La adaptación que hizo Stanley Kubrick de la novela de Stephen King llegó a las salas el 13 de junio de 1980 tras un estreno limitado a fines de mayo de ese año. Está considerada como una de las mejores películas de terror de la historia. Su impacto en la cultura popular es incalculable: va desde “Los Simpson” hasta “Better Caul Saul”.
Warner Bros. El pequeño actor Danny Lloyd realiza el paseo en triciclo más escalofriante del cine, por los pasillos del Hotel Overlook.
Cuentan que, durante la filmación de “El resplandor”, el director Stanley Kubrick solía llamar a Stephen King, autor de la novela original, a las 3 de la mañana para hacerle preguntas del estilo “¿Creés en Dios?”. Es muy probable: meterse con temáticas tan oscuras y de un modo tan directo puede conducir hasta al más templado a interrogantes metafísicos difícilmente solubles. Es que esta película, considerada como una de las más terroríficas de toda la historia del cine, no sólo capta el espíritu del libro, sino que traduce en imágenes los complejísimos recovecos de la mente humana. El mayor de los horrores, parece indicar, no está más que en el interior de nuestra mente. Depende del modo en que miramos la realidad. Su mayor logro, tal vez, es que a 40 años de su estreno (el 13 de junio de 1980, tras presentaciones limitadas a fines de mayo) da tanto miedo como el primer día, en especial gracias a sus famosos travelings por los pasillos.
El texto de King es en sí mismo una proeza, pero el gran acierto de Kubrick es transportar todo el magnetismo que posee la historia al lenguaje cinematográfico sin traicionar el mensaje. La historia es conocida: un escritor conflictuado y alcohólico acepta el puesto de cuidador invernal de un hotel en las montañas, donde piensa conseguir la inspiración para terminar una obra y recuperar la dañada relación con su hijo y su esposa. Pero al poco tiempo de establecerse en el lugar, empieza a padecer inquietantes trastornos de personalidad y en paralelo se suceden extraños fenómenos paranormales que guardan relación con una serie de asesinatos que datan de tiempo atrás. Si en la novela el lector quedaba atrapado por el influjo de los personajes y la atmósfera malsana que se apodera poco a poco del microcosmos familiar, en la película es el hotel mismo, con sus imponentes pasillos, el que subyuga al espectador, gracias al gran dominio técnico del director.
Terror en la luz
Si tradicionalmente el horror está asociado a la oscuridad, Kubrick destruye esta premisa en “El resplandor”, cómo ya el mismo nombre de la obra anticipa. Los ámbitos en los cuales se desarrolla la historia, en la misma línea que “El bebé de Rosemary” de Roman Polanski, están bien iluminados y son pulcros desde lo estético, como el inquietante laberinto de setos. Prácticamente nunca se recurre a planos oscuros o fotografía con penumbras para crear el miedo, al contrario, se realzan los colores vivos y los espacios claros. Tampoco están los clásicos movimientos de cámara para inducir el sobresalto, al estilo de “The Haunting” (1963) de Robert Wise o más cerca en el tiempo “El conjuro” (2013).
Si la novela de King es la más psicológica de sus novelas (con la excepción, tal vez, de “La zona muerta”) la película de Kubrick es, dentro de su filmografía, la que posee las imágenes más espeluznantes. Todo un logro si se toma en cuenta que se trata del artista que filmó “La naranja mecánica” y “Nacido para matar”, que analizan distintos aspectos de la locura.
Presente
A cuatro décadas de su estreno, la versión kubrickiana de “El resplandor” está tan presente en el imaginario colectivo como su condición de película de culto permitiría suponer. Al punto que los planos del actor Jack Nicholson, a quien le fue conferido el papel protagónico luego de desestimar a Robert De Niro y Harrison Ford, se utiliza con frecuencia como equivalente a la locura. A la vez, sus frases conocidas (“¡Hola, Danny! Ven a jugar con nosotras” y “¡Aquí está Johnny!”) todavía resuenan, bajo la forma de homenajes o parodias, en series tan populares como “Los Simpson” (en el especial de Halloween número 5 y “Better Caul Saul”. Y Jack Torrance, el personaje de Jack Nicholson, figura en el puesto número 25 en la lista de los mejores villanos de la historia del cine que elaboró el American Film Institute. Que, dicho sea de paso, está encabezada por otro psicópata imborrable: el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins.