histórico “Lunes”, para que Maxi baile en su bata de “La gran ola de Kanagawa”; descubrieron que todo el mundo se ama a sí mismo “En Internet”; homenajearon a unos “Ojos grises” y Trajinaron “Dancing with Myself” de Billy Idol, marcando su linaje punk optimista.
“Vos que estás tomando una cerveza, levantala: este tema es ‘Mucho alcohol en mi busarda’”, anticipó Maxi, para meterse al trip etílico border de la canción. Siguió “La victoria del oso” (con la emblemática frase “Sentimentalmente vos sos un bajón”) y “Amigos zombies”; cerraron con el hímnico “Rock de los sobrevivientes”
La música urbana tuvo su apertura con el hip hop del No Name: unas rimas imparables sobre pistas slow tempo y con beats poco marcados (a cargo de IZvo Beats Manso), creando un efecto particular.
A bailar
Los cordobeses de Rayos Láser ganaron su lugar en la siesta con su pop alternativo uptempo, entrador y bailable. Ellos son Tomás Ferrero (voz y guitarra), César Seppey (coros y bajo, de impecable overol amarillo) y Gustavo Rodríguez (coros y guitarra), con Mati Sabagh como baterista en vivo.
Pasaron por “Cosas nuevas”; “Vamos a bailar un poco” dijo Tomás antes de “Se borró”; tras los agradecimientos a la organización presentaron “Una canción nueva, el primer rocanrol de Rayos Láser”, anunció el vocalista, dando paso a “Estrella”. Presentó otra del disco nuevo, “El fin del amor”, con Gustavo como voz principal.
De “Ya no estoy aquí” pasaron a “Tantas cosas dije ayer”. Ferrero dejo la guitarra para cantar en el borde de escenario para la bailable “Tu nombre”, antes de la explosión final de “Ya me hiciste mal”. “Tendremos que volver pronto”, reflexionó el frontman ante la brevedad del set.
Tina Rouge se hizo cargo de que el público no se enfríe, escoltada por una banda semi acústica, con Javier Sipo Hipólito en guitarra eléctrica más piano y coros. Pasaron “Ciudad de pobres corazones” (Fito Páez), “Seminare” (Seru Girán), “Mariposa Teknicolor” (Páez) con cajón peruano y Don (Miranda!).
Minas nada tristes
Fue entonces el turno de Abril&An (Abril Olivera y An Espil),voces femeninas de Nafta, en su proyecto lateral ampliado con cuarteto mixto (siempre dentro del universo funk/R&B). Las chicas se repartieron un traje: An (la voz más grave y rea) el pantalón y el chaleco, sobre lencería negra y zapatillas; y Abril (la voz más ligera y aniñada) el saco sobre vestidito y botas. “No te agarra el circuito cerrado”, “Porque soy más oscura”, bromearon, en su juego constante (la pantalla de fondo estaba muy seguidora de An).
Fueron mechando canciones desde diferentes proyectos “Con mi amiga” y “MKOB” fue un segmento de Abril. “Abril Olivera es una de las personas más divertidas que conozco”, tiró Espil, antes de “Nos vimos” (un tema que hizo con Cirilo Fernández). “¿Vos lo votaste al quía este?”, preguntó; la baterista Cuqui respondió: “Viva Perón”. Siguió después con “Loca”. “Gracias Tribus por traer a las minitas”, cerró, antes de sorber un poco de Jack Daniel’s. Abril retomó para un tema nuevo “En algún lugar”.
El entretiempo fue con Gitanos de la Acera, proyecto encabezado por Seba Barrionuevo, en un formato mucho más acotado que Los Carpinchos, pero con la misma actitud festiva.
Jeremías Oro y Tomás Otero, alquimia fundadora de de Koino Yokan. Foto: Carolina Niklison
En dupla
Koino Yokan arrancó bien arriba con “Aunque solo sea una”. ¡Gracias por venir a ver música en vivo”, afirmó el cantante Tomás “Toto” Otero (uno de los dueños del proyecto, junto al guitarrista Jeremías Oro) antes de “Con gusto a mar” y “Cambiando la mirada”: melodías efectivas y coreables para una audiencia que a esa altura ya era nutrida.
Solos, a dos guitarras, los dos facheros caciques encararon “Todo el día así”. Ya con la banda completa, fueron a la calamariana “Me diste la espalda”, con el cantante (musculosa con brillos, músculos para mostrar) en el borde, que cedió a su compañero (saco y pantalón de cuero) para su solo. Desde esa misma guitarra salió la intro de la baladesca “La trampa”; de ahí fueron al rock de “Lo que va a venir”
Comenzaron a despedirse con “Lo que hoy quieras”, en tiempo de reggae amable, y se fueron con la agitera “Cada letra que escribo”.
