Gabriela Acher vuelve a Santa Fe con “¿Qué hace una chica como yo en una edad como esta?”, su último unipersonal, basado en el libro homónimo que publicó Emecé.

La comediante regresa con su más reciente unipersonal, en el que desarrolla bajo la forma de una charla TED “semicientífica” la idea de que la risa y la diversión le dieron 20 años de juventud a las mujeres (y a los hombres también). En diálogo con El Litoral, repasó estas ideas y habló de su forma de hacer reír, riendo ella también.

Gabriela Acher vuelve a Santa Fe con “¿Qué hace una chica como yo en una edad como esta?”, su último unipersonal, basado en el libro homónimo que publicó Emecé.
La versión escénica está planteada como una charla TED, donde la artista surgida de la troupe uruguaya de “Telecataplum” se explaya sobre los cambios de percepción sobre la edad. Será este viernes desde las 21, en el Teatro Luz y Fuerza (Junín 2957), las entradas se pueden comprar en www.ticketway.com.ar y sus puntos de venta físicos (sucursales de Credife y Nexon, y Terco Tour Paraná) y por teléfono al 0342-155-764161 (entradas para afiliados con descuento, únicamente en el quinto piso de la institución, Secretaría de Prensa y Cultura).
Anticipando el desembarco (pospuesto tiempo atrás por razones de salud), El Litoral conversó con la artista sobre la temática del espectáculo, como así también del oficio al que consagró su vida.
-¿Cómo surgió la idea de este unipersonal con este formato de charla TED? El libro ya había salido antes.
-Todos mis unipersonales salen de mis libros: ya tengo cinco libros, este es el quinto; y cada vez que escribo uno después saco un unipersonal, adapto el tema a las circunstancias.
Me hice el compromiso (sin que nadie me lo pidiera) de ir acompañando a las mujeres en cada etapa de la vida que ellas fueran viviendo; en este caso, me dio la oportunidad de hacer una especie de charla TED, porque me parece que corre más con los tiempos; porque es “semicientífica”. En la cual desarrollo una teoría que dice que las generaciones de 40, 50, 60 y 70 años de ahora, de mujeres, a fuerza de divertirse más que sus madres y abuelas, han conseguido correr el gen del envejecimiento 20 años para atrás. Por lo tanto los 60 son los nuevos 40, los 50 los nuevos 30, los 40 los nuevos 20, y la de 20 todavía no nacieron (risas).
Aparte de esa teoría se supone que, como es una charla TED, la estoy transmitiendo online; entonces estoy recibiendo vía fax en el espectáculo consultas de distintas mujeres de distintas partes del mundo con sus problemáticas de la edad. En este caso el consultorio sentimental se llama @elcielopuedeesperar.com, adonde estoy recibiendo consultas permanentemente, y les estoy contestando los disparates habituales.
Habla semicientíficamente de este tema que te juro: en el momento que escribí el libro lo inventé, pero está sucediendo; la audiencia no hace más que confirmarlo. Realmente hemos conseguido ser jóvenes por muchísimo más tiempo que antes; no solo las mujeres: creo que este sentimiento de ¿Qué hace una chica como en una edad como esta?, este sentimiento de ser dentro de uno más joven de lo que te devuelve el espejo y/o el DNI, es universal, no es solamente de las mujeres: los varones también lo sienten.
-Por un lado uno siente como que se mantiene en una edad...
-Totalmente: hay algo adentro nuestro que nunca crece: siempre se tienen 20 años en un rincón del corazón. Lo que la ciencia no ha podido dilucidar aún es por qué carajo el cuerpo no le da pelota (risas).
-Por otro lado hay una generación de mujeres de 60 o 70 años que no son nada que ver con sus madres, que a los 50 años ya la veían como una abuelas.
-Cuando yo era chica, en mi casa vivían mis dos abuelas: dos ancianas de 60 años con su rodete blanco, sin ninguna vida social ni nada, fuera de la casa y de cuidar a los nietos; y ahora tengo amigas de 60 años que hace triatlón, que están súper fit, que usan minifalda.
Es el cambio es muy grande y se nota mucho. Entonces me pareció que era un tema muy bueno para abordar, sobre todo para darle ánimo a las mujeres que tenemos este mandato social de parecer de 14 años hasta el día de la muerte (risas). Me pareció que era una buena noticia para dar: el hecho de que realmente ahora somos jóvenes por.
-Vos podés decir: “Este cambio me agarra grande”...
-Pero por lo menos me agarra (risas).
-Porque siempre parte de tu humor tuvo esto esta cosa de la contrariedad: había un monólogo tuyo en que siempre hay dos opciones, las dos son malas, pero hay una en que por lo menos se conoce gente, y vas eligiendo esa.
-Exactamente: estás hablando de uno de mis primeros unipersonales. Decía que las mujeres con el sexo tenemos sólo dos posibilidades: ser vírgenes o ser frígidas. Y yo elegí la frigidez, porque por lo menos conocía gente (risas).
