El nuevo film del director mexicano actualiza una historia que el séptimo arte reinventó una y otra vez. Un recorrido por las versiones más influyentes, de Boris Karloff a Robert De Niro.
La nueva criatura, pensada por Del Toro. Foto: Netflix
Desde que Mary Shelley concibió la historia de Frankenstein, en una borrascosa noche de 1816, el ser deforme generado por un científico megalómano para vencer a la muerte se convirtió en una de las figuras más recurrentes de la cultura pop, junto a Drácula. Mucho tuvo que ver el cine.
Guillermo Del Toro, un director que confesó muchas veces en público que venera a los monstruos con la misma desmesura que un adolescente a su primera conquista amorosa, tomó la historia de Shelley y la transformó en película. Que llega a los cines el 23 de octubre y luego pasará a Netflix.
La versión de Del Toro (que creó monstruos memorables en"El laberinto del fauno" y "La forma del agua") tiene aristas novedosas, pero se integra a una extensa cadena de adaptaciones cinematográficas que arrancan en las primeras décadas del siglo XX.
Las dos obras maestras de Whale
La más pegada al imaginario colectivo es la de 1931, dirigida por James Whale y protagonizada por Boris Karloff. Según Elliot Stein: "la película de terror más influyente de la historia, obra descarnada y elegante posee una extraña belleza de cuento de hadas".
La criatura de este film (que infunde miedo pero también tiene carga de melancolía) es la que seguro viene a la cabeza de cualquiera si le nombran a Frankenstein. Muchas de las adaptaciones posteriores, la tomaron como referencia.
"Frankenstein" (1931). Foto: Universal Pictures
"La novia de Frankenstein" (1935) también de Whale, reforzó el aura de la anterior, gracias a la incorporación de Elsa Lanchester con un peinado que luego sería objeto de parodias.
Para TV Guide: "esta brillante secuela del Frankenstein original es una de las mejores películas de su género y sigue siendo un tributo duradero al genio único del director Whale".
"La novia de Frankenstein" (1935). Foto: Universal Pictures
Renovación británica
Un par de décadas más tarde, cuando los parámetros del cine de terror habían cambiado exponencialmente, la productora inglesa Hammer realizó una serie de films que dieron cuenta de las nuevas demandas del público.
En ese ocaso de los 50, el director Terence repensó a los monstruos clásicos. En "La maldición de Frankenstein" (1957) puso a Christopher Lee en el rol de una criatura mucho más terrible y maligna que la de Karloff.
En la mirada de Fernando Morales, fue "una revisión del mito de Frankenstein imaginativa y realmente divertida, que dio un giro de 180 grados a las míticas versiones norteamericanas".
"La maldición de Frankenstein" (1957). Foto: Hammer Productions, Warner Bros.
Es posible que esa nueva mirada de Fisher (que abarcó también a "Drácula" y "La momia") haya buscado hacerse cargo de los deseos de una audiencia post Segunda Guerra Mundial, más cínica y menos propensa al susto fácil.
Parodia inolvidable
El Hollywood de los 70 era campo fértil para la experimentación. Los géneros clásicos ya no daban respuestas y había que cambiar para no morir. Es el momento en qué surgen "El padrino" y "El exorcista".
Mel Brooks, maestro del humor satírico y paródico, tomó todas las convenciones que se habían generado hasta el momento en el cine en torno a la figura mítica de la criatura pensada por Mary Shelley. Y rodó "El joven Frankenstein" (1974).
"El joven Frankenstein" (1974). Foto: 20th Century Fox
Protagonizada por Gene Wilder, propone una alocada subversión de los códigos del cine de terror y de las expectativas del público. Roger Ebert la definió como "una adorable reflexión sobre nuestro amor-odio por los monstruos".
Ambiciones que matan
Las dos últimas versiones dignas de nombrar que se hicieron en torno al monstruo son "Frankenstein de Mary Shelley" (1994) de Kenneth Branagh y "Yo, Frankenstein" (2014) de Stuart Beattie. Son tan distintas como complementarias.
En la primera, Branagh intenta ser lo más fiel posible a la novela. Pero sea por las pretensiones o por la actuación poco lograda de Robert De Niro (algo curioso para un actor de tal nivel) en el papel de la criatura, la película resulta fallida.
"Frankenstein de Mary Shelley". Foto: TriStar Pictures
Para el crítico español Luis Martínez es una "la incontinencia declamatoria del actor-director (Branagh) alcanza a arruinar cualquier amago de sensatez. El empeño por recitar a Shakespeare hasta para pedir tabaco aturde".
La película de Beattie, busca mezclar la historia de Frankenstein con el cómic y la distopía. La idea es buena pero lo que falla es la resolución.
Nicolas Rapold sostuvo que "hay algunas composiciones decentes y un entrelazado arquitectónico ordenado, pero su guión cerrado y sus indiferentes interpretaciones no logran levantar la escatología y la auto-búsqueda más allá del papel".
"Yo, Frankenstein" (2014). Foto: Lionsgate
Contribuir a una historia
Más de dos siglos después de aquella noche tormentosa de 1816, es Del Toro quien toma la posta. Su versión homenajea a los clásicos que moldearon nuestra imaginación y los reinventa con sensibilidad y deslumbramiento.
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