Macá Revolt, figura del hip hop santafesino. Foto: Carolina Niklison
El segmento local subsiguiente estuvo a cargo del hip hop de Macá Revolt, en formato de voz y pistas orgánicas grabadas con músicos. La militante de las rimas no le escapa al formato canción, como en “Sola”, o escalar en la narrativa “Debajo de la piel”.
Pablo Pino, vocalista de Cielo Razzo, una de las bandas de la provincia con mayor proyección. Foto: Carolina Niklison
De acá cerca
Los rosarinos de Cielo Razzo salieron a mostrar lo suyo, con canciones nuevas y de las de antes. Largaron con “Polen” y “Luminoso”: “Aprovechemos para tejer las redes para salir de esta basura”, encomendó el cantante Pablo Pino, antes de “Charlone”
Presentó a Facundo, el reemplazante de Fernando Aime: “Nano se fue a hacer un viaje con su familia porque se viene el fin de mundo y quiere tener esa última experiencia. Cada uno cree lo que quiere”
Del reciente álbum “El día fuera del tiempo” encararon “Ultraliviano”, e hicieron “un tema a pedido de alguien, pero no sé de quién”: fue “Por llegar”. De la electricidad de “Veloz tren”, otra de las nuevas, pasaron a la síncopa de “Alma en tregua”, un histórico con solo del “Pájaro” Diego Almirón, el guitarrista que sí vino (junto al resto: Cristian Narváez en bajo, Javier Robledo en batería, y el “invitado permanente” Marcelo Vizarri en teclados).
Cumbre de blues local: Oscar “Luli” Gauna, Tina Rounge y Ángel “Zurdo” Silva. Foto: Carolina Niklison
“Nos hemos excedido de tiempo, esta es la última”, avisó Pablo, antes de Sin salida. Pero había tiempo para una más, desplegando el sabor latino que arranca “Luna”, antes de rockear en el estribillo. “Aguante la cultura provinciana, aguante la cultura local. Feliz cumpleaños, Tribus”, fue la despedida.
Oscar “Luli” Gauna salió al frente de Los Herederos del Blues, sumando músicos santafesinos (Hernán Hadad en bajo, Matías Pallero y Ángel “Zurdo” Silva en guitarras) junto a Matías Belmonte (saxo y voz de Perro Suizo) para clásicos del blues argentino, con mucho de Pappo, como “Longchamps Boogie”. Tina Rouge se sumó para “Rock and roll” y fiebre y “Ruta 66” (otra del Carpo, y un clásico traducido por él).
Abril Olivera cantó en el set de Abril&An junto a An Espil, y luego se subió a compartir “Bandido” con El Zar. Foto: Carolina Niklison
Emociones cantadas
Fue el turno entonces de otro dúo ampliado a banda: El Zar, con el carismático Facundo Castaño Montoya en voz y el discreto Pablo Giménez en guitarra. Despegaron con la rítmica “Apasionado”, enganchada con “Tarde o temprano”, escalando en un disco-funk bolichero. Sin cortes pasaron al desamor movido de “Superstar”.
Una zapada blusera con solo de Giménez cambió el clima. Castaño se colgó la guitarra y anunció: “Para los que no saben, la semana pasada sacamos un disco, se llama ‘Paraíso’ y ésta es una de las canciones”: le entraron a “Parte de mí” que grabaron con No Te Va Gustar y compusieron junto Santi Celli.
Invitaron a Abril Olivera para “Bandido”, seguida por “La forma de estar solo”. Ya sin campera, Facundo se mandó a “Las voces” y la coreada “Perdiendo el control”. Vamos a volver hacia fin de año, con el disco nuevo, anunció el vocalista, antes de rematar el set con la meneante “El momento perfecto”, con un solo de Pablo.
Los Peatones, juvenil banda santafesina, encabezada por Tao De La Roche en bajo y voz. Foto: Carolina Niklison
El entremés santafesino fue con Los Peatones, otra banda juvenil que combina temas propios con covers como “Cheques” de Spinetta y los Socios del Desierto y “Astros” de Ciro y los Persas. Llevaron hinchada propia, bandera y gritos femeninos que le pidieron al bajista y cantante Tao De La Roche que se quede en cuero: jugaron de locales en su momento.
Francisco Lago, transmitiendo la mística de Cruzando el Charco. Foto: Carolina Niklison
Magia platense
Cruzando el Charco salió bien arriba, con “Cada error”. Siguieron con la cadenciosa y coreable Cambiando de color, con Francisco Lago pidiendo más celulares prendidos. Redoblaron el compromiso popular con “Hoy”, entonada por una multitud que los acompañó en “una de las viejas de la banda”: “Lo nuestro tiene magia”.