-Obviamente van muchas mujeres a verte, pero ¿cómo interpela este espectáculo al público masculino?
-Encantados de la vida: no sabés cómo se divierten. Estoy notando que en este unipersonal, en el último tiempo de mi vida, vienen muchos hombres solos a verme. Me acuerdo que mi amigo Oscar Martínez, que vino al primer unipersonal, en el año 93, me dijo: “Lo tuyo es horadar la piedra; porque hablaba de feminismo, y soy feminista desde una época en que más que una ideología era un prontuario. Y sin embargo, creo que frente a las feministas de ahora yo quedé moderada; porque los varones vienen en hordas ahora a verme; antes venía alguno que otro arrastrados por sus mujeres a ver espectáculos supuestamente de mujeres.
Los hombres lo disfrutan muchísimo, están muy incorporados en este espectáculo: hablo de la edad, no hablo mucho del sexo y del lugar de la mujer y del varón. Todo el público se mata de la risa, es muy gracioso; y creo que hay muy poca gente (no sé si no seré la única) capaz de hacer reír al público con el paso del tiempo, que es un tema que en general lo angustia: en general es un fantasma que tenemos todos; del cual no tenemos escapatoria, todos vamos a pasar por eso. Hacerte reír con ese tema, descubrir que la risa realmente exorciza las cosas más angustiosas de la vida, incluso del paso del tiempo, es muy gratificante.
-Hablás de cambios de épocas y de humor. ¿Qué cosas sentís que cambiaron en el humor argentino en las últimas décadas?
-La corrección política ha exterminado la mayor cantidad de humor que existía hasta el momento (risas). Me acuerdo de las cosas que se decía de las mujeres en los teatros de revista; me acuerdo de algún cómico haciendo un monólogo entero al lado del culo de una mujer, diciendo “sólo le falta hablar”; y ella poniendo el culo. Ha cambiado mucho; no me afecta a mí en lo absoluto, porque siempre fui cuidadosa de la gente, porque nunca hice humor con nombre y apellido.
Yo sé que por ejemplo hay temas que a los varones les toca particularmente, que son los tamaños del pene y jamás en mi vida hice chistes con eso, porque sé que les molesta. Ese es un ejemplo, pero tengo muchos otros más, en los cuales sé que hay molestias: jamás haría humor con discapacidades o con ese tipo de cosas.
O sea que a mí no se me modificó el humor para nada, pero sí a la mayor parte de las mujeres ,y sobre todo a los varones, que han hecho mucho humor basados en cosas que son ofensivas. Porque el humor es un arma, no tengo dudas: el humor puede calar hondo, puede modificar cosas, puede hacer sentir bien o mal, según lo que vos propongas. En mi caso siempre he cuidado al público y bueno, por eso también el público me responde tanto y saben que se van a divertir y que no va a haber nadie que se sienta mal por nada.
-Cómo sigue la andadura de este espectáculo, de acá el año que viene?
-Sigue su camino: ahora viajó a Santa Fe, la semana que viene viajo a Córdoba, la otra a Rosario. Estuve enferma: estuve muy mal durante agosto y septiembre; me agarró un bicho de estos post Covid, un metaneumovirus que casi me manda al tacho. Me tuvo muy mal: estuve internada con oxígeno, y tuve que suspender muchas de las funciones en el interior, cosa que sufrí particularmente. Gracias a Dios ya estoy fenómena, ya zafé; tuve neumonía bilateral: estuve muy asustada, realmente. Me agarró muy fuerte el bicho, con cinco vacunas y todo.
Tuve que suspender un montón de funciones, entonces ahora se me juntaron todas para casi fin de año. Pero bueno, bienvenidas sean: encantada de la vida de estar bien y de volver a encontrarme con el público, que siempre es tan cariñoso conmigo. El público lo pasa bien, pero para mí es una fiesta hacer la función: me divierto con ellos totalmente, estamos riéndonos todos al unísono de lo mismo. Porque se ríen de mí, pero se ríen de ellos, porque se reconocen totalmente, porque todo lo que yo hago es para una identificación absoluta.
Esta risa compartida, este mutuo conocimiento de nuestra humanidad compartida, de que a todos nos pasa lo mismo, de que el paso del tiempo es algo de lo cual no tenemos escapatoria ninguno de nosotros, y podamos reírnos de ello, creo que es muy gratificante para ellos y para mí.
-Y es muy rejuvenecedor para vos misma, evidentemente.
-Totalmente: creo que el hecho de que yo siga tan activa y con tantas ganas tiene que ver también con el humor. La propuesta del espectáculo es: la auténtica fuente de la juventud es la risa. Porque provoca endorfinas que pueden anestesiar el dolor de la existencia; y sostengo que la mejor de todas es la risa sobre uno mismo: porque la persona que aprende a reírse de sí misma siempre va a tener motivos para reírse. Y descubrí que no importa el tipo de dificultad que estés atravesando: si conseguís reírte de ella, le ganaste.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.