Lago junto al guitarrista Nahuel Piscitelli encararon “Roto” bien íntima y acústica. Una intro de batería y percusión (Matías Perroni e Ignacio Mar) cambió la tónica, pasando por el dembow del reggaetón. Lago se animó a varias coreos, solo o con Nahuel y el bajista Juan Matías Menchon en “Dueños del ritmo”.
A voz y piano (junto a Ticky) arrancó “El trato”, que creció en la banda con solo del otro violero, Piscitelli pidió dividir el público para agitar en “A mil”. Con un vinilo de “Esencia” en la mano celebró la nominación a los Premios Gardel y anunció la presentación en junio en Paraná. “¿Alguien lo quiere? Se lo puede pedir a Celia allá atrás, con la gorra, todas las cosas”, aprovechó para vender el cantante.
De ahí escalaron a “Volver a nacer”, “Soy” y “Para mucho más”, que significó un agite general: una canción que pide ser canto de estadio. Clímax que se continuó en “Terminales” (un tema que podría haber escrito Manu Moretti de Estelares).
Lautaro Daneri y Leo Bonzi, la química de Cardigans. Foto: Carolina Niklison
Al instante arrancó Cardigan, la última propuesta del Escenario Santa Fe, encabezados por Leo Bonzi en voz y el virtuoso Lautaro Daneri en guitarra: una propuesta de hard rock clásica pero fresca, si abuso de clichés. Tuvieron público propio saltando frente al escenario: punto para ellos.
Fer Ruiz Díaz al frente, con la doble batería detrás: “el vikingo” Nicolás Meardi y Julián Gondels, reclutado en los tiempos de Vanthra. Foto: Carolina Niklison
De local
Catupecu Machu ganó el escenario en el formato de doble batería que habían armado para Abril Sosa y que mantuvieron tras su partida (ahora con Julián Gondels, que viene de la era Vanthra, y “el vikingo” Nicolás Meardi). Con esa machacante base arrancó “Cosas sin nombre”, con todos vestidos de negro, Fernando Ruiz Díaz con una chaqueta larga (siempre más abrigado que la mayoría). El hit de la era clásica, con su armonía modal que rompe en el puente sin estribillo.
La invocación a pudrirla prosiguió en “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” (con el corito localizado de “a Santa me voy”; yendo a un mini mash up con “Eso vive” y Fer pidiendo “un colchón de palmas”. De ahí a “Plan B: Anhelo de satisfacción”, el clásico de Massacre que Fer adoptó con otra formación en otra época.
Arrancaron con “Perfectos cromosomas: “Gracias por tanto amor, amores de mi vida. Mañana toca Lisandro Aristimuño. No pudo llegar hoy, pero a ver si se saben esta” comentó el líder, antes de “Es todo lo que tengo y es todo lo que hay”, otra de las apropiaciones que Ruiz Díaz atesora.
“Invocando el espíritu del Gaby, que amaba estar acá, en esta estación veníamos a pasar los veranos con mi mamá Dominga, con mi papá Rubén, con mi hermana Cristi”. Presentó así al heredero del bajo de su hermano, Charlie Noguera, volviendo al tema propio pero rematando con la frase del rionegrino.
Vamos a tocar esta canción que la empecé a componer en Rincón, porque la estaba soñando. Fue “En los sueños”, con el bajo en tapping y el redoble en las baterías, con un excursus guitarrístico en la PRS azul. Engancharon con Mañana en el Abasto de Sumo (quizás el mayor experimento modal del rock argentino)
“Lo quiero mucho al Chengo Altamirano, ojalá que este festival perdure por siempre”, soltó Ruiz Díaz. Retomaron la senda aristimuñana con “Para vestirte hoy” (en la versión eléctrica que tocaban con Macabre y Herrlein) con Charlie en segunda guitarra y Gondels en bajo. Julián pasó a la guitarra y Noguera a las teclas (mientras el orador pedía unas latas de Santa Fe para seguir derramando localía) para “Origen extremo”.
Después de un solo de las dos baterías, volvió sobre historias guadalupanas/rinconeras (conocidas para los fans, pero el público se renueva) y terminó dedicándole “A veces vuelvo” a Dominga, su mamá de 83 años, presente en el show. “La vida es así: un poco de magia y un poco de veneno”, afirmo mientras decosntruía “Magia veneno” para que se luzca el canto de la gente.
Pidió para su mamá “el ‘Dale!’ más grande de la historia”, y volvió a los tiempos de aquel debut homónimo; con Julia (su sobrina) pogueando en un tema que se creó para saltar, con un cartel de homenaje al extingo Gabriel. Anunció un show solista para presentar el disco “Continuará”, antes de las últimas vueltas de agite. Así, con esas emociones a flor de piel, terminó el show del Catupecu 3.0, y la primera jornada de un encuentro al que le quedaba otro día para consolidarse en el calendario santafesino.
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